sábado, marzo 11, 2006

~18~ 2ª Temporada

En el capítulo anterior...

Descubrí que los cuerpos del dispositivo de seguridad del Valle Takami estaban de escándalo… ¡hasta tenían un pelirrojo, neeenaaa! Pero claro, yo iba de histérica-voy-a-morir, y me enteré de muy poco, porque el Genaro me intentó matar, pero Pablo me salvó, y cuando por fin llegué a mi cabaña (sí, nenas la del premio), allí me estaba esperando Gigi y ¡BRUNO!

A Bruno no le importó que estuviera medio muerta, con la ropa hecha un cristo, y cuando corrí hacia él, como las perras de los anuncios, cuando las llama el amo porque tienen para ellas el nuevo Dog Chow, y la perra corre a cámara lenta... lo dicho, que me vi así, cual perra a cámara lenta hacia Bruno, nos fundimos en un abrazo y yo lancé un berrido cuando fue a darme un beso en la mejilla.

-¡Dolly! –dijo él, aunque fue más el susto que se dio.
-¡Ay, nene, qué noche! ¡Casi no lo cuento! –dije agarrándole bien, en uno de esos abrazos a lo Brokeback Mountain Bike, súper apretaditos el uno con el otro, pero mirándonos a los ojos-. Esta noche he visto morir a una persona, bueno, verla, verla, no... simplemente desapareció, pero fijo que estaba muerta; luego me han intentado matar, y me han dado un puñetazo en la mejilla izquierda, por eso me ha dolido cuando has ido a besarme, cariño.
-¿Que te han intentado matar? –oí cómo decía Gigi a mi espalda, y me volví.
-Sí, nena, el del Greenpeace, el Genaro, ¡pero tu segurata me salvó!
-¿Pablo?
-Sí, nena… Mira, ya sabes que hace dos cosas bien en la vida: follar en el campo y salvar vidas, también en el campo.
-Pero, Dolly –dijo Bruno muy sorprendido, y me recordó a mi amiga Onliyu, que piensa que me meto unos tripis como alfombras persas, cuando vivo mis aventuras-, ¿en qué lío te has metido ahora?
-A ver, nene, a quien se folló el Pablo fue a Gigi, ¡no a mí! ¡Líbreme Dior! ¡Porque My Heart Belong to Bruno! -y le di un beso de tornillo.

Y es que claro, ser marika y fiel en estos momentos, es tan difícil, como ser Puta con Master de CCC, y jamás haber conocido hombre, mujer... o un poni tailandés!

-Tía, qué súper fuerte –dijo Gigi.
-¿Cuánto tiempo llevas aquí? ¿Un día y ya te intentan matar?
-Bruno, nene, que una es muy Diva, y se ve que levanta envidias y… -miré hacia mi cintura-, y algo más. ¿Te has empalmado o es la pistola?

Bruno me miró socarrón, haciendo morritos y torciendo los labios hacia la derecha, un gesto muy característico en él, y me besó de una forma tan suave, que casi ni me enteré.

-La pistola la llevo atrás –dijo tras separar sus labios de los míos.
-¡A ver si se te dispara, y terminas en el Circo Ringworld como ¡¡¡el Hombre con dos Ortos!!!
-Bueno, tías, yo me voy porque aquí hay demasiada tensión sexual para mis ojos.
-¿Irte? ¿Estás zumbada? ¿Y si te sale el bicho del lago?
-¿Qué bicho del lago? –preguntó Bruno.
-Un bicho, nene –le dije y volvía mirar a Gigi-. No, nena, tú te quedas en la habitación de al lado.
-También puedo irme con mi madre.
-No, Gigi, que la señora ya tiene una edad, donde las sorpresas hay que medirlas. Mejor la ves mañana.
-¿Pero Gigi no era huérfano? –preguntó Bruno más alucinado aún.
-Eso es, lo era. Ha encontrado a su madre trabajando aquí –expliqué yo.
-¡Bueno, tía! ¿Entonces qué hago? ¡No quiero quedarme aquí, muerta de envidia mientras vosotros dos… vosotros dos! ¡Ya sabes, Dolly!

Y llamaron a la puerta.

-Pregunta quién es antes de abrir, Gigi.
-Ay, tía, qué pesada ¡Claro que lo haré! ¡Ni que fuera tonta, coño! –y se volvió súper decidida, abrió la puerta de un tirón y dijo al que estaba fuera-. ¿Quién es?

Pero Gigi se quedó en el “esss...”, al reconocer a Pablo, el de seguridad, con aires de atolondrado porque, cuando Gigi abrió así, tan de repente, el interior de la cabaña hizo un efecto aspiradora, y el segurata se quedó sobre las puntas de sus zapatos, más dentro de la cabaña que fuera.

-¡Pablo! –dijo Gigi, a quien los “mediclorianos” se le habían disparado. Y es que tras ver La Amenaza Fantasma, Gigi decidió por sí misma que ella también tenía mediclorianos danzando por su cuerpo, como las Jedis... Danzando canciones lolailo, claro.

Gigi, emocionada como nunca, se puso a hablar con el segurata, pero yo dejé de oír esa conversación que tenía a mi espalda, a menos de dos metros, porque sólo tenía ojos para mi Bruno, que seguía rodeándome con sus brazos y con aquella loción de afeitado que me tenía en ruta hacia el berraquismo rural; bajé las manos y metí mis pulgares en los bolsillos traseros de su vaquero. Si Bruno pensaba irse de allí, lo haría arrancándome los pulgares, porque de una cosa sí estaba segura. No se me iba a escapar así a lo tonto.

-Ahora, no me seas tan cabrón de decirme, que sólo estarás unos minutos y que te irás, porque me pondré a chillar, y todas las marikas y no marikas que leen este Blog, me podrán a caldo por no echarte un polvo, y entonces me deprimiré, y cuando me deprimo, me voy de compras... ¡¡¡y qué mierda de tiendas habrá en este sitio??? ¿¿¿Sandías y Melones???
-No me voy a ir… -dijo entre risas-. Al menos, hasta mañana por la mañana.
-Uisss, menos mal...

Y en mi cabeza sonó también un "uisss menos mal" en plural, que dijeron mentalmente la masa de lectoras que leen fervientemente de este Blog.

-Dolly, tía...

Dijo Gigi, y me volví, sin sacar los pulgares de los bolsillos de Bruno, pegándole más a mi cuerpo; Gigi tenía ojos iluminados como Chita, cuando llegaba Tarzán, y se ponía a dar volteretas en el mismo sitio.

-Queee dice Pablo, que para dejarnos más tranquilas y todo ese rollo, que me quiere llevar para enseñarme las contramedidas que tienen preparadas…
-Ah, ¡vale! Pero ten cuidado, no sea que las contramedidas te dejen contra algún mueble de alguna cabaña, nena –y le guiñé un ojo, y ella se fue con su segurata "salvadamasenpeligro", y regresé a los ojos de Bruno. Unos ojos de cansancio y de deseo –por mí te comía aquí mismo… ¡Y YA! Pero si no me doy una ducha antes, no es lo mismo, nene –dije sacando los pulgares de los bolsillos de Bruno, y este me cogió del cinturón, profundizando con sus dedos dentro del pantalón hasta tocarme... con el pulgar el ombliguito, y con los otros cuatro... "la alegría de volver a verle".
-¿Caben dos en esa ducha?
-¿Dos? ¡¡¡Cabe hasta Teté Delgado, nene!!!

Bruno comenzó a desvestirse de una forma muy sensual, y hasta me echó una manita con mi ropa (con barro seco y restos plantas), que se habían endurecido como nosotros, pero en un alarde de Nueve Semanas y Media, no terminamos de desvestirnos, ya que en camiseta de algodón y mis boxer de Olaf Benz (sí nenas, unos boxers carísimos de una alemana loca muy morbosa, de escándalo y de Poliéster y Elastán, con los que te puedes empalmar hasta explotar sin hacer saltar ninguna costura), nos metimos bajo el agua.

El agua estaba muy caliente, sí, pero los causantes de que los espejos del baño se empañaran, fuimos nosotros, nenas. Nos exploramos mutuamente, y he de afirmar, que hasta yo me asusté de los moratones que tenía por varias partes del cuerpo. Claro, que no se puede ir de fantástica a lo Indiana Jones, y salir airosa y sin un rasguño como la Naomi Campbell, cuando se depila las piernas desde los tobillos hasta el cuello, chirli incluido.

Pero pese a tanto morado aquí, y allá, los dedos y labios de Bruno, tuvieron el mismo efecto del Vic VapoRub, y claro, me acordé de la jodida niña del anuncio que se ahogaba viva al respirar, y casi se me baja la erección, así que volví a mirar a Bruno a los ojos, tras cogerle de la barbilla y subirlo hasta mis labios, para beber de él, y del agua caliente que nos caía encima, desde aquella enorme alcachofa metálica, que me recordó a una que vi en IKEA, pero que no me compré, porque aquello era tan grande que si la metía en mi baño, tendría que mear desde el pasillo porque las dos no cabíamos. Era la ducha o yo.

Dos segundos después, algo elástico me retenía por los tobillos. Los boxers habían caído, y ahora era el turno de mi camiseta; me ayudó a quitármela sin dejar de mirarme fijamente. Bruno estaba completamente desnudo, y sus manos zigzagueaban por mi cuerpo sin tocar las magulladuras, hasta que bajamos y nos sentamos en la bañera, el uno frente al otro, con los muslos el uno en cima del otro, y dimos rienda suelta a nuestros labios y manos, hasta erradicar la dichosa tensión sexual de la que hablaba Gigi, y terminamos allí, bajo la ducha, sintiendo como ambos corazones traqueteaban bajo la piel, y la acelerada (y ahogada) respiración, por culpa de la ducha, se serenaba y relajaba; minutos más tarde y tras dejar de abrazarnos, llegó el momento de decidir quién de los dos se levantaba primero.

-Tú estás encima –dijo Bruno con una sonrisa.
-Ay, nene, lo sé, pero me duele hasta el alma.
-Ah, ¿sí?
-Ah, sí…
-Entonces, ven...

Y me cogió del culo y me inclinó hacia él, hasta que terminamos acostados en la bañera, yo sobre él, con el agua caliente de la ducha dándome en la espalda, lo cual fue una gozada. Ni SPA ni pollas, nenas.

-Ah… no te muevas.
-¿Te he hecho daño? –preguntó él.
-No… es que me está dando un gustito en la espalda, que lo flipas.

Bruno sonrió y me abrazó, ladeando la cabeza hacia la izquierda, y cerró los ojos, porque uno de los chorros de la ducha le daba en la frente, y de rebote, en un ojo. Yo me arrebujé sobre él, y con mi oreja en su pecho, su corazón sonó en dolby, y su respiración como la brisa del mar. Con presencia y gravedad.

Por mí, me había quedado allí para la eternidad, pero… cuando noté que la respiración de Bruno pasaba de lenta, a muy lenta… me desperecé, no sea que al otro día las de Takami entraran a hacer la habitación, y nos tomaran por dos marikas de suicidio lento, o entrara todo el gobierno en el baño, y nos denunciara por despilfarro del agua, con lo cara que está y con lo poco que llueve en España. ¡¡¡Pues hagan más pantanos, señores míos!!! ¡Y dejen a estas dos marikas disfrutar, coño!

-Bruno… -dije, pero me ahogué con el agua de la ducha-. Bruno… Bruno… -efectivamente, se había quedado frito, pero cuando iba a ponerme en acción, él se desperezó y se estiró, y yo casi me caigo para un lado.
-Me he quedado dormido… -dijo con una mano a mono de visera, para esquivar el dichoso chorrito de la ducha que le daba en la frente.
-Sí, nene, tú te has quedado frito y a mi me ha entrado un revival Daryl Annah. Creo que hasta me ha salido cola de sirena, ¡neeenaaa!

Nos duchamos rápidamente, con jabón y mucha, pero que mucha espuma, nos secamos con la misma toalla, que era enorme y súper mullidita y olía a melocotón, y Bruno, que es más alto que yo, se puso detrás de mí y a lo Drácula o rollito chinogay, nos envolvió con ella, y andando al mismo paso fuimos hasta la cama, y saltamos en ella. Sí, saltamos nena. Aquella cama no era para meterse y listo: ¡era para saltar sobre ella como las cabras de los documentales de La 2 por los peñascos!

Ya bajo las sábanas secas, blanditas y con aquella enorme manta peluda, nos pegamos cuerpo con cuerpo (yo siempre duermo hacia el lazo izquierdo, formando un 4, y Bruno se adaptó a mi espalda y me abrazó, antes de que un profundo sueño nos dejara haciendo la muerta.



¡¡¡BOHROM!!!

Se oyó en alguna parte, y yo me asusté y levanté medio cuerpo y abrí un ojo.

-¡¡¡DOLLY!!!

Chilló Gigi lejos, pero con la suficiente fuerza, para despertar a cualquier animalito del bosque y matarlo de un susto o paro cardíaco, que para el caso, es lo mismo, ¿no?

-¡¡¡DOLLY!!!

Repitió en un tono más agudo, y esta vez, Bruno se despertó con una sacudida, que me asustó más que los alaridos de Gigi, quien, en ese momento, llamó suavemente a la puerta de la habitación y dijo en un susurro.

-¿Estás despierta, tía?
-¿Tú qué crees? –y me cabreé-. ¿Se puede saber a qué vienen esos gritos, nena?
-¿Puedo pasar? –preguntó bajito y con miedo.
-¡Claro, nena! ¡Entra de una vez!
-¿Qué pasa, Dolly? –me preguntó Bruno a mitad de bostezo.
-Pues no lo sé, pero conociendo a Gigi…¡a lo mejor alguien le ha contado que la leche proviene de las vacas y no de los tetrabriks!
-¡DOLLY! –chilló Gigi al entrar.
-¡QUÉ! –chillé yo más alto que ella, porque para eso ésta es mi aventura, y éste es mi Blog.

De inmediato sentí pena por ella, porque se la veía súper acelerada, a medio vestir, roja como un tomate, y con los pelos despeinados formando crestas aquí y allá, como el prota de Bola de Dragón.

-¡Tía! ¡Falta gente!
-¿Gente para qué? ¿Para jugar a la teto? Yo paso de ir a ninguna excursión a las… y miré mi reloj de pulsera-, siete menos diez de la mañana, Gigi.
-¡No tía, no es para ir de excursión! Te digo –y cogió aire-: ¡Que falta gente!
-¿Pero que falta de dónde?
-¡De aquí, tía! ¡¡¡Han desaparecido!!!
-Gigi, no son ni las siete de la mañana. Si falta gente, ¡es porque están durmiendo, tía histérica!
-¡No, no, no, Dolly! ¡¡¡No están durmiendo!!! ¡¡¡Han atacado varias cabañas y la gente ha desaparecido!!!
-¡Qué me dices!
-¡¡¡Sí, tía!!! –y se echó a llorar como un crío-. ¡¡¡y por un momento pensé que también habían atacado nuestra cabaña y que vosotros –y siguió llorando, y me dio tanta pena, que fui a abrazarla para que se le fuera el susto, y entonces.
-Dolly.
-¿Qué?
-Estás desnuda, ¡tía!

3 comentarios:

Frank Palacios dijo...

JAJAJJAJA, de nada, nena!

De paso, y para recrear más el momento de este capítulo, os recomiendo a todos y a todas, daros una vuelta por la web de Olaf Benz (www.olafbenz.com), para que os pongáis al día en cuanto a ropa interior masculina, y sobre todo ¡¡¡con esos modelos que salen EMPALMADOS en todo el catálogo, neeenaaasss!!!

¡Súper JEBY!

PD: la música guitarrera de la web y los chulazos, son súper recomendables para quitar depresiones, ¡y alegrarte la vista!

Frank Palacios dijo...

DONT PANIC!

La Peibols de Mega Azafata Marimando, y la Hidro, con delirios de grandeza desde que le arreglaron el HIPO... y claro, se le fue el HIPO.

Pero no te preocupes, nene... que yo cuando empiezo una cosa, la termino... ¡¡¡MENUDA SOY YO!!! Menos aquella puta receta del Tiramisú, que no salía ni a patadas, y terminé haciendo una visita al Corte Inglés para comprarme un tiramisú.

Hidroboy dijo...

Oye, Onliyu, que no te emociones. Que como tu propio nombre indica, te dejamos hacer los comentarios onliyu porque sabemos que te hace ilusión.

Pero vamos, que yo sigo todos y cada uno de los pasos de la Dolly, que me tiene en ascuas con sus aventuras en una peli de M. Night Escamarlán. Que seguro que ahora se encuentra con una niña ciega cruzando el bosque y pidiéndole una limosna para encender farolas.

Además, que bastante tengo yo con lo mío con Piluca. ¡¡Que se destapa el pastel tías!!

KILL PILI patrocina Desperate Housegays: Muerte en el Lago Takami.