martes, noviembre 14, 2006

~10~ 3ª Temporada

En el capítulo anterior...

Tras un breve encuentro con las Bossini, un trío de marikas que matarían por mi estatus de Diva, y de montar en un taxi conducido por una sociópata de la COPE, llegué a casa de Bruno, le dije todo lo que tenía que decirle: esto es, lo que sentía por él, lo complicada que era mi vida y lo de que me parecía una locura que se fuera a Murcia... y él no respondió. Se quedó mirándome, en silencio, mientras yo bajaba las escaleras... y luego me quedé sin ordenador porque me explotó por culpa del último disco de la Cristina Cagalera esa, ¡PUTA!, now, ladys & petardas... continúa the adventure...


Bajando las escaleras pegada a la pared, y no porque fuera borracha, sino para que no viera Bruno por el hueco de la escalera cómo me limpiaba las lágrimas e hipaba de pena, penita, pena, llegué al portal justo cuando se apagó la luz de la escalera; Bruno no dijo nada, ni me siguió escaleras abajo. Definitivamente, aquel había sido el fin de mi relación con Bruno... y aunque él no dijo ni pío, yo me quedé más tranquila porque le dije todo lo que tenía que decirle, os guste o no, nenas. Esta es mi vida y sólo decido yo lo que hacer con ella.

De vuelta en casa, lo primero que hice fue buscar mi antiguo móvil, un Siemens A52 (cutre de cojones, lo sé, pero que funcionaba hata su death), le puse la tarjeta, lo enchufé al cargador, lo encendí, introduje el PIN y comprobé que toda mi agenda estaba allí (que lo estaba), y lo dejé cargando toda la noche, mientras que me dejaba caer sobre la cama y me hice la muerta durante unas horas.

A la mañana siguiente, a eso de las diez y cuarto, me levanté súper positiva. Pase lo que pase en tu vida, si te levantas pensando en que tienes que realizar algún tipo de tarea, te levantas positiva. El mundo puede esta bajo una serie de terremotos en cadena, atacado por una invasión de Marías Teresas Campos Gigantes, o una epidemia pandémica de dolor de hortos... pero si tienes algo que hacer, te levantas fantástica y súper optimista. Y yo estaba así porque esa mañana iría a comprarme un móvil nuevo, carísimo y de diseño, y después le haría una foto y se la mandaría por emilio a la Hidro-nena, para que se muriera de envidia, porque el suyo, aunque es más gayer, ¡seguro que no era tan nuevo como el mío! ¡JA!

¡¡¡ME IBA A CREAR RIQUEZA!!!, que es mi grito de guerra cuando me voy de compras lokas.

Tras un desayuno rápido y un cigarrilo, cogí el Diario de la “Agapipas” de Girasol para irme al baño, una vez me fui al baño, sin llevar nada para leer... y casi entro en coma después de leer 7.750 veces el contenido de un champú. Y es que, yo leo rápido, nenas.

Me senté en la taza, tras encender la radio (Radio 5), todo “inmundicias”, porque más que todo noticias, aquello es el acabose de la pena y los accidentes, y justo en ese instante estaban dando la noticia sobre el atropellado (la rubia) de la noche anterior en plena Gran Vía, con comentarios de lo que vieron algunos testigos... ¡La rubia se había arrojado entre gritos a la carretera, y mientras se pudo sostener sobre los pies, iba directa contra los coches! ¡¡¡QUÉ JEBY!!!

Por un momento recordé aquella secuencia de Bowfinger, el Pícaro, cuando Eddie Murphy que hacía de medio subnormal con gafas, atravesaba una autopista de Los Angeles de lado a lado, mientras los coches circulaban a 300km por hora.

-¡Qué jeby! ¡La rubia iba suicidándose por entregas! –dije en voz alta, y nadie me respondió. Menos mal, porque si me llega a responder el locutor de la radio, me cagaba encima del susto, aunque ya estaba en el mejor de los sitios para hacer esa acción.

Abrí el diario de la Agapita e intenté buscar la parte en la que me había quedado, cuando algo atrajo mi atención en las últimas páginas. Había una página medio suelta, la última, como si no estuviera bien metida en el canutillo de plástico y sobresaliera un poco. El color era más oscuro, y la tinta era tinta de boli, no tinta de fotocopia; pensando que sería alguna nota escrita a mano por la niña-shrek de la fotocopiadora, comencé a leerla.

“Sé que ha estado con él. Ha tenido que estar con él, porque aunque disfrace con colonia su olor, lo huelo. Le huelo.

He comenzado a seguirle por la calle, y cuando he llegado a la Gran Vía, él se ha vuelto, y ha sabido por mi mirada, que iba a morir. He ejecutado su deseo contra varios coches, hasta que sus ojos han dejado de mirar los míos.”

Completamente aterrorizada, miré la radio del baño, que ahora estaba dando el parte de deportes, y volví a ver la última página contrastándola con la anterior. ¡ERA LA MISMA LETRA! Lancé el diario de la Bruja de Blas por el aire y eché a correr huyendo del baño y caí de bruces por culpa de mis boxers, que tenía a la altura de los tobillos.

¡Vamos que estaba para que me sacaran una foto en ese momento!

Me recobré del terror, me incorporé, recogí el Diario Mortal de aquella asesina, lo guardé dentro de la bolsa de las fotocopias, y lo escondí bajo el sofá mientras pensaba que su novio, ese hombre por el que había huido de Murcia, había estado en el Lether follando con la rubia, antes de que Manolo el bombero se la tirara y se fuera con él a la sauna...

-¡MANOLO! –chillé horrorizada-. ¿Y si es Manolo? ¡Imposible! Manolo tiene novia, aunque se la pegue con tíos, y además, cómo va a ser Manolo si estoy en el capítulo 10 y aún me quedan 25 capítulos más de ésta Tercera Temporada de Desperate Housegays. “Impossibol!”, que diría la puta de Tom Cruise en una secuela.

Alguien llamó al timbre y no hice caso. No había podido hacer pis ni caquita del susto, así que no estaba para nadie. Además, sólo estaba vestido con los boxers ¡y tenía que salir a comprarme un teléfono móvil nuevo, para que se jodiera de envidia la Hidro-nena. Además se me ocurrió que si fuera un día a Torremolinos, por ejemplo, le mandaría una de esas espantosas postales con Gitanas con trajes de tela. JAjeJIjoJU.

-¡Dolly! ¡Abre la puerta, tía!
-Gigi –dije al reconocer su voz y le abrí la puerta-. ¡Gigi!
-Tía, ¿no crees que te estás pasando con tus mensajes “sub-inguinales”... para que tu vecino bombero se de cuenta de que te lo quieres tirar, ¿puta? –dijo tras verme de arriba abajo-. Sólo te falta una pancarta que diga ¡FOLLAME, COÑO!
-¡Deja de mirarme como los viejos del lether y pasa, nena! Hay algo súper jeby que tengo que contarte, nena...

Y se lo conté a toda velocidad, viendo su cara de horror y espanto supino, con las piernitas juntas y arrebujándose en el sofá del salón.

-¡No me fastidies, tía! ¿Y dónde has metido el Diario de la “Aramís loca del coño rasta” esa?
-Debajo del sofá –dije señalando el sofá, y Gigi bajó la vista hacia su paquete, lanzó un alarido y salió disparada del sofá como si la repeliera viva-. ¡Hijadelagranputa! ¡Eso se avisa, tía! ¡Dame un vaso de agua para que se me pase el mal trato!
-¡Será el mal trago!
-¡Mira, doña cifras y letras! ¡A mi se me pondrá MAL, lo que me salga de la flora intestinal, le guste o no a José Coronado, o a todas esas putas que cagan juntas el yogur! Dame un vaso de agua YA, ¡y déjate de hacer de correctora de estilo del Cosmopolitan, tía!

Gigi no se bebió el vaso de agua, lo masticó, nenas. Se lo bebió con tanta ansia, que parecía que se estaba comiendo a la madre de los fosquitos, y luego inspiró como hacen las muertas de las películas cuando reviven, poniendo los ojos en blanco.

-Tía... –dijo en un hilo de voz.
-Dime, nena.
-¡Vístete de una puñetera vez, tía! Que seré tu amiga, pero también soy maricón.

Salí corriendo a mi habitación, me vestí en plan sport a la par que casual, como sólo Barbra Streisand sabe hacer cuando se va de “Yonkypur” y la reconoce todo Dior. Hice una visita al baño (donde ya pude hacer algo), y al salir me llegó el aroma desde la cocina del té verde; Gigi había preparado dos tes, y había saqueado mis pastas holandesas de mantequilla; cuando entré en la cocina la pillé comiendo las galletas con los mofletes inflados, como Furcia, mi hámster, cuando se infla a comer pipas de girasol.

-Te va a sentar mal si te las comes así, Gigi.
-Hay tía, qué sustito tengo en el cuerpo, tía –y le dio un trago a su té, quemándose.
-Lo de esa página que se ha escrito sola, y que ha aparecido, nena, es súper jeby.
-Es como de Dimensión Desconocida, tía...
-Como de Los Límites de la Realidad, nena...
-Como Cuentos Asombrosos...
-No, nena, porque Cuentos Asombrosos eran casi todos guays, y esto NO ES GUAY, nena. Esto es de “Jiñer Jiménez”, aunque claro, con La Dientes que le acompaña, es para tener el Jiñer en el Cuerpo todo el día, como aquella película de Coppola.
-¡El Diario!

Chilló de repente Gigi, y yo del susto me metí el té que bebía por las narices, y me quemé toda; un paño de cocina apareció junto a mi cara y Gigi me pidió disculpas.

-¿Crees que en el diario original, ha aparecido una página más, tía?
-¡Pues no lo sé, nena! El Diario ahora lo tiene la poli, y yo con Bruno definitivamente he roto... y.... ¡Neeenaaa! Podemos averiguarlo con... ¡SAYURI!

4 comentarios:

Naxo dijo...

Soy la primerrrr!!!

La primerrrr!!

JA!

Anónimo dijo...

Tú serás la primer ¡¡PERO YO SALGO DOS VECES EN EL CAPÍTULO!!

JA

JA

Y REQUETE JA!!!

Frank Palacios dijo...

Claro, nena!

Porque para que exista una Primer... hace falta una Secundaria, en tu caso, de luxe, pero secundaria, neeenaaa...

Anónimo dijo...

Soy de teflón y tengo un pollón.