viernes, junio 16, 2006

~34~ 2ª Temporada

En el capítulo anterior...

Se ataron todos los cabos, sargentos y soldados rasos marcando paquetón, de esta Segunda Temporada de Desperate Housegays. Yo seguía con vida, y Gigi, y la gente que había desaparecido del Valle Takami, y otra gente que había desaparecido durante años en el pueblo de Cien Pasos, y Bruno, que estaba más bueno que nunca, también estaba allí, como en las bodas: para lo bueno, para lo malo, ¡y para echarme un polvo, nenas! ¡PERO! La maldición aún persistía y la iglesia sumergida se venía abajo.

-¡Vamos a morir, tía! –me chilló Gigi.
-No mientras yo viva, nena. Además, esta aventura termina en el Capítulo 35.
-¡Con nosotras MUERTAS! –recalcó dando rienda suelta a su ataque de pánico.
-¡No, Gigi!
-¿Por qué, Dolly?
-¡Porque hemos llegado... donde ninguna marika en su sano juicio ha llegado antes!
-¡Como en Star Trek, tía!
-Más o menos, nena.
-¡Dolly! –chilló Bruno desde alguna parte.
-¡Un segundo, nene! ¡Que esta es mí secuencia!
-¡Protegeros en los muros laterales! –siguió diciendo, sin importarle que este fuera mi momento.

Un berrido, ni animal ni humano, una baja frecuencia como la que tenían los trípodes en La Guerra de los Mundos, sonó estrepitosamente y todo volvió a menearse violentamente; la Bestia seguía fuera. Lo supe, porque las vidrieras de la iglesia se oscurecieron cuando pasó delante de ellas, nadando en círculos alrededor de la iglesia.

-¡Gigi! ¡Ve con Bruno!
-¡Para qué!
-¿Para qué va a ser, nena? –y me puse en jarras-. ¡Para seguir con vida, nena!
-¿Y tú qué vas a hacer?
-Haré, lo que tengo que hacer.
-¿Poner fin a todo esto, tía?
-No, nena, eso será en el Capítulo 35.
-Ah. Entonces me quedo.
-No, nena, que es muy peligroso.
-¿Y ahora me lo dices?
-Más vale tarde, ¡que perderte las rebajas del Springfield, nena!
-Yo me quedo contigo, tía.

El techo volvió a crujir y a abrirse más vías de agua.

-¡Si me juras que llego viva al Capítulo 35, tía! -critó Gigi viendo el techo desmoronarse.
-Si te quedas, serás un estorbo, Gigi.
-Mira, me has llamado cienes de cosas, pero “sorbo”, nunca, tía.
-Mira, nena, estoy a punto de hacer algo, por lo que quizá muera… o mueran los que tenga al lado.
-¡Me arriesgaré! –dijo Gigi, y la bóveda crujió sobre nuestras cabezas-. ¿Qué pretendes hacer, tía?
-¡Acabar con la maldición!
-¿¡Cómo, tía!?
-¡Con dos cojones! ¡Y con la vieja meona! –y la busqué con la mirada, porque entre la tenue luz, era fácil encontrar algo que brillaba de color azul, como un gusiluz… y la encontré-. ¡Clarita! -el fantasma de la vieja meona se detuvo, porque estaba corriendo en círculos (para variar), y me miró-. ¡Clarita, ven aquí!
-¡Soy una cochina, una cochina! ¡Oh, sí, sí, sí! ¡COCHINA! ¡Eso es lo que soy! ¡Cochina!
-¿Y ahora se entera la tía? –murmuró Gigi, y a mi casi me entró la risa.
-¡Calla, coño! –y la llamé otra vez-. ¡Clarita!
-¡Clarita, COCHINA! ¡Cochina! ¡Cochinacochinacochina!
-¡Nena, vente pacá, coño, que te voy a contar algo!
-¡Cochina! –repitió en su demencia.
-¡Sí, nena! Pero vente pacá, ¿quieres?
-¡Cochina!

El suelo se inclinó unos grados, y las grietas en el techo se abrieron más. Gigi gritó, y yo también claro, porque aunque sea la prota, no iba a dejar de tener miedo a tal desastre.

-¡CLARITA! –y vi que dejaba de correr en círculos y me miraba-. ¡Nos tienes que ayudar!
-¿Ayudar? –preguntó Gigi, mirándome.
-¿Ayudar? ¿Clarita? ¿Ayudar, Clarita?
-¡Sí, nena, ven a ayudarnos!
-¿En qué coño nos va a ayudar la trastornada esa?
-Gigi, por FAGOR, calla… ¡Clarita ven, vamos! ¡Tienes que ayudarnos!
-¡Clarita ayuda, como a papá ayuda! Oh, sí, sí, sí… -y corrió hacia nosotras, haciendo eses y soltando unas cuantas carcajadas desafinadas por el camino.
-Dolly –me susurró Gigi-. ¿Con qué narices no va a ayudar esa chalada?
-Con eso, nena…

Y me moví a un lado para que pudiera ver el ídolo pagano de piedra que había sobre el altar. Aquel del que había surgido la bestia que había maldecido al pueblo de Cien Pasos, y que la había traído de vuelta a la tierra.

-Clarita ayuda, AYUDA, ayuda…
-¡Bien, Clarita! –y señalé con un dedo el artefacto del Dior pagano aquel-. ¿Verdad que lo habías visto antes?
-¡CLARO! Clarita lo cuidaba. Papá dejaba que Clarita lo limpiara y lo lavara. Clarita siempre lo limpiaba.
-¿Sabes cómo se… desconecta?
-¿Desconecta? ¿Desconectadesconectadesconecta?
-¡CORTA EL CABLE ROJO, DOLLY! –gritó Gigi.
-¿Pero qué cable rojo, ni qué leches, Gigi? ¡Esto es de piedra, nena! –y al decir esto, rocé la estatuilla con un dedo y sentí una descarga de poder, de enorme poder recorriéndome el cuerpo y un zumbido que silenció todo el ruido que nos rodeaba-. ¡ÁAAAAAAAAAnnngela María! –y me aparté del trasto-. ¡Me ha dado calambre, nena!
-Eso te pasa por no cortar el cable rojo, tía.
-¡Gigi! –le grité y me puse a pensar, cuando vi la cara de sorpresa en el fantasma de Clarita-. ¿Qué pasa, Clarita? ¿A ti no te da corriente? –y lo negó con tal violencia y tantas veces, que pensé que se le iba a salir la cabeza despedida en cualquier comento.
-La piedra no corriente…
-Pues me ha dado, nena.
-No da corriente, oh, no, no, no…

Dijo alargando las manos para cogerlo, pero al ser un fantasma, sus manos sólo cogieron aire.

-¡Pues claro que no le da corriente, tía! ¡Porque la tía es “transpariente”!
-¡K JEBY! –dije y me puse en jarras-. ¡Pues el plan que tenía para salvarnos, acaba de irse a tomar por culo, nenas! ¡Así que no queda otra cosa que el Plan B!
-¿Y cual es?
-Gritar hasta morir aplastadas y ahogadas cuando se venga abajo la iglesia, nena.

Nos miramos y chillamos a DUET del pánico que nos entró; Clarita, tozuda, seguía intentando cogerlo, pero sus manos atravesaban el ídolo satánico y esto la hacía enfurecer, pegar gritos y correr en círculos.

-¡Un momento! –dije levantando las mano derecha-. Se me ha ocurrido otra cosa. Y cogí a Gigi, a su mano, más concretamente, y toqué con ella el ídolo. La respuesta fue la misma, a las dos nos arreó una descarga de mil pares de cojones.
-¡Tía, qué cabrona que eres! –chilló enfurecida Gigi.
-¡Tenía que intentarlo, nena!
-Pues avisa antes, tía. Que me has dejado los deditos sin sensibilidad.
-Clarita…¡Clarita! –grité hasta atraer su atención, y dejó de correr en círculo-. Tú eres un fantasma, yo tengo cuerpo… ¡y el deuvedé de Ghost! ¿Vale? –ella me miró como si le hablara en suahili-. Vamos a hacer un experimento, ¿Oka, Clarita?
-¿Experimento? ¿Clarita un experimento? ¿Qué experimento?
-No te muevas, ¿vale? -aguanté la respiración, anduve dos pasos hacia ella y cerré los ojos hasta meterme dentro de su cuerpo, o ella dentro del mío. Abrí los ojos y lo vi todo azul. Estaba viendo desde el interior cuerpo de Clarita.
-¡Holy Manolis! –dijo Gigi-. ¡Dolly, tía, pareces un fantasma de JEDI MEONA! ¡TÍA!
-Clarita… -dije, y oí la voz de ella como si hablara por mí-. ¿Te encuentras bien?
-Clarita está… -dijo Clarita retumbando en mi cabeza.
-Ya sé que estás, nena, lo veo todo azul, pero ¿Cómo te sientes, Clarita?
-Cool, nena.
-¡K JEBY! –chillé yo-. ¡Bien, Clarita! Esto va a ser como Mazinger Z, ¡y no me preguntes! Tú sólo haz lo que yo te diga, ¿vale, Clarita?
-Ooooookey! –dijo como medio piripi por el cool que estaba chupando de mi cuerpo.
-Tú serás el cuerpo de Mazinger y yo Koji Kabuto.
-Yo soy Clarita –dijo Clarita.
-Ya nena, pero vamos a hacer como en las películas, ¿sabes?
-Nop… -dijo ella.
-Lamento interrumpir, Woopy Goldberg –dijo Gigi con retintín-. Pero la iglesia ¡SE ESTÁ CALLENDO A CACHOS Y SE ESTÁ INUNDANDO, TÍA!
-Clarita… -la llamé.
-Dime, nena –me dijo ella, que cada vez se iba volviendo más cool, gracias a lo que asimilaba de mi cuerpo.
-Vamos a darle un lavado a la figurita, ¿vale, nena?
-Pero está limpia, nena.
-Sí, nena, pero vamos a dejarla más limpia. ¿Vale, Clarita?
-¡Síp! Ooooookey!
-Oka, nena, pues vamos a coger la figurita entre las dos, y a llevarla a aquel… lavamanos de allí, y la lavamos, ¿vale?
-¡Oookaaa, nena!

Desde luego, no había ningún lavamanos en la iglesia, nenas. Lo que había visto y hacia lo que me dirigía dentro del fantasma de Clarita, era una pila de agua bendita. Desconocía que efecto tendría meter aquella figurita en el agua bendita, más que nada, porque no sabía si estaba bendita o maldita, pero en todas las iglesias siempre el agua está bendita, coño. Así que supongo que ocurriría como en las películas de terror, donde sale el diablo y que al rociarle con agua bendita, se pone hecho una furia y todo eso. Quiero decir, que tras meterlo en la pila, tendría que pasar algo tan... ¡de DIABLOS!, que ya podía salir corriendo por patas, en cuanto la mojara.

Clarita y yo cogimos aquella espantosa figurita, que me recordó a las espantosas figuritas que venden en las tiendas de los chinos, y que sólo una ciega tendría el valor de comprársela. El tacto fue normal. Nada de calambres, ni posesiones. Era tacto de piedra rugosa… y muy pesada. Porque yo la llamaré aquí figurita, pero la mierda aquella era como de medio metro de alta ¡y pesaba un huevo kinder, nenas!

-Vamos a lavarla, vamos a lavarla, a lavarla, oh, sí, sí, sí…
-Eso es, Clarita. La vamos a dejar, como los grifos del bidet de la Preisler.
-Cool… -dijo Clarita, cuando estábamos justo al lado de la pila llena de agua.
-Vamos a lavarle primero el pelo, ¿vale?
-Clarita siempre empieza por los pies.
-Sí, Clarita, pero hoy empezaremos por la cabeza, ¿vale?
-
-¿Qué pasa Clarita?
-Clarita nunca le lava la cabeza, no le gusta. Oh, no, no, no.
-¿Estás segura, Clarita?
-Oh, sí, sí, sí.
-¡Pues se va A JODER, NENA.

Y giré la figura poniéndola patas parriba y le metí la cabeza dentro del agua bendita, y fue como escupir en una sartén de aceite hirviendo. El agua saltó repelida, y la figura cobró vida. ¡Ardía! Y la bestia que merodeaba nadando por el lago, por fuera de la iglesia, emitió otro de sus particulares berridos, estremeciendo todos los ladrillos de la iglesia y provocando un sismo que hasta yo me asusté, pero, aunque me quemaran las manos, y aunque Clarita no parara de chillarme dentro de la cabeza “mentirosa asesina”, no dejé de sujetar aquella figura de piedra que se retorcía en mis manos, para mantenerla bajo el agua.

Sentí como si me despegaran de un velcro gigante, y vi al fantasma de Clarita a mi lado, chillando y arrancándose los pelos de la cabeza a puñados, pero yo seguí a lo mío, manteniendo aquella cosa, o parte de aquella cosa, dentro del agua bendita.

-¡Asesina, Asesina, Asesina! –no paraba de chillar Clarita, cuando una de las vidrieras reventó, trayendo consigo una auténtica cascada de agua de la que surgió un tentáculo enorme, y el ojo de la Bestia (a modo de tapón), cortó el paso del agua del lago, al introducirse por por el marco de cristal roto.

El tentáculo cogió a Clarita, y lo asimiló en millones de partículas de polvo azul, por sus innumerables ventosas, y yo chillé, y Gigi también, porque conozco del timbre de sus chillidos, y todos los demás que estaban allí atrapados, como nosotras, también chillaron, y las manos me ardían como si las tuviera sumergidas en lejía, y la figura se partió en decenas de grietas y ya fragmentada, no hubo ningún obstáculo para que cayera dentro de la pila y el agua bendita la cubriera completamente.

La bestia bramó provocando otro temblor, y vi su pupila dilatarse y dilatarse, como si le fuera a explotar en mil pedazos, que fue exactamente lo que sucedió. Explotó en un amasijo de agua dulce, carne y sangre, y el lago Takami cayó sobre nosotros inundando completamente la iglesia.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Q fuert!
Totalmente enganchado q me tienes.
A ver el desenlace que promete, por lo menos un par de polvos más...

Frank Palacios dijo...

¡Anda que estoy pa polvos, nena!
Con sobrevivir, ¡voy que me mato!

Por cierto, Oskarin, ¡bienvenida al club! Y espero que por muchos capítulos, ¡nena!

Como ya comenté en el post anterior, aquí van las fechas del súper densenlace final de la Segunda Temporada de Desperate Housegays:

Martes 20
Capítulo 35
¡¡¡EL ÚLTIMO, NENAS!!!
¡¡¡THE LAST GANG BANG!!!


Sábado 24
Epílogo-GO!

Y es que toda Súper Producción que se precie, DEBE tener un Epílogo-GO!, o eso fue lo que me dijo mi amiga Paky de Kentucky, neeenaaa!

Hidroboy dijo...

NENAAAAAA!!!!!

Qué fuerte me parece que te hayas metido a la Clarita en el cuerpo. Orina en el cuerpo tía.

Pero yo hay una cosa que no entiendo. Si la otra vez ya salisteis de la iglesia que se había derrumbado y llevabais las bolsas del corte inglés y todas se salvaron (menos la Gigi, que es un poco puta). ¿Ahora qué coño pasa aquí?

Frank Palacios dijo...

¿Tú te leíste el capítulo aquel, donde el fantasma y el pulpo gigante se llevó otra vez a todo DIOR pabajo, o tenías la única neurona que te funciona, oyendo a las Shimai, nena?

Y la iglesia no se derrumbó, nena, se cascó un poco, pero no se hundió, nena. No se dice por ninguna parte que se haya derrumbado.

Hidroboy dijo...

Sí nena, leí el capítulo que el fantasma se llevaba a todos otra vez al fondo del lago matarile, rile rile.
Pero es que no entendía nada. Un poco lerda que soy.
Por eso estoy encerrada en los pasillos del Complejo Secreto de la Organización en Murcia. ¡Leed el Kill Pili!

Anónimo dijo...

Gracias por la bienvenida (aunque hace mogollón que te leo), por el schedule de los capítulos y por los buenos ratos.
Hidro, tu cuando actualizas? Que tb estoy superenganchado al desenlace.
P.S. ¿Para cuando la edición en DVD de las 2 superseries de la temporada? ;)

Frank Palacios dijo...

Osea, nena... ¡que tú eras UNA de las que leías y no dejabas ni un post!

Pues mira, funcionó lo de poneros firmes a todas en el capítulo anterior JARL!

Y sobre el final de Kill Pili, seguro que no lo sabe ¡ni ella! (como anoche ¡se hinchó!, y le da vueltas la cabeza, tía).

Pero con la facilidad que tiene para matar a sus personajes, ¡a ver si un día la matan (o se mata a si misma sin darse cuenta) y nos quedamos todas sin saber cómo termina!