domingo, febrero 26, 2006

~16~ 2ª Temporada

En el capítulo anterior...

Tras volverme a perder, que ya son unas cuantas y debería estar escarmentada... pillé a la parejita del Greenpeace, arrojando “algo” al lago, para lo que tenías que ponerte mascarillas y guantes, pero ahí no queda la cosa, neeenaaasss... sino, que tras ocurrir algo que no vi, los ecoterroristas entraron en ¡pánico!

-¡¡¡AYÚDAME!!! –chillaba desesperada Cristina.
-¡Pero neeenaaa! ¡¡Qué coño es eso que tienes a la cintura?!

Pese al asco y a las arcadas, yo seguía tirando de la tía warra ésta, que minutos antes y junto a su novio, habían estado tirando al lago algo, que apestaba peor que las cabinas del Lether, ¡que ya es decir, neeenaaa!

-¡Espera, no te muevas! –dije yo y la solté.
-¡NO! ¡No me sueltes! ¡Ayúdame, pedazo de maricón!

Yo que iba disparada en busca de algo para pinchar aquella cosa que la agarraba, o para darle un buen palo, me detuve súper indignada.

-¡Pero bueno! –dije con las manos en jarras y me volví hacia ella-. ¡Mira, nena! Hay muchísimas formas de entonar la palabra marikón, sin ser ofensiva, y tú acabas de elegir la única que es cien por cien ofensiva, y te recuerdo, que tu posición en estos momentos no es de poder ir por la vida insultando a la gente, así que o te disculpas, ¡o que te ayude rita!, porque esta marika que está aquí, no va a mover ni una margarita de la flora intestinal para ayudarte, como salga del agua un bicho y te trague de un bocao.
-¿¿¿Qué??? ¡Ayúdame a soltarme de esta cosa!
-Pide perdón, ricitos.
-Maricón de mierda.
-Sí, sí, casca lo que te salga del chirli, nena, que no te ayudaré como no te disculpes, y es a ti a quien tiene cogida el bicho.
-¡Ayúdame!
-Discúlpate.
-¡AYÚDAME, MARICÓN!
-Lo estás empeorando, nena...
-¡Bastardo hijo de puta!
-Sigue, sigue... –y le di la espalda-. Pero hasta que no te disculpes, no te ayudaré.

¡¡¡CHOFFF...!!!

Esperé unos segundos, antes de volverme, porque una será muy marika y muy puta, pero no soporto que me insulte nadie. La educación lo primero, y después el salvar vidas.

-Si no te disculpas, no te ayudo. ¡Tú verás, wappa!

Esperé unos segundos más, y al ver que no decía ni pío, me volví dispuesta a darle un ultimátum pero... parece que el bicho del lago se lo dio antes.

¡Cristina había desaparecido!
Allí sólo estaba el árbol y las tranquilas aguas de la orilla del lago.

-¿Nena...? ¿Neeenaaa? –la llamé unas cuantas veces (la verdad es que sólo dos), pero no respondió nadie.

Sin acercarme mucho a la orilla del lago y ZEN en mano, iluminé donde antes había estado Cristina, y no había rastros de lucha, destrozos o sangre... así que me acerqué más a la orilla, apuntando con la pantalla de color azul de mi ZEN frente a mí, haciendo barridos de izquierda a derecha, y consiguiendo arrancar algún que otro destello en las crestas de las olitas que se formaban en la orilla del lago, pero Cristina había desaparecido.

Al retroceder tierra adentro, sin dejar de mirar el lago y su tranquila superficie, pisé algo en el suelo que me hizo dar un grito, y me aparté; era una de las mochilas que habían traído la parejita del Greenpeace. Estaba abierta y de dentro sobresalían lo que parecían las asas de unas bolsas de plástico... abiertas.

¡Ni loca iba a tocar aquellas bolsas!, pero sí que podía darle una patada a ver si tumbándola, sacaba lo que había en su interior... y así lo hice; la primera patada he de admitir que me salió muy Ronaldiño gay, porque claro, nenas, soy gay, estaba aterrada y no soy brasileña como la dientes-dientes a lo Pantoja de la Ronaldiño; así que, en la segunda patada que le propiné, y para coger fuerzas, recordé la mala baba con la que Cristina me había llamado marikón, e imaginé que aquella mochila era su culo y ¡VOILA! La mochila salió varios metros volando... y por ende, a tomar por culo.

La bolsa se abrió y su interior se desparramó por toda en la orilla del lago, y yo retrocedí súper asqueada y me tapé nariz y boca con las manitas, porque apestaba a culomona y hasta se me saltaron las lágrimas del mal olor.

Dentro de la mochila habían TRES CADÁVERES. Bueno, no eran como los cadáveres del CSI, o los que aparecen en Scream, sino tres pájaros, que supuse estaban cadáveres perdidos porque... ¿cuándo has visto tú pájaros súper quietos y sin moverse... además de apestar a culomona? Y entonces me flipé horrorizada, al imaginar lo que era aquello.

-¡¡¡LA GRIPE AVIAR!!! –chillé a mis lectores, porque allí sólo estaba yo y nadie más.

En un visto y no visto, y antes de que pudiera gritar como Dior manda, un enorme rejo de aquellos salió disparado de las aguas negras del lago, se las apañó para rodear los cadáveres de las aves y la mochila, y se las llevó hacia la oscuridad y profundidad de las aguas del lago; yo me quedé tiesa, aún con la boca abierta (porque no tuve tiempo de gritar) y los ojos como platos.

-¡¡¡NEEEENAAAAAAA!!!

Chillé cuando todo mi cuerpo se puso en piloto automático Instinto Básico (pero sin el famoso cruce de piernas de la Stone, porque si no, me caería), y corrí sin saber hacia donde pero en línea recta, tragándome a todos los putos mosquitos que en nubes, se arracimaban en la orilla del lago. Salté matorrales y plantas pequeñas como una auténtica campeona de salto de vallas... aunque en realidad eran vallas blandas.

-¡¡¡GIIIGIII...GIIIGIII-DOO!!! ¿¿¿Where are YOU???

Se me abrió el cielo al reconocer la iluminación eléctrica del complejo Takami, pero como iba a la velocidad de la luz, o casi, no giré a lo bestia, porque me empotraría contra cualquier árbol, como las motojet de El Retorno del Jedi, así que fui girando a la izquierda poco a poco sin aminorar la velocidad hasta reconocer una cuestecilla, que subí con mis botas de súper puta, y desde esa noche, ¡de súper puta de las siete leguas!

-¡¡¡SOCORRO!!! –chillé, pero no me oí, así que digamos que fue un grito interior, porque la boca la tenía llena de los jodidos mosquitos de humedad, y escupí unos cuantos, pero aún tenía otros tantos por ahí zumbando, dentro de mi garganta.

Pedí ayuda otra vez y ahora sí, imité algo parecido a un grito de HELP!, que me salió muy varonil... pero con restos de mosquitos amargos. ¡Es asqueroso masticar mosquitos crujientes. Cuando Antena 3 vuelva a emitir uno de esos reportajes sobre lo guay que es comer insectos, les voy a llamar y les voy a decir...

-WAAAAARRAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSS!!!!

Esta vez, mi grito sí que fue un grito, y algo aleteó sobre mi cabeza y pedí a Dior que no fuera un tentáculo de los que salieron del lago, sino un pájaro, ¡pero sin gripe aviar!

-¡¡¡SOCORRO!!! –berreé por el caminito por el que corría, súper bien iluminado... ¡¡¡y por donde venían corriendo un grupo de hombres!!!-. ¡¡¡A mí la Legión!!! –chillé, un pelín excitada con toda aquella testosterona que corría a mi encuentro.

Eran siete seguratas del complejo y con ellos estaba Genaro, el del Greenpeace y novio de Cristina, a la que se la había comido el bicho del lago... pero entonces me dio un ramalazo a lo Ladrones de Ultracuerpos, y aunque sé perfectamente que señalar a alguien es de muy, pero que muy mala educación, la situación así lo requería, y lo hice apuntando a Genaro.

-¡¡¡ESE HOMBRE ES UN ECOTERRORISTA!!! ¡¡¡TIENE POLLOS CON GRIPE!!!

Y me detuve, o mejor dicho, mandé una orden a mis piernas para que se detuvieran, porque ya es que tenían vida propia, y seguí corriendo, pero sin ganas, unos pocos metros hasta detenerme, ya que como todos corrían hacia mí, ¿para qué coño iba a correr hacia ellos? ¡Angela María! ¡¡¡Que corran ellos, que a mi me dolía ya hasta el horto de tanta carrera!!!

En esos segundos pasaron muchas cosas. Sí, sé que es la formula que utilizo para contar muchas cosas y dar por finalizado el capítulo, pero en esta ocasión os vais a joder, porque como digo, pasaron muchas cosas, y fueron las siguientes:

Lo primero fue que los seguratas del Valle Takami, ¡¡¡estaban que os cagáis vivas en la tanga, por DIOR!!! ¿Quién les hacía a los japoneses el casting de seguratas? ¡Quiero conocer a la directora de casting, jolines! ¡¡¡Quiero que la directora de casting sea mi amiga!!! ¡¡¡Y que cada día de la semana me presente unoooo...!!!; sí vale, tengo novio, ¡PERO NO SOY MONJA! Y Santa mucho menos, neeenaaasss.

Como suele ocurrir, mis ojitos se fueron directos a los seguratas que reconocí, y a los PAQUETES de todos los que no conocía, pero que estaba encantadísima de que me los presentaran, ¡digo yo! ¡¡¡Viva el cuerpo de seguridad del Valle Takami!!! ¡Hasta el bajito estaba de escándalo, porque tenía unas venas en el cuello, que parecía la Patiño en plena entrevista a Barbara Rey! Y claro, me presupuse yo: si las venas del cuello las tiene así... ¡¡¡Las de la polla deben ser de órdago, neeenaaas!!!

Deseché al primer segurata que reconocí, que fue aquel que me hizo una visita en la cabaña, y me fui directa al que se había follado a Gigi, un tal Pablo, pero no hace falta que os aprendáis el nombre porque como no me lo follé yo, sino Gigi, pues eso, ¡que le den!

Fui directa a Pablo porque como yo sabía que se había tirado a Gigi, seguro que no me ocultaría información, y así vosotros os enteráis de primera mano, al igual que yo.

-¡Hay algo en el lago! ¡Y ese hombre...! –y busqué las melenas del Genaro, ¡pero no estaba! -. ¡No está! ¡El del Greenpeace no está!

Y como si se tratara de una comedia de los años 40, los seguratas se miraron los unos a los otros como si buscaran entre ellos a alguien con ideologías ecologistas, o con melenas, cuando todos tenían el pelo rapado al uno... y que además, el tal Genaro ya no estaba entre ellos.

-¡El peludo que venía con vosotros! ¡A estado tirando al lago AVES LOCAS... digo... VACAS CON GRIPE! –me crucé de brazos y respiré hondo mientras contaba hasta tres fresisuis con las manos en jarras, y por fin lo dije-. ¡¡¡POLLOS MUERTOS, COÑO!!!

Uno de los seguratas, que debería ser el jefe de los demás, porque era el más alto y marcaba un pectoral como las tetas de Malena Gracia, pero después de que una apisonadora pasara sobre ellas... o sea, que tenía un pecho ancho como Mazinger Z, hizo unas señas estilo boinas verdes, y parte del grupo de seguratas desandaron el camino al trote, como si se fueran a buscar al del Greenpeace que venía con ellos.

-Ese hombre y su novia, han estado tirando pájaros muertos al lago, que lo he visto yo con mis ojitos... –y casi me saco un ojo al tocármelos con los índice-. Y luego ha salido algo del lago y ¡¡¡LES HA ATACADO, NEEENAAAS!
-¿Que ha salido algo del lago?
-Sí, mocetón. ¡Ha salido un bicho! ¿Qué digo un bicho? ¡UN KRAKEN!
-¿Un qué? –preguntó el segurata bajito, que debería tener más venas en la polla, que La Cosa del Pantano por todo el cuerpo. Bueno, eso me imaginé yo, porque tenía muchas venas en las sienes y en los brazos Popeye, no aptos para Fistings porque matarían a cualquier persona.
-¡Era una cosa enorme y asquerosa! ¡Y tenía tentáculos! –chillé.
-¿Qué tenía qué? –preguntó otro segurata, un pelirrojo muy buenorro, pero con cara de no haber entendido el final de La Pasión de Cristo.
-Un momento, vale que no sepáis qué es un kraken, ¿pero un tentáculo? ¿Me estáis tomando el pelo? ¿Sabes lo que es un pulpo, guapín? ¡Casi me coge esa cosa... con UN TENTÁCULO!
-¿Cómo va a haber un monstruo en el lago? –me preguntó el jefe de los seguratas.
-¿Crees que tendría ésta cara de acojone mortal si lo supiera? ¡No tengo ni la más mínima idea, nene! Pero en ese lago, hay algo grande, y con TEN-TÁ-¡¡¡CULOS!!! –dije mirando al pelirrojo, que después me dio pena-. Y esa cosa que hay en el lago, come pollos muertos y ¡personas, neeenaaas!

Y todos los seguratas se quedaron flipando, como cuando corres como un loco y frenas al borde de un precipicio. Se quedaron con esa expresión de vértigo, nenas.

-A la novia del peludo ese que ha desaparecido, vi como un tentáculo la cogió, la enrolló desde el culo hasta las tetas, ¡y después ya no estaba!
-¿Se la llevó?
-¡No lo sé!, porque intentaba salvarle la vida, pero ella me llamó marikón, y le di la espalda súper indignadísima cuando desapareció... –hice memoria-. Pero oí un ¡CHOF!, así que supongo que se la llevó al lago, porque el tentáculo salía del lago.

Y al igual que en ese momentazo al principio de E.T., las linternas de todos los seguratas se dirigieron hacia la izquierda, entre la taimada nebrlina, donde entre los árboles y la vegetación, se veía la superficie del lago, quieta y serena como un mar de hielo.

Me arrebujé en el interior de mi cazadora de súper puta, como sólo yo sé hacer, para darme a mi misma un aire de misterio… sabiendo que nadie me creería. Me tomarían por una marika que se había comido unos hongos y flipaba ella sola, pero yo, desde lo más profundo de mi Sexto Sentido Marikita, el mismo que utilizo cuando voy de campechana por la calle y descubro a otras marikitas que transitan sin mostrar su verdadera identidad rosa... que bajo aquellas aguas, había algo… grande… vivo… y mortal para todos nosotros…

-¡JA! ¡Mientras se coma a otra y no a mí! –dije.
-¿Cómo? –preguntó el jefe de los seguratas.
-Nada, nada –respondí con un ademán a lo Kidman-. El ejército podrá encargarse de esa COSA.

2 comentarios:

Hidroboy dijo...

Qué fuerte. Al final el malo será el Capitán Pescanova, que lo veo venir. Y todo por no dejarle montar su parque de Atracciones!!!!

Frank Palacios dijo...

Onli, nena, que lo mío es pa contarlo por escrito, porque si alguien me oye de boquita contando mis aventuras, fijo que me encierran en el Arkham Asylum de Batman...

Hidro, ¡ya quisiera yo que fuera el Capitán Pescanova el malo! ¡Pese a que apeste a varitas de mierduza con tomate! ¡Que tanto tiempo en el mar es malo, como todas sabemos, y salen los Instintos Básicos y el cruce de chirli de la Stone, neeenaaa!