miércoles, octubre 24, 2007

~10~ 4ª Temporada

En el capítulo anterior…

Gigi se esmochó en una tumba abierta del cementerio, y yo fui a pedir ayuda, cuando, parafraseando a las de Milenio 3, me encontré con LO INEXPLICABLE, y eso que yo lo cuento todo, todo y todo, súper bien, ¡nenas! Y la Gigi, según me contó más tarde, le dio un momento Goonies, y usó algo para ver en la oscuridad de las catacumbas… descubriendo, que no estaba ¡SOLA!


Hacía un frío pelón, pero pelón-pelón, y yo me encasqueté mi cazadora de súper puta, mis megagafas de sol, pese a que el cielo estaba negro como pelo de coño, a las nueve y cuarenta de la mañana en Madrid, pero me daba lo mismo, porque una Diva con gafas de sol en una mañana tan atroz, seguía siendo una DIVA, mientras que una Diva sin gafas de sol, se confundiría con un viandante más.

En el Zen me había cargado algunos temas del nuevo disco de la Kylie Minogue, y salí de casa oyendo el In My Arms, porque en menos que cantaba un gallo, lo tendría In My Arms, y me puse en marcha, con mi movimiento de hombros para seguir el ritmo de Kylie, pero andando con mucha solera, y a la gente que se me quedaba mirando, porque porsupuestísimo que iba cantando, les soltaba frases del estribillo:

”How do you describe a feeling?”

Y me paré en medio de la Gran Vía tres segundos, hasta el golpe de caja.

“How does it feel in my arms?
How does it feel in my arms?
Can you feel it? Tell Me…
How does it feel in my arms?”

Antes de terminar el tema estaba en la puerta de la FNAC, súper ideal, justo a las diez de la mañana, cuando un segurata abría las puertas, y me deslicé hacia el interior, tomando las escaleras mecánicas (de no existir escaleras mecánicas, ¡jamás compraría en la FNAC!), y subí hasta la planta de discos, dispuesta a hacer el menor trabajo posible para buscarlo, que para eso pagaban a aquellos chicos de los mostradores. ¡Que me buscaran ellos el disco!

-¡Hola! -Le dije a un chaval, con más cara de sueño que Solves-. Vengo a por EL DISCO… -y la criatura, sacada del Día de la Marmota, tardó en entender a qué me refería.
-¿Qué disco?
-¡¡¡EL DISCO!!!, nene, el de la Kylie.
-¿El 2 Hearts? –preguntó.
-¿Y para qué coño quiero el single? ¡Quiero EL DISCO enterito! El X. Que me faltan unas cuantas canciones que no tengo en el Zen.
-Pero si no sale hasta el día 26…
-Pues claro, nene: HOY.
-El 26 de Noviembre.
-Ya lo sé, nene: HOY –repetí.
-Hoy es 24 de Octubre.
-¿QUEEE…??? –chillé a pleno pulmón. Al ser tan temprano, no habían clientes en la FNAC, que si no, seguro que todo el mundo se hubiera vuelto hacia mí.
-¡HOY ES 24 DE OCTUBRE!
-¡¡¡PERO NO PUEDE SER!!! –volví a gritar.
-¡¡¡ES 24 DE OCTUBRE!!!

Y su grito me devolvió a la realidad. Una realidad en la que nadie querría estar en mi pellejo, sola en aquel pasillo de la residencia de ancianos, sujetando la puerta tras la que estaba ¡¡¡el terror de los terrores!!! ¡¡¡Y SIN MI DISCO DE LA KYLIE!!! ¡¡¡NO PUEDO MORIR SIN OIR ESE DISCO!!!

-¡¡¡No puedo morir!!! –grité, mientras la puerta se zarandeaba hacia el interior, y yo tiraba para afuera con todas mis ganas para que aquello siguiera encerrado y no saliera.

Hay gente que cuando está en un Border Line de esos, o sea, a punto de palmarla, dice que ven cómo toda su vida pasa a toda velocidad como una peli puesta a 78 revoluciones por minuto. Vamos, estilo jerga de pitufos colocados de popper y gas hilarante. Otros dicen que ven un túnel de luz, y a algún familiar al final, que les dicen “vente pa Alemania, Pepe”, o cosas así.

En mi caso, no, queridos. Porque yo en los casos de muerte, me da por pensar en las cosas que no he hecho, como comprarme el nuevo disco de la Kylie Minogue, ¡¡¡of course!!!

-¡¡¡SOCORRO!!! –grité, cuando el tirón hacia a dentro, estuvo a punto de amputarme los brazos.
Y claro, una Diva sin brazos, como mucho sale en la sección de sucesos de Antena 3, y no en una película, o en una serie de televisión, o llena 1750 páginas de si Biografía No Autorizada, aunque la Gigi seguro que por culpa de un buen talón (y no de Aquiles), la autorizaría, e iría a todas las entrevistas en los diferentes canales de televisión.

Perdiendo el equilibrio, calí de espaldas (mierda, y sin cámaras a la vista), pensé mientras me estampaba contra el suelo, porque si de algo estoy orgullosísima, ¡es de lo bien que caigo…!

La puerta se abrió de par en par, y algo en el interior me gritó. No fue un grito normal. Fue como un grito al revés. Como cuando gritas para adentro, y una extraña ráfaga que apareció de improviso, con un fuerte olor pestilente de tierra y hojas secas, se coló en mis tabiques hasta congelarme los pulmones, y el ser, con unas cuencas vacías y de un negro opaco, se fijó en mí.

Lo llamo EL SER, porque no llevaba una plaquita distintiva con su nombre, claro.

Era alto, desgarbadamente esquelético, y la melena blanca flotaba eléctrica sobre una frente muy ancha y sin cejas. A simple vista, parecería un esqueleto con peluca, pero era algo más que eso. Sus brazos, encrespados, se estiraron cuan largos eran hasta agarrarme del tobillo, y mi cuerpo sintió una sacudida helada, como una daga que te clavan por la planta del pie, y que extiende su ponzoña hacia el gemelo.

Intenté escapar, pero misteriosamente, no podía apartar la vista de aquellas dos cuencas vacías, recubiertas de carne seca y fibrosa, cuando el ser abrió la boca y volvió a lanzar un agónico alarido que claro, al ser todo piel pegada a un cráneo deforme, más parecía una macabra sonrisa… pero aquello no tenía ni puta gracia, nenas. Era simplemente aterrador, y el frío de su tacto había conseguido paralizarme la pierna derecha hasta llegarme al culo.

Intenté patearle con la otra, volverme boca abajo y arrastrarme con las manitas a lo Salvad al Soldado Ryan, y escapar del espanto aunque fuera a rastrándome por el suelo. Cosa que jamás haría ni loca, porque las Divas sólo llevamos ropa de marca, y está súper mal visto, claro.

Oí gritos y pisadas por el pasillo, y fui a mirar en esa dirección, cuando me escurrí hacia atrás. ¡Estaba tirando de mí! ¡Me quería arrastrar hacia la habitación!

-¡¡¡SOCORRO!!! –chillé más fuerte aún, y pude ver en un plis plas, un grupo de gente, pero así, como muy fugazmente, porque ya tenía medio cuerpo dentro de la habitación, y no sentía ninguna de las dos piernas, y en mi cabeza, no por las orejas, sino dentro de mi cabeza, comencé a oír una musiquilla súper mareante. En realidad eran cuatro notas, como eso que se oye en LOST cuando hacen un fundido a negro. ya sabéis, el "Niii nooo NIII NOOO..."

-¡La Virgen! ¡Qué es ESO! –chilló una voz que no identifiqué, y de inmediato tenía las narices metidas en el sobaco de alguien.

Espero que esta parte la supriman de mis memorias, claro.

Me levanté en el aire y noté cómo tiraban de mí hacia el pasillo, mientras el espantoso ser (supongo, porque no sentía las piernas), lo hacía en sentido contrario.

-¡No le sueltes! ¡No le sueltes!

Gritó otra voz, y supuse que eran dos, los que tiraban de mí, cuando el ser chilló una vez más, y vi un rostro, porque pude sacar la cara de aquel sobaco, y luego el neón del techo se fue hacia abajo, y un sonoro portazo, y luego caer en el suelo con mucho estrépito, pero gracias a Dior, caí sobre algo blandito pero bien firme. Uno de mis rescatadores, supuse, y el cuerpo entonces reaccionó, y sentí unos espantosos calambres en las piernas.

-¿¿¿Qué demonios era eso??? –gritó otra voz.

Intenté orientarme o levantarme o moverme, descubriendo que había caído sobre Carmelo, el cocinero de la residencia, que estaba cuadradísimo. Y oye, que una no es de piedra y hasta hubiera tenido una erección, claro que con tanto calambre por todas partes, como que estaba yo para levantar lo que sea, pero aprovechando mi situación, coño, que no todos los días una cae sobre un cincuentón ¡con cuerpo de marine!

-¿Estás bien?
-¡¡¡BOM CHIKA WAH WAAAH…!!! –se me escapó, emborrachada por su desodorante Axe-. ¡Lo que estoy es bien jodida! –chillé, y me hice a un lado, para no aplastar a aquel hombre, mientras el enfermero del turno de día, un chaval de unos veinte pocos años, aterrado como nunca había visto a nadie, estaba pegado a la pared, con la vista clavada en la puerta de la habitación de enfrente-. ¡Hay un jodido monstruo aquí! –grité al fin-. ¡Y le estaba haciendo algo a uno de los viejitos!

El cocinero, me cogió de las axilas y me apartó de la puerta de la habitación, ahora cerrada a cal y canto, y en la que no se oía ningún ruido, hasta que una explosión de cristales nos asustó a los tres… y luego, un alarido que se alejaba en el infinito.

Tras unos segundos que se me antojaron eternos, el cocinero se acercó a la puerta, tocó el pomo con mucho cuidado, lo giró y la empujó suavemente hacia adentro.

-¿Sigue ahí el bicho?

Como no me respondió, tuve que reunir fuerzas, conseguir ponerme de rodillas, y gatear a cuatro patas hasta colocarme debajo y entre sus piernas, que en otro momento sería de lo más erótico, pero lo que había quedado en la habitación, era capaz de matar todo el lívido.

La ventana de la habitación estaba rota, y sobre la cama, con los brazos en una postura grotesca como si intentara abrazar a alguien invisible, uno de los abuelitos, yacía sin respirar.

-¡Quién es! –pregunté mirando hacia arriba.
-Creo que es… Genaro –dijo el cocinero.

Genaro era el viejo que siempre estaba cabreado con el universo, y entonces, el enfermero del turno de día se puso a gritar y salió corriendo por el pasillo.


3 comentarios:

Naxo dijo...

Cantar por la calle In my arms mola.

2 Hearts al final mola.

Las divas sin brazos molan, son muy chicleteras.

El fundido a negro de Lost mola también.

El Ser que te congela el culo no mola, aunque yo creo que acabará siendo la Brinni, y el ruido raro el de Radar.

Los cincuentones tampoco molan en general.

Puta

Unknown dijo...

A mi la Kylie me pone cachondo pese a ser más marica que Moncho Borrajo. Tendrías que verme a mi con mi amigo Carlos en verano por Gandía, paseando con el coche con las ventanillas bajadas con la música a tope y cantando I should be so lucky. ¡Es lo más, NENA!.

Anónimo dijo...

A primera vista había leido "LA SER" en vez del "EL SER" ( me pasa mucho) y claro, a mi mente me había llegado, de pronto, la imagen de mi nuevo amor platónico: Carles Francino algunos cincuentones sí que molan:).
No puedo opinar, aun no sé si debo abandonar este mundo sin haber escuchado a mi tocaya de estatura Kylie.Y of course, gafas de sol haga sol o llueva, pero nunca dentro de una discoteca.
Kisses en las narices.