domingo, abril 09, 2006

~25~ 2ª Temporada

En el capítulo anterior...

El cura intentó sacrificar a Gigi, pero la Gigi es mucha Gigi, ¡carabirurí, carabirurá!, y escapó por los pelos; fuimos perseguidas y dimos más vueltas a la iglesia, que vueltas a Madrid daría Ana Belén para comprar kilos y kilos de dentífrico; al final y protegido por mi amiga María (una virgen de madera con cara de fumada), me hice con el libro, y el cura vampiro, porque volaba y era como transparente, pegó un berrido y fue a por mí, mientras todos los feligreses despertaban de su encantamiento.

El alarido que dio el cura, en varios tonos y politonos, sonó a auténtico grito de desgarro anal desde el infierno, como lo lees, nena, y todas las paredes de la iglesia sumergida crujieron sonoramente, agrietándose por todas partes y vomitando arenilla y algo más: ¡AGUA!

A mí me entró un momento Mimosín, y como no tenía a un Bear o a mi Bruno para abrazarle, me abracé a la talla de la virgen fumada, eso sí, sin soltar el libro (ni muerta, nenas), mientras vi cómo Gigi corría por el lateral de la iglesia, por mi izquierda, para ser más clara, en dirección al altar, pero en plan hermana marika de Indiana Jones.Corría con las manos protegiéndose la cara, mientras la pared que tenía a su derecha se cascaba, proyectando hacia el interior cascotes y potentes chorros de agua, pero en plan aspersor de jardín de casita pija y cool.

-¡DOLLY! –chilló sin dejar de correr hacia mí.
-¡Corre, Gigi!

Le chillé, pero creo que no me oyó, porque se puso a berrear en plan so histérica, mientras todos los feligreses y feligresas, con carita de acojone, se arracimaban en el mismo centro de la iglesia, bajo la cúpula que había sobre sus cabezas. Dicho sea de paso, la misma cúpula hacia la que iban todas las grietas que aparecían desde los cimientos de la iglesia, hacia arriba.

Si esto fuera un comic (que ahora las marikas cools llaman Aventura Gráfica), aparecerían leyendas del estilo BRRRRROM o CRRRRAAAAAKSSSSHHH, o ÑIIIIIIIIIIEEEEEEEEKKK, o UUUUUUMMMMMMM que eran los ruidos que producían las paredes de cemento, escayola, piedras y maderas al ser sometidas por la presión del fondo del lago, pero como es un blog, no se pueden poner esas cosas, pero yo las cuento, porque estaba súper impresionada, y porque además me abrí de piernas (entiéndase, nenas), para permanecer en equilibrio, porque todo el suelo se meneaba, y las losetas de piedra que pisaba también se fracturaban y salían hacia fuera, aunque sólo un poquito, dejando un suelo completamente desigual.

El griterío de los aterrorizados feligreses se intensificó, cuando oí el SSSSSHHHHH!!! que procedía de la habitación contigua a la iglesia, donde estaba el estargay.

-¡¡¡QUE JEBY!!! –chillé con horror al ver los litros y litros de agua que entraban por la puerta-. ¡¡¡El estargay se ha ido a tomar por culo, neeenaaa!!! –y mantuve el equilibrio en otra de aquellas sacudidas del suelo, y oí a Gigi gritar cerca de mí, hasta casi sacarme la cera de la oreja izquierda, por la oreja derecha, cuando se abrazó a mí como un puto koala cruzado con una boa constrictor.

-¡VAMOS A MORIR, TÍA! –me chilló, y yo la miré, y no pude hacer otra cosa, que confirmárselo.
-¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH, sí, neeenaaa, vamos a morir!!!

Otra sacudida más de toda la iglesia, hizo perder el equilibrio a Gigi, que cayó pero no se dejó los dientes, porque se agarró de mi pierna.
-¡Y el cura! –berreó Gigi.
-¡Nena! ¡Vamos a morir, a morir todos! ¿Qué pretendes? ¿Agobiarme más, hijadelagranputa? –y Gigi se abrazó más fuerte a mi pierna, hasta que dejé de sentir cómo corría la sangre por ella-. ¡Neeenaae! Afloja un poco, o me dejarás como la novia de Paul McCarthy, ¡con una pierna de menos! –y la cogí del cuello de la camisa y la puse en pié.

He de recordaos, que con la iglesia a punto de colapsarse por la presión del agua, y con toda aquella gente chillando las típicas frases de Dios mío, vamos a morir, socorro, y varios padres nuestros… los que habían estado con nosotros en el Valle Takami: el segurata, los del Greenpeace (Genaro y Cristina), las Hermanas Calambre (Pepa y Rosa) y Mari Cochambre (la madre del niño piñata), la rata Gustavo (con cara de acojone perpétuo a lo Kidman en Los Otros)además de otros hombres con uniformes con el logo del Valle Takami, pero que yo no conocía de nada, nos reconocieron, y no me preguntes por qué, porque con tanta gente allí chillando, ver a dos marikas en el altar mayor con una virgen de madera, no era algo fuera de lo común para aquel escenario.

Las antorchas de los laterales se apagaron y otras salieron disparadas contra la gente, cuando varios reventones más, dejaron entrar al agua con más impunidad dentro de la iglesia… y el agua ya cubría un metro, nenas. ¡Qué agobio! ¡Dónde está el Fontanero de las Mujeres Desesperadas!

-¡Ven conmigo! –dije a Gigi, y antes de que hiciera lo que iba a hacer, ella me dijo:
-¿No es un sacrilegio?

Yo la miré, miré el altar mayor al que me disponía a subir, la miré otra vez, me cambié de mano la talla de la virgen, y con la mano derecha libre, le arreé una colleja.

-¡Gigi! ¡Piensa! –y me miró con cara de atolondrada-. ¡El agua no para de entrar, y como se rompan esos cristales, se va a cagar la perra! ¡Vamos a aprender a margullir todas, nena!
-¡Mi bolsa de El Corte Inglés!
-¡De poco nos va a servir con este cataclismo! Vamos, ¡sube conmigo! –y la ayudé a subir encima del altar mayor, y miré hacia el techo. No había una enorme cúpula, sino varias, como tres, contando la que teníamos sobre nuestras cabezas-. ¡Tenía que haberme ligado a un arquitecto y no a un policía!
-¿Para qué? –me preguntó Gigi.
-¡Para saber cual es la parte más segura de una iglesia, nena, en caso de inundaciones varias!
-¡Ah! ¿Y si nos subimos al pul-pito?
-¡Será el púlpito! Y no, llegaríamos nadando.
-¿Y cuando el agua llegue hasta aquí?
-Mira eso –le indiqué-. El artesanado y todas esas vigas falsas de madera se están soltando de las paredes -y me asusté y chillé a la gente-. ¡Cuidado con esa vigaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Un enorme CHOFFFSSS, corroboró la caída de aquella viga de casi un metro de ancho, por unos cinco de largo que había caído al fondo de la iglesia. Y es que desde donde estábamos, lo controlábamos todo, mientras aquellas dos antorchas que no se habían mojado y siguieran iluminando, podíamos ver todo el interior desde nuestra atalaya particular.

-¡Gigi! Sujétame esto –y le fui a dar el libro y Gigi chilló cuando una descarga eléctrica la iluminó entera, hasta el interior de los agujeritos de la nariz, pero a mí, en cambio, no me dio corriente. Le separé las manos del libro, y Gigi seguía con cara de electrocutada y con la ropa medio quemada-. Pues va a ser mejor que no toques este libro, nena. ¿Se puede saber qué coño le has hecho? ¡A mí no me da corriente! ¡En fins! Sujétame la virgen, ¿quieres?

Tuve que ayudarla a coger la virgen porque aún seguía bajo los efectos de la tremenda descarga eléctrica que le había dado el libro; yo me volví hacia la gente, y reconocí a mis compañeros del viaje del Valle Takami y les chillé.

-¡Cójanse a las maderas! ¡¡¡Cójanse a todo lo que flote!!! –mira que se lo grité varias veces, pero ni con esas. La gente estaba más interesada en chillar y dejarse morir-. ¡Serán paletos! Gigi, quédate aquí. Dejo el libro a tu lado y no lo toques, ¿vale?

Gigi no estaba por la labor de oír, y seguía con pequeñas descargas saltándole sobre los pliegues de ropa.

-¡OIGAN! –le chillé a la gente entonces-. ¡Cójanse a todo lo que flote!

Lo chillé varias veces, pero no me oyó ni Dior, y eso que estaba en la casa de Dior, así que salté del altar mayor y con mucho estilazo, nadé hacia ellos y casi, y digo casi, les fui diciendo de uno en uno, que buscaran cualquier cosa que flotara para agarrarse a ella y no morir ahogados. Todos me miraban como si dirigiera el cotarro, porque claro, tenéis que entender que habían estado no se cuanto tiempo, muchos de ellos muchísimos años, bajo una especie de trance o hechizo hecho por el cura vampiro, pero ahora aquel hechizo se había roto y ya nada iba ralentizado como antes. El agua entraba por todas partes con una fuerza salvaje e incontrolada. Y el dicho ese de que la madera flota, ¡y una mierda, nenas!, porque notaba cosas duras al nadar, chocando bajo mis pies.

-¡Vamos a morir! –chilló una ancianita que me dio pena.
-No señora, en este capítulo le puedo asegurar que no va a morir nadie. Seguramente terminaremos buceando o rescatadas por una vida inteligente que vive bajo el agua, así que DONT PANIC y agárrese a ese madero.

¡Qué jeby! La ancianita se tranquilizó y me hizo caso. ¡Anda que no tengo poder de convicción yo! ¡Debería presentarme a las próximas elecciones! Pero no a las de Marbella, claro.

Seguí diciéndole a quien tenía al lado, cómo agarrarse a las vigas de madera rotas y mantenerse juntos... cuando las puertas de madera de la entrada, apuntaladas por sacos de tierra, gimieron de tal forma que me preocupé, ¡y mucho, nenas! Anda que como se abran ahora, voy a salir surfeando sobre ella a lo Tsunami 3, pero…

Pero el agua ya había subido más de dos metros, o más, era difícil de calcular con la poca luz que había… y que iba a haber, porque las antorchas de los laterales se empaparon y se apagaron. Tras una leve pausa, donde sólo se oía el agua entrando, todos comenzaron a chillar otra vez súper desesperados, y yo me asusté.

Tardé casi dos minutos, en medio de ese griterío, hasta que comencé a ver entre la semi oscuridad que reinaba en la iglesia, ya que por las vidrieras, que gracias a Dior eran emplomadas y supuse que soportarían la presión exterior, como habían hecho hasta el momento, se filtraba algo de luz, y el agua que no paraba de entrar, las cubrió hasta la mitad, o sea, que llegó ese momento donde parecía que no iba a entrar más agua y que todo se iba a quedar como estancado y tranquilo.

Me alarmé al ver a alguien flotando boca abajo, ¡un cuerpo!, cerca de la entrada principal de la iglesia y nadé hacia él, cogiéndolo y dándole la vuelta para sacarle la cabeza del agua y chillé.

-¡EL CURA VAMPIRO VOLADOR, NEEENAAASSS!

Y el tío que parecía que estaba muerto, reaccionó abriendo los ojos como platos (seguramente por el mega berrido que pegué al reconocerle), y me echó las manos al cuello, para acto seguido ¡¡¡hundirme bajo el agua!!!

2 comentarios:

Hidroboy dijo...

¡¡¡¡QUÉ FUERTE NENAAAA!!!!

¡SI TÚ SALTAS YO SALTO!

Jo, no me agobiaba tanto con el agua desde que vi Dark Water y oí los berridos de la Connely.
Jo tía, qué cosas te pasan. ¡Pero cuéntanos!
¡Quién es el cura misterioso sin piernas que te va a ahogar y por qué estaba bocabajo sin respirar y puede abrir los ojos!
¡Por que a la Giga le da calambre el libro!
¡Por cuanto me vendes la talla de la virgen!
Y, lo más importante:
Ahora que estás a punto de morir ¿Puedo follarme a Bruno?

Frank Palacios dijo...

¡¡¡A mí me vas a hablar de agobios de agua, neeenaaa!!! Que no sabes lo complicado que es nadar en vaqueros y con boxers...

Lo del cura, se sabrá a su debido tiempo...
Lo de la Gigi y sus calambres literarios, se sabrá también a su debido tiempo, nena...
La virgen, si la vieras, echarías a correr como Paris Hillton hacia una joyería que regalara diamantes, de lo jodidamente fea que es, ¡pero flota! Esa talla es carne de antiguario, porque está más descascarillada, que el cerebro de Dinio. Y mira que es quedarme corta, nena.

Y a Bruno no te lo follas, mientras yo viva, y si la palmo, como que tampoco, porque me convertiré en un PolterGAY, y te voy a poner patas arriba la habitación y a joderte el HIPO, pa que te de calambre y sólo suenen canciones de Nana Mouskouri.

Todos los misterios tendrán su respuesta, así que DONT PANIC, porque todo se sabrá, y NO en "Milenio 4", sino aquí, en Desperate Housegays, que sólo, repito para las marikas sordas en lectura, ¡SÓLO! quedan ¡¡¡DIEZ CAPÍTULOS para el final de La Segunda Temporada, neeeeeeeeeeeenaaaaaaaaaaaaaaaaasss!

¿Y te lo vas a perder?
¡Ni aunque Clooney te de cachetitos con la polla, nenas!

¡A AGUANTAR HASTA EL FINAL!
Que no te lo cuente la warra de tu vecina. ¡AGUANTA, MARÍA JOSÉ! Y descubre por ti misma el final...

¡Angela Chaning, lo haría!

Sí, ella, sí, porque Sue Ellen estaría con una trompa de escándalo, ¡meándose por las esquinas como las borrachas!