Tras empezar con muy mal pie esta Cuarta Temporada de Desperate Housegays, decidí que lo mejor era largarme de casa con Gigi, a la residencia de ancianos en la que había desaparecido Rosario Fitis. Antes muerta, que soportar a mi madre, nenas… y así fue cómo llegamos allí y fuimos atendidas por la directora del centro: Roberta.
Roberta andaba muy rápido, y tanto Gigi como yo comenzamos a agobiarnos de lo rápido que andaba y hablaba a la vez, y encima ¡sin signos de puntuación!, pero no os preocupéis, que para eso estoy yo, y así os podéis enterar bien de todo lo que nos contó mientras andábamos por pasillos tétricos y con poca iluminación, subiendo escaleras y abriendo puertas y más puertas…
-En este momento sólo tenemos a doce abuelitos en la residencia.
-¿Abuelitos? –chilló Gigi-. ¿Es una residencia para la Tercera Edad Gay?
-¡Gigi! No me seas cateta, nena –dije yo-. Es un término genérico, para referirse a abuelitos y abuelitas.
-No, no, no, no… -dijo Roberta súper rapidísimo-. Sólo tenemos abuelitos.
-O sea: ¡que es una residencia para la Tercera Edad Gay!
-¡Gigi!
-Sinceramente, no sé si son gays o no… -dijo Roberta deteniéndose en seco, y como iba andando tan rápido, a detenerse Gigi y yo seguimos andando como unos diez metros más, frenamos y nos dimos la vuelta-. ¿Dónde estáis?
-Aquí… -dije yo desde detrás, y se volvió hacia nosotras.
-¿Y qué hacéis ahí?
-Señora Roberta… es que usted anda muy rápido y habla muchísimo más rápido aún –dije yo intentando ser todo lo educada que pude, pero la muy puta me miró abriendo más el ojo que tenía de mayor tamaño, escrutándome como si fuera un Sudoku con decimales.
-Bien, bien, bien… -dijo y se puso a andar otra vez, manipulando un aro metálico en el que había como veinte llaves diferentes de todos los tamaños y formas-. Desde que abrimos la residencia… eso habrá sido… allá, por el año noventa y dos… siempre han pasado cosas… poco corrientes.
El “poco corrientes” lo dijo con extrema lentitud, y para una mujer que hablaba escupiendo 500 palabras por minuto, seguro que le dolió cantidad en la lengua.
-¿Cómo que poco corrientes? –pregunté yo, mientras ella abría otra puerta.
-Veréis… algunos ancianos han llegado a nuestra residencia ya viudos… otros, por el contrario, venían con sus esposas… pero… a los pocos meses… ellas fallecían.
-¿Sí…? –preguntó Gigi así, como en súper tono politono de tensión.
-¿Y morían de alguna enfermedad o de alguna cosa rara, como en The Ring?
-No, no, no… se quedaban dormiditas. Simplemente.
-O sea, que decían “voy a echarme una siestecita”, ¿y no se volvían a levantar?
-Así es –dijo de forma seca, y nos condujo por otro pasillo-. Pero… hará, cuatro o cinco años, ellas, las ancianitas que vienen a quedarse en nuestra residencia, lo hacen por muy poco tiempo.
-¿Se mueren antes? –preguntó Gigi.
-Así es…a la última no le dio tiempo de abrir la maleta y acomodarse. Llegó con prisas, porque tenía incontinencia, y fue directa a los baños… y como no volvía, Pepe, nuestro enfermero, fue a buscarla y se la encontró sentada en la taza. Muerta.
-¡K JEBY! –dije yo súper asustada.
-¿Y sólo han fallecido las ancianas? ¿O ha muerto alguien más?
-Qué bien preguntas, Dolly, hasta pareces una periodista de verdad.
-Gigi, por favor…
Roberta se quedó pensando una fracción de segundo.
-También falleció Susana, una de nuestras mejores enfermeras en el año dos mil, y en el dos mil tres Gladis, otra enfermera que contratamos. Su estancia fue de dos semanas.
-¿Y de qué murieron?
-Infarto.
-¡¡¡!!! –las que me conocéis, sabéis que pongo ésto cuando algo me asusta realmente de verdad.
-Luego se corrió la voz y ya no tenemos enfermeras. Así que ahora sólo tenemos a dos enfermeros: Pepe y Antonio, turno de noche y turno de día, y Carmelo el cocinero, que llega todos los días a las seis de la mañana.
-O sea, que todas las fallecidas han sido… ¿mujeres? –preguntó Gigi.
En ese momento, Roberta fijo que se dio cuenta de que la miramos de arriba abajo, ¡porque bien podría ser un travesti, de lo jodidamente fea que era la tía!
-¿Qué insinuáis?
-Sólo es una pregunta profesional, pero… –comenzó Gigi-. ¿SIEMPRE ha sido usted una mujer?
-¿Qué tipo de pregunta profesional es esa?
-¡Coño, pues una pregunta, tía!
-Gigi… señora Roberta, haya paz… estamos aquí para investigar… usted nos llamó, ¿recuerda? –la mujer parecía que comenzaba a tranquilizarse-. Es que si como bien ha dicho, todas las fallecidas han sido mujeres… ¿cómo es que sigue usted viva?
Tras una larga pausa y visibles signos de nerviosismo, mirando por encima de su hombro, dijo:
-¿Por qué creen que ando tan rápido?
-¿Para quemar grasas? –preguntó Gigi.
-¡Gigi!
-Ando rápido porque este sitio me espeluzna. Nunca estoy más de treinta segundos parada… y cuando me detengo a hacer alguna gestión, la hago en mi coche. He montado allí la oficina desde que han comenzado las muertes… en serie.
-¿En serio? –preguntó Gigi.
-He dicho en serie.
-No, señora, me refería a que si “en serio” tiene usted la oficina en el coche…
-Sí… y llevamos mucho tiempo parados, seguidme –y abrió la última puerta.
-K JEBY, Dolly, tiene la ofi en el coche... -me dijo Gigi en plan presentadora de Bricomanía.
-Pues tampoco es tan jeby, nena, yo tengo en mi ZEN, radio, reloj, música y varios capítulos de Mujeres Desesperadas, y no presumo de ello... ¡y en menos espacio físico, nena!
-También es verdad, tía.
La última puerta, en el segundo piso, era la que conducía a las diferentes habitaciones para las mujeres, como nos dijo súper rapidísimo, y como no quiero que os agobiéis, os lo cuento y lo resumo; en la primera planta están los hombres y en la segunda, completamente vacía, era la dependencia de las mujeres, pero ahora sólo estábamos nosotras dos, que íbamos a ocupar la habitación del fondo, justo encima de la habitación del enfermero Pepe (turno de noche). Así que si dábamos unas patadas en el suelo, Pepe se levantaba y nos ayudaría en lo que fuera.
-Os dejo las llaves… -dijo Roberta.
-¿Para? –pregunté yo.
-Venís a investigar qué pasa en la residencia, ¿no?
-Oh, sí, claro, claro… -y cogí las llaves-. Así que podemos movernos… por toda la residencia, sin hacer mucho ruido porque los abuelitos están dormiditos, e investigar un poco…
-Muy bien… yo me voy… -y nos miró con puro terror-. ¿Me acompañáis a la salida?
-¡Porsupuestísimo! –dije yo súper educada, y porque además teníamos que ir a buscar las mochilas con nuestras cosas en el coche, pero no se lo dije, claro.
Tras despedir a Roberta y sacar nuestras cosas del coche, regresamos al interior de la residencia en medio de un silencio sepulcral… hasta que habló Gigi.
-Menudo rollo nos ha soltado la tía, Dolly. Parece sacado de Historias para no Dormir sin drogarse antes, tía.
-Sí, nena… como para dormir tranquilas…
-Pero ha omitido muchas cosas, tía.
Y yo me paré y me puse en jarras.
-A ver si ahora por leer el Cosmo, vas a ser más lista que yo, Gigi.
-A ver, tía, recuerda que no somos las primeras que manda nuestro feje, ¿vale?
-Ah, ¿sí? Pues no me acordaba. ¡Demasiados Ginlemon en Torremolinos este verano, supongo! ¿Y cuantos ha enviado el jefe?
-Rosario Fitis fue la quinta, y antes habían desaparecido cuatro más.
-Pues claro, Gigi, que sé contar…
-Y de los cuatro anteriores, tres eran hombres…
-¿Y ME LO DICES AHORA, HIJADELAGRANPUTA?
-¡Coño, tía, es que me he acordado mientras acompañábamos a Roberta la Muerta a su coche oficina!
-¿Y para qué coño te tomas el multicentrum, nena? ¡PARA LA MEMORIA, GIGI!
-También es verdad, tía.
La última puerta, en el segundo piso, era la que conducía a las diferentes habitaciones para las mujeres, como nos dijo súper rapidísimo, y como no quiero que os agobiéis, os lo cuento y lo resumo; en la primera planta están los hombres y en la segunda, completamente vacía, era la dependencia de las mujeres, pero ahora sólo estábamos nosotras dos, que íbamos a ocupar la habitación del fondo, justo encima de la habitación del enfermero Pepe (turno de noche). Así que si dábamos unas patadas en el suelo, Pepe se levantaba y nos ayudaría en lo que fuera.
-Os dejo las llaves… -dijo Roberta.
-¿Para? –pregunté yo.
-Venís a investigar qué pasa en la residencia, ¿no?
-Oh, sí, claro, claro… -y cogí las llaves-. Así que podemos movernos… por toda la residencia, sin hacer mucho ruido porque los abuelitos están dormiditos, e investigar un poco…
-Muy bien… yo me voy… -y nos miró con puro terror-. ¿Me acompañáis a la salida?
-¡Porsupuestísimo! –dije yo súper educada, y porque además teníamos que ir a buscar las mochilas con nuestras cosas en el coche, pero no se lo dije, claro.
Tras despedir a Roberta y sacar nuestras cosas del coche, regresamos al interior de la residencia en medio de un silencio sepulcral… hasta que habló Gigi.
-Menudo rollo nos ha soltado la tía, Dolly. Parece sacado de Historias para no Dormir sin drogarse antes, tía.
-Sí, nena… como para dormir tranquilas…
-Pero ha omitido muchas cosas, tía.
Y yo me paré y me puse en jarras.
-A ver si ahora por leer el Cosmo, vas a ser más lista que yo, Gigi.
-A ver, tía, recuerda que no somos las primeras que manda nuestro feje, ¿vale?
-Ah, ¿sí? Pues no me acordaba. ¡Demasiados Ginlemon en Torremolinos este verano, supongo! ¿Y cuantos ha enviado el jefe?
-Rosario Fitis fue la quinta, y antes habían desaparecido cuatro más.
-Pues claro, Gigi, que sé contar…
-Y de los cuatro anteriores, tres eran hombres…
-¿Y ME LO DICES AHORA, HIJADELAGRANPUTA?
-¡Coño, tía, es que me he acordado mientras acompañábamos a Roberta la Muerta a su coche oficina!
-¿Y para qué coño te tomas el multicentrum, nena? ¡PARA LA MEMORIA, GIGI!
6 comentarios:
Empezad a explorar! EMPEZAD A EXPLORAR! Me acabo de terminar el capítulo dos y ya estoy esperando al tres... A ver si vía mesenyes me pones alguna que otra cuqui, nena!
P.D: Roberta me recuerda a Amparo Baró en el Internado ¡¡¡!!!
P.D.2: ¿Tiene rabo o no?
VAIS A MORIR
OMG!! Dolly!!! Ya empezó la 4ta temporada y no he podido leer NADA! Por los clavos de Cristo que en cuanto pueda me fletaré de una sentada toooodos los capítulos, lo juro!
Mauuuuuuuuuuu!
PD: Oye! Hmmm... jajaja gracias por linkear conmigo (The Simple Life) pero... cambié por dentro, por fuera y también de url... el nuevo es:
www.immaculate-obsession.com/meth
Bueno... Me despido y goza tu vida de soltera, nena, que esos días están contaaaaados!
ESTA BUENAZA LA LECTURA, DESDE YA, FIEL SEGUIDOR
Naxo-nena, no sé si tiene rabo Roberta la Muerta, pero es FEA con avaricia, nena.
Tranquila, en el Capítulo 3 exploraremos.
Hidro-nena, no te creas que eres la única que lo piensa, pero morir en el capítulo 3 sería un putadón, ¿no? Antes tendría que llamar a la CNN para que me hiciera un fantabuloso primer plano.
Maurice-nena, tienes que ponerte al día, que como te metas varios capítulos a la vez, ¡tus amigas no te van a reconocer de lo que cambiarás!
Ya está cambiado el link, ahora sólo falta que las Blooger-nenas quieran actualizar la plantilla.
Francisco-nena, bienvenida al blog... pero que sepas que ya hay TRES TEMPORADAS, y que en esta CUARTA hay referencias a las anteriores, o sea, que ya estás tardando para ponerte al día, nena.
Y a TODAS las demás PUTAS que me leéis, que os veo entrar desde España, México, EEUU, Argentina, Chile, Perú, Venezuela, Colombia, Alemania, Suecia... y según webstats, desde otros países que los califica como EL RESTO (pobrecillas, con la ilu que llegan a éste blog, y que las denominen de: ¡RESTOS!), que sepáis que no vais a romperos una uña por dejar un comentario, ¿NO?, la vista quizá de leer tanto, ¡pero OYE, que para algo existe el BRAILLE, neeenaaas!
A todos los intentos-de-diva-internacionales que entrais aquí y no dejáis ni un puto comentario: sois unas PUTAS. Escribíd algo, que es gratis y no da cáncer. Y además igual ligáis y todo!
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