sábado, febrero 04, 2006

~12~ 2ª Temporada

En el capítulo anterior...

Tras discutir con Gigi, me fui a investigar y terminé en un lago muy cool, con una vieja rara que me meó encima y se puso a decir tonterías. Luego, tras el pánico más absoluto de los vodkas, fui rescatada, y apareció la Gigi con cara de haber follado. ¡Qué JEBY!

-¿Puedo entrar? –preguntó Gigi desde el otro lado de la puerta.
-¡NO! –chillé súper borde.

Sí, vale, me pasé, pero es que me daba una rabia horrible, que mientras la Gigi había estado follando con un segurata del complejo Takami, yo tenía a una vieja loca en la espalda meándome, y ahora estaba haciendo auténticas maniobras de contorsionista de El Circo del Sol, y más enjabonada que un Ferrari de anuncio, para limpiarme por dentro y por fuera (como el José Coronado), con el agua de la ducha a tope y tan caliente que tenía los poros escocidos. Sí, nenas, estaba traumada.

-Te lo puedo explicar, Dolly.
-¿Pero qué me vas a explicar? ¿Cómo estabas follando y disfrutando como una loca, mientras una perturbada me intentaba matar a meadas?
-Dolly, tía, déjame entrar.
-No.
-Jo, que me hago pis…
-¡Anda, mírala que fina! ¡Es follar y ahora llama pis a lo que antes llamaba mear!
-¡DOLLY!
-¡Está bien, entra, pesada!

Oí cómo entraba en plan estampida de búfalos, y más que orinar, parecía que habían abierto las compuertas del Canal de Isabel II, y claro, yo, volví a oír la vocecilla de la vieja loca en mi cabeza y a sentirme sucia, y le di más a la llave del agua caliente y…

-¡¡¡AY QUE ME QUEMO EL COÑO!!! –chillé escaldada y cerré la llave.
-¡Dolly! ¡Tía! ¡Qué susto! ¡Acabo de mear la pared!
-¡Pues lo estás limpiando pero ya, Gigi! No me hagas un flashback de trauma cercano, que me pueden ingresar por loca.
-Sí, ya lo limpio, ya lo limpio… ¡ya lo limpio como Don Limpio! -dijo intentando hacer un chiste, para que yo la perdonara. Esto lo sé, porque son muchos años conociendo a Gigi, peor no me reí del chiste.
-Gigi, nena, no sé si es seguro que sigamos aquí.
-Es un poco de orina, no es para tanto.
-No, nena, no lo digo por eso. Este sitio, es como si estuviera gafado, nena. Seguro que esta noche hay una conjunción planetaria o algo cósmico, capaz de dejar sin voz a la mismísima Dolly Parton.
-¿Tú crees?
-Sí, nena, me huele chungo esto… Claro que tú no lo pasaste putas en mi aventura anterior, pero yo sí, y mucho, y quieras o no, como que me las veo venir. Y esta vez vienen, y a dos manos… ¿me das una toalla?
-¡Sí!
-¡Pero lávate las manos antes, cochina!
-Pero tía, que te vas a “trumarrizar” toda, como sigas pensando en lo que ha pasado.
-Oye, es mí trauma, ¿vale? Así que deja que lo disfrute. Que tú tendrás muchos del orfanato donde estuviste, pero para mi, creo que sí, éste puede ser mi súper jeby trauma del año –y cogí la toalla cuando Gigi la metió por un lateral de la cortina de ducha-. Gracias, nena.
-Un chico muy mono del servicio de habitaciones, vino a buscar tu ropa y se la llevó a la lavandería. Le di la ropa y la mochila que llevabas.
-No te lo habrás follado, ¿no?
-Dolly, tía, ¡no seas tan “venga-tía”!
-No soy vengativa, so puta, es simplemente envidia malsana y trauma a la vez.
-No estarás “trumarrizada” porque haya echado un kiki.
-No, nena, por eso no, pero mira, me jode cantidad que en esta aventura y en mi blog, seas tú la primera en perder el himen.
-¿El qué?
-La primera en follar, ¡coño! –y salí de la ducha. Gigi ahora lavaba la toallita de bidé con la que había estado limpiando, y tras escurrirla bien, la colocó sobre un radiador-. Eso sí, ahora me lo cuentas todo con pelos y señales, nena, que a ver si hay zona de cruising en el Valle Takami, y yo sin coscarme porque me intentaba matar una vieja mientras me meaba encima.

A Gigi se le iluminó la cara como en los anuncios de Licor del Polo, bajó la tapa de la taza y se sentó. Yo hice lo propio, vestida únicamente con aquella toalla que olía a pino hasta colocarte y ver a Buda, bajando la tapa del bidé y sentándome a su lado.

-Pues verás... –dijo en plan chisme-. Me entraron ganas de mear.
-Por favor –dije levantando la mano como si parara el tráfico en un paso de peatones, a la puerta de una escuela infectada de criajos que hablan como Sinchan-, ¿lo podrías contar sin utilizar la palabra o derivados de la palabra?
-Claro, tía; me entró el apretón, ¿vale? Así que me aparté del caminito y tal, para hacer “eso”…
-¿Y?
-Bueno, casi me… ¡vamos! Que me explota, porque aquella zona no era tan boscosa como yo pensaba, hasta que di con un grupo de árboles… y me puse a ello.
-¿Y?
-Bueno, que lo hice…
-¡¡¡¿Y?!!!
-Cuando abrí los ojos.
-¡Alto! ¿Cuándo abriste los ojos?
-A ver, tenía tantas ganas que fue místico cuando por fin logré encontrar un sitio para hacerlo, y cerré los ojos de gusto.
-Vaya… tomaré nota.
-Pues sí. Cerré los ojos…
-Y luego los abriste.
-Eso es… ¡Y allí estaba él!
-¡Quién! ¿Tu pito? ¿Un mapache? ¿El segurata? ¡Quién, Gigi!
-El segurata, tía, como a unos diez metros.
-¡Qué jeby, neeenaaa! ¿Y qué pasó?
-Que nos miramos y yo se la miré…
-¡No me digas que te sacó el rabo!
-¡No, tía, más jeby aún, ya lo tenía sacado!
-¡Qué me estás contando, criatura de Dior! –porque claro, me imaginé a la Gigi meando tranquilamente, mientras el otro se la meneaba como un macaco empastillado de emanems.
-A ver, no te aceleres, él también estaba meando.
-¡¡¡!!! –esto lo hago mucho cuando flipo mucho, y además me quedo sin palabras.
-Sí, tía, es como si hubiera una zona para mear, que descubrí así a lo tonto.
-¡Y qué hiciste!
-Le dije hola, ¡y me presenté!
-Nena, perdona, pero si has follado con un tío en una situación como la que me has descrito y le has dicho “Hola, soy la Gigi, ¿follamos?”, es que no me lo creo. Eso no pasa ni en las películas de Juanito Navarro, nena.
-Pues pasó. Le dije: “Hola, soy Gigi… parece que va a llover”.
-A quien le llovió encima, fue a mí, nena, y con niebla no ves el cielo ni con esas gafas tan cools de Cíclope de los X-Men… pero… ¿qué dijo él?
-Absolutamente nada, tía. Me sonrió, se vino andando hacia mí y…

Y yo le hice un gesto para saber si el segurata se aproximó a ella con el rabo al aire, y Gigi me lo confirmó con dos cabeceos y…

-Me la cogió –dijo rotunda.
-¡Qué jeby, neeenaaa! –chillé. Si en esos momentos hubiera estado masticando un Trident Fresh, fijo que me lo habría tragado de la impresión y se me hubiera quedado el estómago fresh, clorofilado y mentolado perdido-. ¡Qué jeby!
-¡Seguro que fue amor a primera vista!
-O eso, o era el nieto de Mister Magoo.
-¿De quién?
-¡Déjalo!, olvidé que en el orfanato no teníais tele, ni veíais dibujos de los 80’s; y bueno, ¿estuvo bien?
-¿Bien? ¡Más que bien! ¡Hemos quedado para esta noche, tía!

Y ahí fue cuanto tuve que utilizar las dos manos, para recogerme la mandíbula inferior que se me había caído, estrellándose en el suelo del baño; parecía mentira, que en esta aventura, en éste blog, estuviera oyendo las aventuras amorosas de Gigi, inundada por la envidia a modo de termitas de la madera, que me corroían por dentro, sin prisa pero sin pausa.

-O sea: que no cuento contigo para ésta noche, ¿no? –pregunté quitándole hierro al asunto.
-Claro que sí, tía, sólo me escaparé y le echaré otro polvote.
-¡Pues, nena! O el segurata sufre de eyaculación precoz, o mis polvos no se pueden comparar con los tuyos… en metraje. Pero si lo vas a hacer en esta cabaña, recuerda que luego yo duermo en ella, ¿vale? Os quedáis en la habitación de invitados, que la cama grande y de súper puta es para mí, y no se hable más.
-Vale –dijo Gigi.

Tras recuperar mi ZEN, que seguía aún con la batería a tope, porque parece que Gigi lo apagó mientras se follaba al segurata, me puse la banda sonora de Wedding Crashers de Rolfe Kent, deshice la maleta y busqué algo cool para ponerme, mientras que mandé a Gigi a hacer algunas gestiones, para que me dejara sola con mis pensamientos, y no me volviera a sacar el tema segurata polvorón que se había tirado... Y YO NO.

Terminé poniéndome un jersey de cuello alto, además de porque me estiliza, para que no se me viera la carne escaldada tras las friegas de agua caliente que me había dado con tanto sadismo, para quitarme el olor a orina y el trauma; en ese momento llamaron a la puerta, y me armé con el frasquito de Loewe pour homme, que tiene pulverizador y que es la colonia de Gigi, porque no iba a gastar mi Allure de Chanel, ¡Faltaría Artur Mas!, para defenderme de quien fuera… y abrí.

Era una chica, mona y con carita de “he huido de mi familia porque el profesor me ha dejado preñada y no quiero que me empalicen”, con una bolsa de papel muy grande. Papel biodegradable.

-Disculpe –dijo súper modosita-, servicio de lavandería.
-¿? ¡Ah, mi ropa! ¡Muchísimas gracias, nena! –y cogí el paquete-. Ya no huele a pis, ¿no?
-No, señor… huele a melocotón.
-¡Coño! ¿Y qué fue lo que se había bebido la vieja? ¿Licor de melocotón Granpeacher? ¡Ah… calla, calla! ¡Que le habéis puesto suavizante de melocotón! –e intente reírme de forma casual y divertida, pero hasta yo misma, y no por la cara de la nena, me di cuenta de que mi risa había sonado a la risa de una prima marika y trastornada del Joker. Muchas gracias, nena –dije al cerrar la puerta, y dejar la colonia de Gigi en su sitio.

Abrí el paquete y me flipé sola, con lo bien planchada y limpia y sequita (y aún calentita por el efecto de la secadora y la plancha), que tenía mi ropa. Habían hecho con ella una labor de CSI en menos de dos horas. Hasta estaba la mochila nueva que me habían regalado al llegar, con todo lo que había metido dentro, y ni rastro de nada orgánico de aquella vieja loca del lago.

-¡El Lago! –dije en voz alta, aunque nadie me oyó porque estaba sola, pero lo dije, para que luego vosotros y vosotras al leer esto, sepáis qué se me pasó por la cabeza "la lago", porque si cuento que puse una cara de súper sorprendida al tener un momento “remember luke”, no lo ibais a entender…

-Y esta noche saldrá. Oh, sí, sí, sí… Saldrá, claro que saldrá. Saldrá. Oh, sí, sí, sí… Saldrá del lago. Oh, sí, sí, sí. Saldrá, saldrá, saldrá, ohhh… ¡saldrá!

Recordé punto por punto las palabras que me dijo aquella mujer en la orilla del lago, porque… ¡para qué engañarnos!, tengo una memoria cojonuda y además, lo he copiado y pegado del capítulo anterior, neeenaaa.

El plan de actividades de Takami Corporation contenía para esta primera noche, una cena con hoguera, amenizada por el grupo folk “Día Luminoso”, que me sonó a tribu india… pero no, no me iba a tragar eso, ni a ponerme a hacer palmas con los estribillos que cantaran, como el resto de los turistas que estábamos allí. Y Gigi seguro que tampoco lo haría, porque estaría follando con su segurata "rabotieso", que también podría ser indio.

¡Sí, eso sería lo que haría!

Me iría a investigar esa noche. Investigaría el litoral (no las fabadas en conserva) del lago Takami, porque a parte de la vieja que me atacó, sé que esa misma tarde, y a parte de Gigi y el segurata "rabotieso" que estaban follando en la zona cruising del complejo, había alguien más. Alguien tirando piedrecitas al lago. El ¡GLUP! famoso que oí, neeenaaas.

Ya estaba lista para continuar la aventura, con Gigi o sin ella, pero descubriría qué estaba pasando en el maravilloso Valle Takami. ¡Alto! Pe dije mentalmente. Busqué en mi neceser mi Allure de Chanel, pulvericé frente a mí con un contrapicado de 45º, y cuando las motas de Allure comenzaron a descender, las atravesé en plan Star Trek. ¿Qué es una aventura si no está Chanel a tu lado?
¡Un sin vivir, neeenaaa…!

4 comentarios:

Hidroboy dijo...

Eso, fóllate al segurata, pero que no te haga una golden shower que está claro que no es lo tuyo.

¡Y tú tranquila que no se lo contamos a Bruno!

Frank Palacios dijo...

Sí, creo que me vendría muy bien un polvazo para quitarme los traumas, antes de que la Gigi siga con su "Body Count", tirándose a todo hombre uniformado que pille.

Pero, no olvidemos que algo huele mal en Dinamarca, digo, en el Valle Takami, y estoy dispuesta a averiguarlo con Scooby Doo, digo, con la Gigi, o sin ella.

Peibols dijo...

Dile a la Gigi que se abra una bloga erótico festivo YA!

Tus aventuras water-sports necrofílicas son totales
nenaaaaaaaaaaaaa

Frank Palacios dijo...

¡Serás cochina!