viernes, junio 09, 2006

~32~ 2ª Temporada

En el capítulo anterior...

A punto de perder el gusto por los culos masculinos, gracias a la aportación de la Pelos, (Pablo, el segurata), nos fuimos las dos ultraceñidas y marichachis con nuestros trajes de buceo a la iglesia sumergida; la Pelos desapareció en los tentáculos del kraken (que no era un apuesto alemán del mundial, no, nenas, sino un BICHAKO, NEEENAAAS!!!), pero yo sobreviví, y entré en la iglesia descubriendo a toda aquella gente desaparecida, en un estado trance (y no por la música, porque allí no sonaba música, aunque cantaban), y volví a ver a Gigi, ahora posesa perdida, como directora de orquesta de aquel cotarro pagano satánico pandemonium miserere.

-¡GIGI! ¡Bájate de ahí inmediatamente, neeenaaa! –le grité haciéndole un gesto para que se viniera conmigo.

Gigi me sonrió y extendió las manos hacia mí, como si esperara que corriera a abrazarla.

-¡Y un cojón de mona paquistaní, nena! ¡Que se te ve muy rara, nena! ¿Qué te has tomado?
-Ven conmigo y presencia el milagro –dijo con una voz, que desde luego no era la de Gigi, mi Gigi, y con un timbre en los graves que hacía vibrar el suelo.
-¡No, nena, que soy atea! ¡Bájate de ahí, coño!
-Mi señor perdona a los pecadores…
-¡Uis nena!, gracias pero no, que yo tengo muchos pecados que perdonar, y tu señor se iba a dormir escuchándolos.
-Únete a nosotros…
-¡Never, pussy! No lo hice con los del ING cuando me llamaron a casa, y no lo voy a hacer… en este… ¡muermo de iglesia, nena! ¿Pero tú has visto esto bien? ¡Esto es peor que el Lether en sus horas bajas, nena! ¿Te vienes o qué? ¿Por qué como me hagas ir a buscarte, quizá te arrepientas.
-Y del arrepentimiento nace el perdón.
-¡Gigi!

Yo estaba cagadita, porque decenas de pares de ojos blancos, los ojos fulgurantes de todas aquellas personas secuestradas allá abajo, se clavaban en mí. Pero no a mirarme el paquete, ¡que ya me habría gustado! No nenas, me miraban con caras de viciosillas posesas por el bichako que presidía el altar.

-Gigi… -repetí, porque me sentía peor que cuando fui a ver Matrix, en la que todo el mundo se enteraba de qué carajos iba la peli, ¡menos una servidora!
-Te espero… -dijo sin dejar de ofrecerme sus brazos.
-¿Sabes que Rosarillo ha sacado un disco nuevo?

La forma de mirarme de Gigi cambió, y hasta diría que arqueó una ceja.

-Sí, nena, ha sacado un disco de un concierto que grabó en directo, con otros cantantes.
-Ven… -dijo, como si alguien halara por ella, como si no fuera consciente de lo que decía, y se asustaba. Había miedo en su cara-. Ven…
-Creo que en el disco, hasta le canta una canción a su madre, y hace un dúo con… con… ¡La Barbería del Sur!

Sí, nenas, Gigi estaba pasando por su particular 59 Segundos, como el de la tele, pero con menos segundos, porque la Gigi, mí Gigi, quería decir algo, pero la otra Gigi, la Gigi directora de cotarros paganos satánicos pandemoniumnescos y misereres varios de Ontario… ganó el micro y el turno de palabra en sus 59 Segundos.

-Ven –dijo, pero ya no me invitaba, me lo ordenaba.
-¿Qué vaya?
-Ven… Dolly.
-¡Anda que no! –y me fui directa a ella, con paso marcial, como cuando vas a por esa camisa que tanto te mola en el Jack & Jones, y hay dos marikas sobeteándola y queriendo comprarla, y tú vas a por ella, con el poder de las Marikas del Universo, porque esa es camisa y nadie te la va a quitar... y menos dos marikas que no tienen ¡¡¡ni tarjeta VISA, neeenaaa!!!!

Llegué hasta donde se encontraba Gigi, me subí en el altar mayor sin que nadie me ayudara, ¡y mira que había gente! Sí, había gente... pero muy POCA educación y solidaridad con una marika que no está acostumbrada a subirse a los altares, y cuando la tuve delante de mis marices, y me refiero a Gigi, y no a la gente, mirándole directamente a los ojos, le dije mega cabreada.

-¡Se acabó la tontería, NENA!

Y aunque parezca mentira que yo hiciera tal cosa, le metí tal puñetazo a la Gigi, que oí como le hacían CRACK! los piños, y después voló momentáneamente y cayó al otro lado del altar.

-¡Ay mis nudillos, neeenaaa! ¡Que se me han quedao como los del físico matemático ese! ¡El que tenía los deditos torcidos! –y me tranquilicé-. Bueno, en realidad, Stephen Hawking… ¡tiene todo el cuerpo torcido, neeenaaa!

Cuando dejé de chillar y de mirarme los dedos torcidos, comprendí que algo estaba pasando. Bueno, más que comprenderlo, oí las megatortas que se daban en los bancos de la iglesia, cuando todos los cuerpos cayeron, como si les hubieran desconectado la ADSL… reinando un tremendo silencio. Hasta la niebla comenzó a disiparse.

Me senté en el altar, y cuando fui a dejarme caer de pié en el suelo, y con un dolor terrible en los dedos de la mano derecha, una vibración me sacudió las pantorrillas. Fue un momento de vértigo. Como cuando sabes que al caer, caerás sobre suelo firme y vas y te escoñas viva, porque el puñetero suelo no era lo firme que aparentaba. Fue esa misma sensación, porque tras pisarlo, en ese vértigo de inseguridad e ingravidez, terminé de rodillas, apoyándome con la mano que no había usado y sintiendo unas ganas de “gomitar” tremendas. Y eso que llebaba no se cuantas horas sin comerme nada, ¡ni una polla, nenas!

¡Ya está! Me dije. ¡Ya estoy posesa! Al dejar KO a Gigi, sea lo que sea lo que se le había metido en el cuerpo, ¡AHORA LO TENÍA YO! Bueno, fue mi primera impresión, porque de verdad nenas, que me sentía fatal, pero al levantar la cabeza, vi que no era yo, que era el decorado… ¡¡¡Pero yo estaba en el decorado!!! ¡¡¡K JEBY, NEEENAAA!!!

Me alejé de mi misma, porque mi otro yo seguía con las rodillas hincadas en el suelo y apoyándome con una mano, mientras la iglesia giraba en sentido contrario a las manecillas del reloj… ¡RECONSTRUYÉNDOSE! Pero yo seguía retrocediendo y alejándome de ellos, hasta que mi espalda impactó con una especie de melaza, y se volvió todo oscuro y silencioso, hasta que salí de esa especie de melaza. ¡Había atravesado los muros de la iglesia, y ahora estaba en un prado verde, bajo la luz de un radiante sol, y todo volvió a enfocarse o a detenerse, porque dejó de girar…! Y sentí otra vez mis pies sobre la hierba fresca y crujiente.

La campana de la iglesia tañó, y yo miré a mi alrededor, aún megaflipada, creyéndome Marti McFly Gay, como en Regreso al Futuro, aunque en realidad toda la película transcurre en el pasado, viendo lo que era el fondo del lago muchos años antes… una pequeña comunidad de campesinos, con casitas modestas, pero ojo, súper verde todo y muy limpio, pero sin carreteras de asfalto.

La campana seguía repicando, ahora un poco más rápido, y todos los que allí vivían, salieron de sus casas y fueron derechitos a la iglesia. Parecían muchos, pero en realidad los habitantes de aquel sitio no llegaban a la treintena, en número, nenas, porque en edad... rebasaban los 50 o más. ¡Mira, como en el Lether!

Oí un griterío, que lo provocaba una niña, pero gritaba como su fueran cien niñakas en la mañana de Reyes. Volviéndole a mi espalda, la vi venir. Era una cría de diez o más añitos, con pinta de haberse fumao la hierba de un huerto psicotrópico cercano, que venía directa a mi. O sea, que me embestía sin dejar de mover las manos como si fueran aspas de molino, chillando, y muy mal vestida, por cierto.

-¡Nena, cuidao! –le chillé, pero la niña cabrona ¡ME ATRAVESÓ!, y sentí en mi cuerpo como cuando alguien te da un tirón en los vaqueros, y un pestilente olor a orina. La niñaka aquella acababa de atravesar mi cuerpo, como si fuera un ¡Bruce Willis! Digo... ¡Un Sexto Sentido! ¡DIGO! ¡Un fantasma, coño! ¡Pero no la niña, nenas, sino, YO MISMA! -¡¡¡Estoy muertaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! –berreé.

La niñaka siguió corriendo derechita a la iglesia, como todo el mundo, y a mi me faltaba la respiración del pánico que me había entrado.

-¡No he viajado al pasado, nena! ¡Estoy muerta, neeeenaaaa! –y me toqué, y sentí que me tocaba-. ¡Pero tengo tacto! –y levanté la cara-. ¡Y siento el sol! -y me dieron ganas de cantar como Marisol, pero me reprimí, porque sólo sabía tararear las canciones, pero no la letra.

Intentando elucubrar en qué estado de la materia podría estar mi cuerpo, pasó en esos momentos alguien a mi lado, que al recordarle, pese a lo joven que aparentaba ahora, me hizo dar tal grito... que hubiera matado de un susto a un ornitorrinco. De haber ornitorrincos por la zona, claro.

-¡¡¡EL FANTASMA DE FERNANDO MORALES!!! –chillé, pero él ni se inmutó, y seguramente, no era ni el fantasma, porque se le veía bien vivito y fornido, cargando una cosa grande, cubierta por una manta y que llevaba a la iglesia.

Y ocurrió algo más… algo que estaba segurísima, que sólo yo podía ver, algo que iba dejando aquel joven, aunque talludito Fernando Morales del pasado. Allá donde pisaba, la hierba brillaba… pero no era sólo la hierba… era todo el contorno de su cuerpo lo que brillaba, con un brillo blanco, que luego se convertía en azul y desaparecía.

Me acordé de Depredador y la visión rara que tenía, porque era un alien rasta, qué cojones, y supuse que esa visión que tenía en plan súper poderes, me había sido concedida al viajar en el pasado, como fantasma vivo pero con tacto; seguro que una puta de estas que te lee el futuro si las llamas por teléfono, se quedarían tan anchas diciéndote que estabas experimentando un viaje astral. Pero no, nenas, lo mío no fue viajar entre los astros, estrellas y cometas. Era un viaje al pasado… pero como testigo invisible.

Estaba asustada, sí, pero por mucho que lo estuviera, si estaba allí es porque algo o alguien, me había enviado para que lo viera, y no me refería a que viera el campo y lo cool que era aquel pueblecito o aldea, antes de que lo inundaran y convirtieran un lago… sino para que viera lo que había ocurrido en aquella iglesia.

-¡La virgen de madera! –dije yo-. ¡Fijo que me ha enviado ella para que viera esto! –seguí diciendo a nadie en concreto, más sola que la una, aunque por allí había una abeja, y por si acaso, iba la hijaputa y me picaba, decidí irme al interior de la iglesia, y me puse a andar en esa dirección, cuando la campana dejó de tañer.

Andando, me dije a mi misma que no fue la virgen quién me envió, porque no soy creyente, nenas, pero en momentos así, necesitas una imagen totémica, un dildo o algo como amuleto, para que me diera fuerzas… cuando iba a hacer lo que iba a hacer… entrar en la iglesia… y entré. Sin la virgen de madera, pero sí pensando que me protegería, más que nada, porque estaba en su casa, ¿no? Aunque también era la casa de Dior ¿No? ¡Basta ya, Dolly! ¿A ti qué te importa cuanta gente viva en la iglesia? ¿Eh? ¡Entra de una vez, nena!

Y entré.

-¡Blasfemia!

Chilló alguien muy cabreado, pero yo no me di por aludida. Si hubieran dicho ¡Dolly! Coño, pues claro que me sentiría aludida, pero no por ¡Blasfemia!; seguí andando muy segura, porque sabía que me protegía la invisibilidad, como a la rubia de Los Cuatro Fantásticos, y me fui directa al altar mayor, sin importarme toda aquella gente que había en la iglesia, ocupando su sitio en los bancos de madera.

-¡No permitiré semejante aberración en la Casa del Señor!
-¡El Cura Vampiro Volador! –chillé horrorizada, pero como nadie me veía ni me oía, la única que se horrorizó fui yo.
-No van a mover la aldea de sitio, Padre –le dijo Fernando Morales, con aquel brillo extraño alrededor de su cuerpo-. Lo van a inundar y a vosotros, a todos vosotros... os dejarán con una mano delante y otra detrás.
-¡He escrito al Obispo! ¡Pronto tendré noticias suyas! ¡Él intercederá por nosotros y nos ayudará!
-Quizá… -dijo Fernando-. Pero ya será tarde… y cuando les echen de aquí, yo y mi hija lo veremos todo desde nuestra casa, y diremos: "ya se lo advertimos… ya se lo advertimos".
-¡¡¡YA SE LO ADVERTIMOS, YA SE LO ADVERTIMOS!!! –repitió a gritos la niñaka loca aquella que apestaba a orines, ejecutando su particular baile psicotrópico.
-¡CALLA, Clarita! –le ordenó Fernando.

¡Clara, la que yo conocí como la vieja meona chalada (si es que no te has coscado aún, nena), era esa niñaka, que además era la hija de Fernando Morales! ¡K JEBY!

-¡No permitiré ni un minuto más, que esta imagen sustituya a Dios Todopoderoso en esta iglesia! –dijo el cura con rotundidad.
-La iglesia es del pueblo, Padre… y el pueblo la quiere aquí.
-¡No mientras yo viva!

Nadie respondió, pero estaba claro que fuera lo que fuera aquella imagen oculta por una manta, aunque yo ya me lo imaginaba, se iba a quedar en aquella iglesia; todo el pueblo se puso en pié.

-Usted no decide, padre, como le he dicho... decide el pueblo.
-¡¡¡DECIDE EL PUEBLO, DECIDE EL PUEBLO, DECIDE EL PUEBLO!!! –coreó la niña, zapateando y moviendo las manos como si se la comieran vivas las pulgas.

Todos los aldeanos salieron al pasillo central, y se encaminaron en silencio hacia el altar mayor, sobre el cual estaba aquella imagen que Fernando Morales descubrió al quitarle la tela, y que yo conocía perfectamente… ¡¡¡EL BICHAKO!!!

Mientras... todos, pero absolutamente todos los aldeanos, rodearon al cura y la emprendían a patadas y puñetazos contra el pobre hombre, que chillaba de dolor y se intentaba proteger con las manos de la barbarie. Yo sólo pude taparme la cara, para no presenciar aquel horror, porque siendo invisible y transparente como era, no podría hacer nada más.
Pero oí sus alaridos y la cantinela de la niñaka meona, que berreaba sin parar...

¡El pueblo decide!
¡El pueblo decide!
¡El pueblo decide!



2 comentarios:

Hidroboy dijo...

¡¡Qué fuerte nenaaaa!!

Fernando Morales le ha cortado la cabeza ¡¡A SU PROPIA HIJA!!

Claro que yo también lo habría hecho, porque mi niña no le hace una golden shower a cualquiera si luego no se casa con ella.

Por cierto, esto me recuerda a Dagon. ¿Saldrán las tetas de Raquel Mescoño?

Frank Palacios dijo...

Sí, nena, súper JEBY, nena!

Bueno, era su hija, pero la mató de vieja (que hace falta FAGOR, para aguantar a esa chalada tantos años)...

Y si esto se pareciera remotísimamente a Dagon, Dagon hubiera sido una peli de EXITO, nena, y no lo fue.

¿Por qué?
A) porque era un mojón de peli.
y...
B) Porque se parecen como un huevo a un kwi, nena!

Y gracias a DIOR, no, no sale esa “actroz” enseña tetas, chillo por que me toca ¿dónde estrá mi ropa?...

No nena, no.
Hay que mantener el nivel.

Aquí como mucho, unas cuantas pollas, pero sin desmadrarse la cosa, que si no, terminábamos todas de Bukkake hasta las orejas, neeenaaa!