martes, noviembre 13, 2007

~13~ 4ª Temporada

En el capítulo anterior…

La Hidro, que es incapaz de perderse una fiesta aunque sea de lesbianas, se presentó en la residencia y ya estábamos listas para enfrentarnos al SER, pero en su lugar, la “tropa de refuerzo” se cagó de miedo al ver al nuevo director del centro y al Viejo Invisible… Luego las cuatro oímos el Niii nooo NIII NOOO, y el Pan Rico se apoderó de nosotras.


Yo, que para eso soy la prota, corría a la cabeza del pelotón de marikas histéricas dándome cuenta tarde de que en lugar de hacerlo hacia la salida, corría en dirección opuesta hacia el final del pasillo de la planta de los abuelitos, hasta que un CLAK! metálico lo dejó todo a oscuras.

Como correr a oscuras es POCO aconsejable… si no lo hago en el cuarto oscuro del Leather, ¿cómo coño lo iba a hacer en una residencia de ancianos?, decidí frenar en seco y sentí cómo las demás se me chocaban por detrás.

-¡STOP! –grité y levanté la mano derecha sabiendo de sobra que no podían verme.
-¿Qué ha sido eso, Dolly? –preguntó Gigi.
-¡Gigi! ¡Me has aplastado la caja de cartón, tía! –gritó la Naxa.
-¿Y quién te manda a ti a correr con una caja llena de trastos, tía?
-¡UN MOMENTO! –grité para callarlas e investigar qué coño estaba pasando ahora-. ¿Por qué se ha quedado todo a oscuras, nenas?
-¿No habrán pagado la factura de la luz? –preguntó la Naxa.
-A ver nena, en esa caja que tienes llena de trastos inservibles no llevarás una linterna, ¿verdad?
-¿Y para qué voy a necesitar una linterna cuando hago un post, tía? ¡En casa tenemos luz eléctrica!
-¿Cómo puede esta tía seguir viva en un mundo tan cruel como este, Dolly?
-Supongo que ha escapado de chiripa, nena –y de pronto sentí que me faltaba algo-. ¡Nenas! ¡Me falta algo!
-¿Una linterna? –preguntaron la Gigi y la Naxa.
-¡No, nenas! ¡Me Falta la Hidro! –y las toqué para contarnos. A Naxa me la imaginé porque lo que toqué fue una caja flotante de cartón-. Efectivamente, nenas: ¡FALTA LA HIDRO! –grité megahorrorizada.
-¿La habrá cogido el SER, Dolly? –preguntó Gigi.
-¿Se la habrá comido un brazo? –preguntó la Naxa.

A Gigi y a mí nos entró la risa, aunque sabíamos perfectamente que la Naxa lo decía en serio.

-¡Cómo se le va a comer un brazo, tía! –dijo la Gigi.
-Pues claro, porque si se lo hubiera comido, podría por lo menos decírnoslo –dije yo.
-Entonces, ¿dónde está, tías?

Y para nuestra sorpresa, comenzamos a oír un cla… cla… CLA…CLA… CLA!!!... CLA!!! Y algo nos embistió y chillamos (aunque he de decir que yo más), y nos caímos al suelo que no se veía porque estábamos completamente a oscuras y una voz sofocada dijo:

-¿Por qué coño está todo tan oscuro, Dolly?
-¿Hidro? –pregunté yo.
-¿Se te han comido un brazo, tía? –preguntó la Naxa.
-¿Qué si me han comido el brazo? ¡Lo que me han comido es el RABO, nena!
-¿Quién coño te ha comido el rabo, nena? –pregunté yo, mientras todas nos incorporábamos del suelo en la más absoluta oscuridad.
-A ver, Dolly, con un capítulo por semana, me ha dado tiempo para volverme a Barcelona a pasar el finde, follar como una perraca y volver para el Capítulo 13… y aquí estoy. ¿Pero por qué no hay luz ni nada, nenas? Es que no se ve nada de nada, nena. ¡Ni la luz del atardecer!
-Pues en eso estábamos pensando, nena, hasta que ha llegado Doña Folladora de Fin de Semana, corriendo por el pasillo como La Tacones en un incendiopor, nena…
-¿Esa soy yo? –preguntó la Hidro así, como en plan peripuesta.
-¡No, va a ser la Naxa que cuando sale, bebe más que los peces en el río, neeeenaaaa!
-Dolly –dijo la Gigi-, a mí tanta oscuridad me está dando mucho miedo, tía.
-¿Y no se os ha ocurrido preguntarle a la Naxa si lleva en esa estúpida caja de cartón una linterna, nenas? –dijo la Hidro así en plan marika magnánima de gran ciudad SIN TRANSPORTE PÚBLICO porque se les abre el suelo ¡y los esfínteres!
-Nena, llegas varias líneas de diálogo de retraso. ESO ya se lo he preguntado yo… ¡UN MOMENTO! ¡¡¡UN MOMENTO!!!

Y se hizo un silencio, que me dejó pensar con claridad.

-¡Ya sé lo que ha pasado, nenas!
-¿El qué? –preguntaron la Gigi, la Naxa y la Hidro.
-¡Por eso no vemos nada y está todo a oscuras!
-¿PERO EL QUÉ, DOLLY? –gritaron las tres.
-¡¡¡LA HUELGA DE GUIONISTAS, NENAS!!!

Y tras una pausa, la Gigi, la Naxa y la Hidro rompieron en carcajadas, y juraría que hasta alguna de ellas había acabado en el suelo de las risas.

-¡Seréis catetas! –dije muy mosca-. No podemos avanzar en la trama ¡¡¡por la maldita huelga de guionistas, nenas!!!
-A ver, so desquiciada –dijo la Hidro-. ¡La Huelga de guionistas concierne a los GUIONISTAS DE HOLLYWOOD, nena!
-¡A ver si vas a creer que voy a dejar que José Luis Garci o algún guionista en paro de Los Serrano cuente mis aventuras, nena! Soy una Diva y las Divas nos merecemos un Guionista de Hollywood. Un guionista de verdad, nenas. ¡UNO... O DOS!

Y sólo la Naxa soltó una carcajada. Al principio creí que se había vuelto loca del coño por ponerse a pintar de verde las paredes de su habitación sin mascarilla protectora, o que se había clavado algo que llevaba en su caja de cartón, pero cuando se le pasó la risa, nos dijo:

-¿Y si esto lo escriben unos Guionistas de Hollywood? ¿Por qué está escrito en ESPAÑOL, tía?
-¿Te suena el dicho ese de: “Allí donde fueres, haz lo que vieres”?
-Esa frase no es del todo correcta, nena –saltó la Hidro-. Porque yo he ido a bares de lesbianas ¡y no me doy el lote con una de ellas!

Las cuatro dejamos de hablar para gomitar un poco, y después dije:

-¿Y las fiestas de Burro de Huesconsing, nena?
-¡Retiro lo dicho! –dijo la Hidro de forma tajante.
-Así que –comenzó a decir Gigi-, como los Guionistas están en huelga… ¿no sabemos si el SER viene a por nosotras… o si salimos con vida de la residencia, tías?
-¡Pues supongo, nena! –dije yo cruzándome de brazos, aunque nadie me vió porque estábamos a oscuras.
-¿Y qué hacemos ahora, tías? –preguntó la Naxa haciendo unos ruidos raros.
-¡NENA! ¿Quieres dejar esa caja de cartón llena de trastos de una puta vez? –le grité perdiendo los nervios-. En Desperate Housegays no vas a dejar un POST, nena, como mucho un comentario, pero no un post de esos de bricomanía que haces en casa ¡cuando te falla la medicación, neeenaaa!
-Eres low pior, tía –dijo súper ofendida y soltó la caja de cartón que fue a parar encima de mis zapatos.
-¡PUTAZA! –le dije-. ¿Sabes cuánto me han costado estos zapatos?
-¡PUES NO!
-¡PUES MUCHO, NENA!
-¡Vale ya! –gritó la Gigi-. Se me ha ocurrido una idea –nuestro silencio lo dijo todo-. Ya que no tenemos un Guionista para avanzar la historia… ¿por qué no contamos un porno?
-¡Ni muerta follo con ésta! –dijo la Hidro, pero claro, como estaba todo absolutamente a oscuras no supimos a quién se dirigía, señalaba o refería.
-Los pornos hacen subir las visitas, tía –siguió diciendo la Gigi.
-Sí, nena, los pornos que se cuentan, ¡y no tenemos guionistas! ¿No te has dado cuenta que llevamos casi tres páginas sólo de diálogos? ¿Cómo vamos a contar un porno? ¿Poniendo voces como en Los Teleñecos?
-Esto me parece más surrealista que aquella vez que me robaron el móvil –dijo la Hidro-. Claro que estaba borrachísima, y cuando estás borrachísima, todo te parece surreal ¡y hasta los feos tienen un polvo!
-¡También podríamos cantar, tías! -dijo la Naxa.
-A ver, nena, que no sé si te acabas de enterar, pero en el capítulo anterior iban a matarnos, ¿vale? ¡No tengo cuerpo para ponerme a cantar en este momento! ¡Y ni se te ocurra sacar unas maracas de esa caja de cartón, nena!
-¿Y qué más se puede hacer a oscuras, nenas? –preguntó la Hidro.
-¿Dormir? –apuntó Gigi.
-Yo no tengo sueño –dijo la Hidro.
-Y yo sigo con hambre, tías –dijo la Naxa-. ¿No iban a servir la cena?
-¡¡¡QUE ESTAMOS EN UN LIMBO-CAPÍTULO, NEEENAAAS!!! ¿Cuál es la parte que no llegáis a entender? Huelga de guionistas de Hollywood, ¡no capítulo!
-Sin tiempo, no sale barco –dijo la Gigi.
-No Martini?, no party –dijo la Hidro-. Pues vaya mierda. ¡Para eso me quedaba en mi casa!
-Sí, nena ¡para hacerte pajas con tus flash backs del fin de semana pasado, nena!
-De verdad, que tantas ganas de venir a una de tus aventuras, Dolly –comenzó a decir la Naxa-, y me ha tocado el capítulo de los feos y el de la Huelga de Guionistas. ¡Y encima sigo con hambre!

Y entonces las cuatro oímos un CLAK! metálico y volvió la luz, y medio cegatas tras pasar tres páginas del World a oscuras, volvimos a encontrarnos en el pasillo de la residencia de ancianos.

-¿Ya ha terminado la Huelga de Guionistas de Hollywood? –preguntó la Hidro.
-¡Pues vaya aguante que han tenido, tías! –dijo la Naxa.
-Es verdad, y yo que esperaba que con esta huelga la serie de Héroes acabara antes de tiempo –dijo Gigi.
-No, nenas, la huelga de guionistas no ha terminado. Pero con tal de no oíros quejar más, me he remangado la cazadora y me he puesto yo misma a escribir, nenas.

Y entonces la Hidro y la Naxa gritaron a pleno pulmón con los ojos súper desorbitados y los pelos tan de punta, que no había fijador que resistiera esa tirantez, y luego la Gigi también lanzó un alarido y no tuve más remedio que mirar donde estas tres gritonas, para toparme cara a cara con el SER a menos de diez metros de nosotras con sus ropas deshilachadas y las manos extendidas a los lados hasta tocar las paredes, cerrándonos la salida.

-¡¡¡DEJA DE ESCRIBIR, DOLLY!!! ¡¡¡DEJA DE ESCRIBIR, HIJADELAGRANPUTA!!! –gritaron polifónicas la Gigi, la Naxa y la Hidro.

miércoles, noviembre 07, 2007

~12~ 4ª Temporada

En el capítulo anterior…

Tras salvar a Gigi con la inestimable ayuda de Carmelo, el cocinero, me salieron unas mechas súper ideales, aunque las mechas se debían al megasustazo del capítulo anterior en mi enfrentamiento contra el SER, así que decidí llamar a los refuerzos: la Naxa y a la Hidro; la primera llegó con su caja llena de cachivaches inservibles (a menos que fueras un estudiante de guardería), la segunda no llegó, porque la Naxa se la dejó por el camino. ¡Qué novedad! ¿No?


-O sea, nena, ¿que te dejaste por detrás a la Hidro… y ahora sólo vamos a ser tres contra el SER?
-¡Cuatro, nena! ¡Seremos Cuatro! –gritó la Hidro desde alguna parte y todas volvimos las miradas hacia la entrada de la residencia-. ¿Quién va a pagar el taxi?
-¿Qué taxi? –pregunté yo.
-¡Pues el taxi en el que venido a 350 km por hora, oyendo la COPE, nena!
-¡HOLY MANOLIS! –dijo Gigi.
-O sea, que para ir a ver a LCGQBQB te pillas un bus, ¿y para venir aquí lo haces en TAXI a lo Mayte Zaldívar con el dinero de las bolsas de basura? Nena, ¡deberías revisarte tus prioridades!
-Mis prioridades a parte de no terminar congelada como los Mamuts, nena, era llegar para el capítulo 12 y no aparecer aquí en el 15 o en el 16!
-O no aparecer –puntualizó Gigi.
-Exactamente –dijo la Hidro con un golpe de melena inexistente-. Bueno, bah, ¿quién paga el taxi?
-¡Catalana tenías que ser, nena! –dije yo poniéndome en jarras.
-¿Le gustará al taxista una obra de arte conceptual? –preguntó la Naxa revolviendo en su caja de cartón.
-Si es oyente de la COPE, le gustará más el dinerito conceptual, tía –dijo Gigi.
-¡O una foto de Federico Jiménez Losantos autografiada, nena! –dije yo.
-¡Pero si tengo una! –gritó la Naxa sacando la foto de Federico Jiménez Losantos.

Las tres nos quedamos mega horrorizadas y con el gesto en PAUSE.

-¿Qué pasa? Iba a hacer mi visión particular de El Código Losantos
-¿Y le ibas a pintar la melena? –preguntó la Hidro.
-Pues en los ojos se le da un “aigre” –dijo Gigi, que es la única de las cuatro que se inventa palabras.
-¿Que se PARECE? ¿A quién de las dos? ¿A la Gioconda o a la Autrey Tatou? –pregunté yo.
-¡Yo hablaba de La Rana Gustavo! Tiene los mismos ojos saltones, tías.
-Naxa, llévale la foto esa al taxista a ver si cuela- y la otra salió disparada al exterior-. Y mientras, te pongo al día, nena –le dije a la Hidro.
-Nena, que aunque me exploten en el trabajo hasta las tantas, ¡te leo! Por muy tarde que llegue a casa.
-¡Ah, genial! Así no me toca repetir cosas y podemos seguir avanzando en la trama… ¡Seguidme! –dije súper ideal dispuesta a volver a la habitación que nos habían asignado.
-¿Y la Naxa? –preguntó Gigi.
-Ya nos encontrará. Seguro que lleva en esa caja un GPS para detectar glamour hecho con dos huevos Kinder y unas cintas de esas ensortijadas que te ponen en las pastelerías, que cuando hay Divas cerca se ponen tiesas como pelos de coño de china.

Y nos entró la risa floja a todas hasta que alguien nos detuvo.

-¿Dónde van? –dijo con voz súper varonil un tío tan feo, que para describirle tendría que hacer un mix con varios relatos de Edgar Allan Poe y varios litros de Absenta. Así que simplemente diré que era: feo de cojones pero muy alto, eso sí.
-¿Cómo que a dónde vamos? ¿Y quién es usted? –pregunté yo, súper en mi puesto de Angela Lansbury en Se Ha Escrito un Crimen y yo me he quedado sin carrete en mi máquina de escribir Olivetti-. Somos periodistas y estamos investigando los hechos paranormales de esta residencia de abuelitos… ¿Y quién es usted?
-Ismael Cervantes –dijo tajante y súper serio.
-¿Cervantes? Pues no me suena de nada… ¿Es alguno de los enfermeros?
-Soy el hermano de Roberta…

¡¡¡LA MUERTA!!! Nos gritaron nuestras memorias. Roberta era la directora de la residencia, que claro, como no me dijo su apellido, por mucho que lo buscara en los 11 capítulos anteriores, no aparecería.

-Nuestro más sentido pésame –dije en nombre de las tres.
-¡Ni en Zaragoza hay tíos tan feos, Dolly! –gritó desde atrás la Naxa.
-Nena, es el hermano de RO-BER-TA.
-¿Su hermana es UNA PLANCHA?
Rowenta no, nena, Roberta, la directora del centro! La que falleció de forma espantahorrible a medio día.
-En su coche-oficina –puntualizó Gigi.
-¿Coló lo de la foto? –pregunté a la Naxa.
-Claro, nena, y hasta me preguntó que si tenía alguna de Cristina López Schlichting, pero le tuve que decir que no, por que como la Cristina es un poco… rellenita, me había dejado los pósters en casa.
-¿Han descubierto algo? –preguntó Ismael, y yo me volví hacia él.
-Pues sí, de hecho varias cosas. Hay un SER merodeando la residencia, el culpable y causante de las extrañas muertes, y el suelo del cementerio se está cayendo a cachos.
-¿También pasa el AVE por aquí? –preguntó la Hidro.
-Y hay algo raro en el subsuelo del cementerio. Algo que está ¡vivo! –chilló la Gigi.
-Pero lo estamos investigando –me apresuré a responder, antes de que ninguna de nosotras metiera la pata.
-¿Y saben lo que es? –preguntó muy afectado Ismael.
-Aún es muy pronto… ¡vamos por el Capítulo 12! –y se me escapó la risa-. Pero en cuanto sepa algo, le mandaré un ESEMESE.
-No hará falta, porque estaré por aquí –y miró la hora de su reloj-. Pronto llegarán los familiares del anciano que ha fallecido.
-No fallecido, discúlpeme usted: fue ASESINADO. Yo misma vi a ese SER que intentó matarme.
-Claro, tía, porque de no haberlo visto, no te hubiera intentado matar –dijo Gigi.
-Han hablado de esto… ¿con la policía?
-¿Quiere que nos encierren por locas? Estas cosas no son para contarlas a cualquiera, señor.
-Ni para contarlas en el Aire –dijo la Hidro.
-Ni para hacer un post con pelos de muñecas y triangulitos de queso –dijo la Naxa.
-Y sobre todo, porque aún no sabemos qué es lo que hay en el subsuelo del cementerio –dijo Gigi.
-Ni tampoco sabemos cómo tras ser atacada por ese ser, me han quedado estas mechas tan ideales –dije yo.
-En cualquier caso y para lo que necesiten, estaré en el despacho de la dirección –y volvió a mirar su reloj de pulsera-. Dentro de poco se servirá la cena y he de hablar con los ancianos.
-¿Qué hay de cena? –preguntó Gigi y nos miró a todas-. ¿QUÉ...? Tías, que acabo de pasarlo súper fatal en el subsuelo del cementerio y cosas así, abren el apetito ¡y las ganas de vivir!
-Les veré más tarde –dijo Ismael y siguió su camino.
-¡Anda que traerme al capítulo de los feos, Dolly! –protestó la Hidro cuando Ismael estaba suficientemente lejos, para no oír sus gritos de Diva que se queja de no ligar, porque siempre va a bares de lesbianas.
-Nena, que estás en Desperate Housegays, no en Nick / Tup.
-¡Pues para esa gracia me quedo en mi casa! –protestó la Hidro.
-Sí, ¡cambiando los muebles de sitio!
-¡Yo he reformado mi habitación! –soltó la Naxa.
-¿Con lo que llevas en la caja? –preguntó Gigi.
-No, nena, con muebles de verdad y pintura de la de verdad.
-¡Porque se te habrían acabado las acuarelas, neeenaaa!

Y entonces la Hidro lanzó tal berrido, que gracias a DIOR que no habían copas de cristal de bohemia cerca, porque estábamos en España y no en Praga, que si no… Los de la Hidro estaban clavados en El Viejo Invisible, ese que iba con sombrero y con la cara cubierta de vendas.

-¡UNA MOMIA! –chilló.

Yo me puse entre ellas y El Viejo Invisible que estaba bajando las escaleras y les hablé bajito.

-Esta abuela está más loca que Tasheta, nenas... y se cree invisible, así que, ¡haced como si no la vierais!
-¡Pero si es que la ESTAMOS VIENDO! –gritó la Naxa.
-¡Mírala cómo baja las escaleritas ella... toda tiesa y glamorosa! –dijo la Hidro.
-¡Pues haced como si no! –les ordené yo.
-Nena, que un abrigo del Zara ¡no pasa como invisible! –dijo la Hidro.
-¿Qué abrigo del Zara? ¡Yo no veo ningún abrigo del Zara! –dije haciéndome como que no le veía, cuando pasó a nuestro lado mientras la Hidro y la Naxa seguían espantahorrorizadas y apuntándole con un dedo-. Bueno, ya. Subamos a nuestro cuartel general y vamos a repartirnos las tareas, porque presiento que esta noche va a ser una noche muy larga, nenas…
-¿Es que vamos a ver una peli en Antena 3? –preguntó la Naxa.
-No, nena, esta noche vamos a cazar al SER.

Y entonces, tras un corto silencio, la Naxa meneó la caja de cartón y en su interior sonaron muchas cosas metálicas, como de bolitas y mucho frusfrus de cartulinas y plástico chocándose.

-¡Pues como no use la red para coger medusas que me llevo a la playa!
-Hemos de actuar rápido y coordinadas –les dije-. Tenemos poco tiempo…
-¡¡¡¿¿¿Antes de que nos maten???!!! –gritaron la Gigi, la Hidro y la Naxa.
-Qué perra tenéis con lo de morir, nenas. Que esto es Desperate Housegays, no ¡Al Filo de lo Imposible! –les dije y comencé a subir las escaleras cuando sonó aquella musiquilla, que en realidad eran cuatro notas…

Niii... nooo... NIII... NOOO…

-¡Anda! –gritaron la Gigi, la Hidro y Naxa-. ¡Alguien está viendo la Tercera Temporada de Lost!
-Nenas… esa musiquilla no es de Lost –dije súper seria y cagadísima de miedo- ¡¡¡CORRED, INSENSATAS, CORRED!!! ¡¡¡CORRED QUE VIENE CARMEN PORTER!!!

jueves, noviembre 01, 2007

~11~ 4ª Temporada

En el capítulo anterior…

Fui atacada por el SER, que tal y como está la programación de radio, quizá hasta fuera de La Cadena Ser, y cuando estaba a punto de morir, fui rescatada (igualito que lo que le pasa a Bart y Lisa Simpson), y el espantahorrible SER huyó por la ventana de la habitación, dejando tras de sí un cadáver. No el mío, ¡porsupuestísimo!


-¿Ha matado a Genaro? ¿El cascarrabias? –pregunté yo, y entré en la habitación donde yacía el cadáver, con una pinta de cadáver, que ni pa qué, nenas-. Sí, tiene todo el aspecto de estar muerto… -y levanté la mirada hacia el marco de la ventana-. Y la ventana tiene el aspecto de necesitar otro cristal… ¡¡¡Y BARROTES PARA QUE NO ENTRE ESE BICHO!!! –grité en un acceso temporal de locura y terror, que me sacudió el cuerpo.

Al acercarme un poco más a la ventana, y sin cortarme con ningún cristal, porque claro, como saltó al exterior, todos los cristales habían caído para afuera, pero con cuidado de no “contaminar la escena del crimen”, miré por dónde podía haber salido aquella cosa huyendo, y sólo vi cipreses anaranjados por la puesta de sol y… ¡el cementerio!

-¡¡¡GIGI!!! ¡¡¡Gigi está en el cementerio!!! –grité volviéndome hacia el cocinero.
-¿Y para qué fue al cementerio? ¿No vio que está acotado por cintas por desprendimientos de tierra?
-¿Cómo?
-Todo el perímetro está rodeado por cintas amarillas que colocaron los bomberos hace dos meses.
-¡Coño, pues no lo vimos!

Y puse así, un poco de la cara de monga, la que pone la Mila Jovovich en Resident Evil 3, y de ser esto una película, la cámara cerraría plano sobre mi ojo, y tendría un flash back de película, en el que me volvería a ver a mí y a Gigi, levantando un pié para pasar la cinta amarilla que colocaron los bomberos y entrar dentro del cementerio. Y luego me regresé yo misma, de mi propio falsh back.

-¡Coño! ¡Es verdad! –grité horrorizada-. Y ahora que recuerdo… ¡venía a pedir ayuda porque Gigi se había caído en una zanja! –y salí corriendo de la habitación, gritando cosas como-. ¡Necesitamos una escalera! ¡Y un buen detergente y suavizante para lavarla a fondo! –pensando en que estaría perdidísima de roña, tras caer en el interior de aquel cementerio.

Aunque no lo vi, porque estaba a lo mío, o sea, corriendo para ayudar a Gigi, supe que Carmelo me seguía y nos detuvimos al salir de la residencia, porque dijo que detrás había una escalera, y claro, fuimos a por ella, y volvimos sobre nuestros pasos para seguir directos hacia el cementerio y allí estaba, como en El Mago de Oz, pero versión plástico, la cinta amarilla que acotaba todo el perímetro del cementerio y con unas letras grandes y negras que rezaban: PROHIBIDO EL PASO.

-¡Gigi! -grité para llamarla, mientras tiraba de uno de los lados de la larga escalera, sin saber en ese momento, porque la luz iba desapareciendo por segundos, dónde coño se había caído-. ¡Venimos a rescatarte, neeenaaa!
-¿Por dónde cayó? –me preguntó Carmelo.
-¿Y yo qué sé? ¡No se me ocurrió hacer un plano con una X en plan Piratas del Caribe, nene! Pero será fácil encontrarla, porque habrá un agujero… -y me paré en seco, y sentí el tirón de las escaleras en mis brazos-. ¿QUÉ?

Todo el cementerio estaba plagado de agujeros allá donde mirase.

-¿Quién ha hecho esto? ¿Los TOPILLOS esos que salían en la tele?
-¡Cuidado! –me gritó desde atrás Carmelo, que cargaba con el otro extremo de la escalera, cuando el suelo crujió bajo mis pies y llena de terror (y sin soltar la escalera), corrí hacia un lado describiendo un cuadrante casi perfecto.

El suelo se desmoronó y varias lápidas cayeron en el interior de un agujero, que se hizo más y más grande según me alejaba de él. Sabía que gritar no serviría de nada, pero sí correr, y fue lo que hice, correr como una loca hasta ponerme a salvo, y tropecé, claro, porque iba corriendo como una loca, y caí al suelo con escalera y todo; la escalera quedó tendida cuan larga era, y a la mitad de la misma, se detuvo aquel enorme socavón.

-¿Estás bien? –me preguntó Carmelo desde la entrada.
-¡Sí! ¡CREO! –y me incorporé-. ¡Espera, no muevas la escalera, se me ha ocurrido algo! –y me puse a gatear sobre la escalera, dirigiéndome hacia el socavón, con el fin de poner mirar hacia abajo a ver si veía a Gigi con vida, mientras pedía a todos los Santos que aquel desprendimiento de tierras no la hubiera aplastado, que aunque esto sea un blog y pudiera revivirla en otro capítulo, no molaba nada matarla después de dejarla tirada en el cementerio. ¡Escrúpulos de conciencia, que se dice! -¡¡¡GIGI!!!
-¡QUÉ, TÍA! –gritó desde la oscuridad de abajo.
-¡Qué haces!
-¡Punto de cruz, HIJADELAGRANPUTA! ¿Me vas a sacar de aquí o qué?
-¡Nena, que no nos dimos cuenta que el cementerio estaba precintado porque se caía a cachos!
-Yo sí que me di cuenta, tía –me respondió-. Pero como ibas súper decidida, ¡pues te seguí!
-¡Pues haberme avisado, nena! –y levanté la vista hacia el cocinero-. ¡Carmelo! Necesitamos una cuerda. Una que sea larga.
-¿Una cuerda para qué, Dolly? –preguntó Gigi desde las entrañas del cementerio.
-¡Para saltar a la comba! ¿Para qué va a ser, nena? ¡Para que subas por ella!
-¿Subir por una cuerda? ¡Eso nunca lo supe hacer cuando iba al gimnasio del Orfanato! ¡Me daba mucha tirria, tía!
-Pues tendrás que hacerlo, nena. Es la única forma de que te podamos sacar de ahí abajo.
-¿Y por qué no pones la escalera y subo como dios manda, tía?
-Pues porque todo el cementerio se está cayendo, nena.
-¡Ah! –he hizo una pausa-. ¿Tardarán mucho con esa cuerda, tía?
-Carmelo ha ido a por ella ahora mismo.
-Pues menos mal, porque creo que aquí abajo no estoy solita, tía…

Y fue entonces, cuando Gigi me contó lo que ya leíste en el Capítulo 9 de Desperate Housegays… y sentí mucho miedo por ella, allá abajo, sola y con eso que se movía bajo el lodo y la porquería.

-Tranquila, nena, que vas a salir de ahí.
-Pero pronto, ¿no? –preguntó casi con un hilillo de voz.
-Eso espero, nena… ¡Ah! ¡Acaba de llegar Carmelo con la cuerda!

La noche caía sobre el cementerio a una velocidad de vértigo, y extraños crujidos de tierra oían de cuando en cuando. Pese a que la escalera tumbada me servía como sostén, como a los que van al Polo Norte que se ponen raquetas de tenis en los pies, para repartir el peso... no las tenía yo todas conmigo de que la escalera hiciera el mismo efecto. ¿Y si esa tontería de ponerse raquetas era una invención de los guionistas de los documentales? ¿Y si no estaban en el Polo Norte, y todo se había rodado con un fondo verde y con mucho CGI?

Carmelo me lanzó la cuerda, que no sé dónde la había amarrado, pero que estaba amarrada por el otro extremo a alguna parte fuera del cementerio, y yo me puse de pie, con mucho cuidado, abriendo los pies para tener una mejor sujeción y poder tirar de Gigi cuando ascendiera por el agujero.

-¡Átatela bien a la cintura, que Carmelo y yo tiraremos de ti!
-¡Oka, tía! –dijo, y vi a lo lejos, ya entre las sombras de la noche, como dos lápidas a varios metros de mí, comenzaban a inclinarse antes de desaparecer por un nuevo desprendimiento de tierra.
-¿Lista?
-No, ¡pero si no queda otro remedio! -respondió.
-¡Ahora, Carmelo! –y tiré de la cuerda y Carmelo hizo lo mismo.

No hará falta deciros, que el dolor de manos es espantoso cuando se hace este tipo de esfuerzo, así que no probéis a hacer esto en casa, más que nada, porque os hará falta un agujero muy profundo y una escalera de cuatro metros, que no son fáciles de encontrar, claro.

-¡Ya te veo! –grité apretando los dientes y sin dejar de tirar de la cuerda-. ¡Tira más, Carmelo, que ya casi está fuera!
-¡Dolly, tía, la cuerda me hace mucho daño en los sobacos!
-Mira, nena, me estoy dejando los dedos para sacarte de ahí, ¡así que no me hables de tus sobacos! ¿Estamos?

Gigi sacó las manos en el hueco entre lo dos peldaños de la escalera, y después la cabeza. ¡Menos mal que Gigi es delgada y cabe entre los peldaños de la escalera! Que si llega a ser Tete Delgado, ¡es que ni me molesto en buscar una escalera ni una cuerda, y me siento a fumar un cigarrillo mientras toda la superficie del cementerio se le cae encima y la deja más plana que a las nenas de Súper Modelo 2007!

Una vez con medio cuerpo de Gigi fuera, la ayudé a salir y con mucho cuidado, gateamos por la escalera hasta lo que nos pareció terreno sólido y que no se desprendería, y saltamos a él y corrimos hacia el exterior del cementerio, con Carmelo tras nosotras.

-¡Tía! –gritó Gigi súper feliz dándome un abrazo-. ¡Me has salvado la vida…! ¿Y te ha dado tiempo para ir a la peluquería, PUTAZA?
-¿QUÉ? –chillé, y me tiró del flequillo-. ¡Augh! ¿Qué coño haces?
-¿Te has hecho unas mechas, tía?
-¿Pero qué mechas ni qué pollas, nena? –y me saqué un espejito súper ideal que siempre llevo conmigo (punto 25 del Manual de la Buena Diva: tener un espejito a mano ¡SIEMPRE!), y que tiene la imagen de “La Vía Láctea”, el cuadro de Tintoretto, que compré en la tienda del Thyssen. Del museo, claro, ¡no de los ascensores! –. ¡Tengo el pelo blanco, neeenaaa! –grité. Aunque más que tener el pelo blanco, parecían mechas, así con mega estilo de Pantene, pero ¡BLANCAS!
-¿Pero te ha dado tiempo a hacerte unas mechas mientras me salvabas? ¡Anda que no te cunden los capítulos, tía!
-¡Nena! Esto seguro que es del mega sustazo de muerte que me he llevado en el capítulo anterior…

Esta historia se estaba yendo de madre, y si casi morimos en los primeros 11 capítulos, ¿quién me iba a asegurar que llegaríamos vivas al Capítulo 35? ¡Nadie, nenas! Así que busqué mi móvil.

-¿Qué haces, tía?
-¡Llamar para pedir refuerzos, nena!
-¿Pero a quién?
-¡A la Hidro y a la Naxa!
-¿Vas a hacer un cross-over, tía?
-Sí, y de paso una especie de seguro de vida –y puso cara de no entender lo que le decía. Carmelo tenía cara de entender mucho menos, aunque con tanto esfuerzo, se había puesto tenso y estaba para echarle un polvo-. Verás, si yo muero, se acaba el blog de Desperate Housegays, y si morimos todas, ¡me llevo por delante tres blogs de un plumazo!
-La verdad, es que cuando te pones a pensar, das miedo, tía… Pero Dolly, quizá no pilles a la Hidro. Quizá esté con su novio y todo eso, o de viaje por Huesconsing, tía.
-Nena, trabaja en la FNAC, y los empleados de la FNAC ¡no tienen VIDA PRIVADA, neeenaaa!
-¡Ah!

Con dos llamadas las convencí. Como la Naxa tiene coche, un A6 AzulOscuroCasiNegro, le dije que se pasara a buscar a la Hidro de camino a Madrid, y les mandé las coordenadas de la residencia de ancianos para el GPS.

Casi de inmediato, aparecieron, porque se oía la música a todo trapo de Nena Daconte, sí, la petarda esa que "perdió los zapatos" (y el buen gusto), y sólo la Naxa es capaz de hacerse un viaje Zaragoza-Barcelona-Madrid oyendo a una petarda que canta delante de un ventilador del IKEA llamado ¡Inga Tunska Blacky Nunger Triska Friska!

Más que aparcar, ENCAJÓ el coche en la entrada de la residencia, y se bajó la Naxa para irse directa al maletero, del que sacó una caja de cartón enorme. Pero enorme, ENORME.

-¡Jo, tía! Estaba tan aburrida pintando las paredes de la habitación en calzoncillos, que cuando me has llamado, no me lo he pensado dos veces y me he dicho… ¡¡¡Para qué están las amigas!!!
-¿Y esa caja, tía? –le preguntó la Gigi.
-Son mis rotuladores, cartulinas de colores, papel cebolla, radiografías, tijeras de punta redonda, pegamento en barra, mis patitos de goma para la bañera, y muchas cosas más que como me sirven para mi blog, me dije, ¡pues también servirán para el de Dolly!
-Ah, no, nena, que este blog es de Divas, y en el Corcho de las Divas sólo cuelgo fotos de Divas y de accesorios para Divas, no cucamonas de esas tuyas, nena ¿Y la Hidro? –le pregunté, porque en el coche no había nadie más.
-¿La Hidro también ha venido?
-No, nena, te dije que te pasaras a recogerla de camino aquí.
-¿Ah, sí? –y bajó la vista a su caja de cartón llena de trastos-. Y yo que creí que no me olvidaba de nada… ¡También he traído mi cojín negro con forma de corazón, tía! –chilló súper feliz sacándolo.
-¿De verdad que no tienes una hermana gemela, Gigi?
-¿Qué? –dijo la Gigi.

Mientras, a varios kilómetros de nosotras, la Hidro se pelaba de frío aquella noche de Noviembre en la Plaza de Cataluña, con una manada de buitres leonados volando en círculos sobre su cabeza.

-¡Anda que hemos empezado bien el día de DIFUNTAS... PUTAS! –le chilló la Hidro a los buitres.