miércoles, septiembre 05, 2007

~4~ 4ª Temporada

En el capítulo anterior…

Tras chequear la segunda planta de la residencia del terror, la zona de las mujeres, terminamos encerradas (por voluntad propia) en la enfermería, mientras algo estaba al otro lado de la puerta, y que no supimos lo que era, porque sí, seremos marikas, pero no tontas, nena, y a Gigi le entró como una congoja o depresión muy rara, ¡y forzaron entonces la puerta!


-¡Dos periodistas asustadísimas! –grité yo a aquella voz que estaba detrás de la puerta y que preguntaba que quienes estábamos.

Entonces oí cómo intentaban abrirla desde fuera, pero como yo había echado el pestillo, por mucho que lo intentaran, no podría.

-¿Quién es usted? –he hice memoria-. ¿Pepe el enfermero? –y dejaron de intentar abrir la puerta.
-Sí… -respondió la voz.
-Menos mal… –dije yo y fui a abrir la puerta cuando Gigi me retuvo.
-¿Y si es un “mostro” que intenta timarnos, Dolly?
-¡A ver si voy a tener que arrearte dos guantazos para que se te vaya la tontería, nena! –y me dirigí hacia la puerta-. Un segundo que ya abro –y miré a Gigi-. Nena, tranquilízate, ¿vale?

La cara de Gigi no era de tranquilizarse, ni mucho menos de querer intentarlo, pero aún así, fui a abrir la puerta y ahí había un OSO, nenas. A ver, no un oso como esos del circo ruso con pandereta, tutú y esas tonterías, sino un pedazo maromo de metro noventa ¡y he perdido la cuenta!, ancho hasta ocupar todo el marco de la puerta, pero como era tan alto, no parecía tan gordo, claro, e iba vestido con una camiseta blanca y unos pantalones de esos de enfermero, con unos zuecos azules como de coma, del número 50, por lo menos; las cucarachas deberían ver aquel zapato como la pata de Godzilla, imaginé en un flash, así como a lo tonto que me dio.

-¿Son los periodistas? –me preguntó algo mosqueado.
-Bueno, algo así, trabajamos para el periódico Increíble pero Cierto
-¡CIERTO! -chilló Gigi.
-¿Qué le sucede? –me preguntó mirando a Gigi.
-¡Ay, que me ha dado una “despresión”! –dijo Gigi y volvió a echarse a llorar.
-Gigi, tranquilízate, nena –pero Gigi seguía llorando.

Intenté explicarle a Pepe, de unos 35 años y hasta con un punto de atractivo en aquellos rasgos de portero de discoteca, qué era lo que había sucedido en el capítulo anterior… perdón, quiero decir, minutos antes, y para mi sorpresa, y sobre todo para la de Gigi, no se extrañó en nada.

-Sentiste… -comenzó a decir mirando a Gigi-, ¿como si no fueras nada en esta vida?

Gigi asintió y se limpió las lágrimas.

-Es la maldición –dijo Pepe, en un tono, que asustaría hasta a un hombre lobo.
-¿Maldición? Un momento, nene. A ver, que ¡nadie!, nos ha contado nada sobre ninguna maldición.
-Bueno, no es que sea una maldición, maldición, pero Carmelo dice que sí es una maldición.
-¿Qué Carmelo? –pregunté.
-El cocinero de la residencia… él también lo ha sentido, como yo…
-¡Y como yo! –gritó Gigi.
-¡Pues yo no he sentido nada, nenas! –dije y me crucé de brazos.
-Será porque no tienes sensibilidad –dijo Gigi en su tono de fan histérica de Bisbal.
-Mira, ¡nena tengo más sensibilidad que los culos de cien vírgenes! Pero es que me han pasado tantas cosas en la vida, que supongo que las cosas paranormales me afectan menos.
-Esa maldición –repitió Pepe en tono siniestro-, te hunde el estado de ánimo hasta el mismo infierno.
-¡El Bvlgari! –grité-. Es que verás, me acaban de pedir matrimonio mi novio Bruno con este pedazo de anillo, y supongo que eso me ha vacunado de depresiones y demás… -y recordé-. ¿Y no te has encontrado con nadie… por ahí fuera? Es que antes de entrar tú, ALGUIEN intentó abrir la puerta…

La cara de Pepe cambió y el tono sonrosado de sus mejillas perdió color.

-Os habéis topado con LA LLORONA –dijo en el mismo tono siniestro.
-No, nene, aquí la única llorona ha sido la Gigi que le ha dado un extraño parrake, pero le he dado unos tranquilizantes y espero ¡ESPERO! –repetí dirigiéndome a Gigi-, que no se ponga a llorar otra vez.
-¿Quién es la llorona? –preguntó Gigi muy curiosa.
-Los abuelos… los residentes…
-Un momento, un momento. Gigi, soy yo la que hago las preguntas, ¿vale? –y me volví a Pepe-. Mira, nene son las… ¡UIS! ¡Las cinco de la mañana! ¡Quién lo iba a decir! ¿Por qué no bajamos a la cocina, nos tomamos un café, y nos cuentas lo que sepas de “La Llorona” esa?

La idea les pareció a todos estupendísima (faltaría más, era una idea mía, nenas), así que nos bajamos a la cocina, una cocina enorme y súper limpia (lo sé por que pasé el dedo por varias partes buscando grasa y no había). Abrí la nevera, que es donde yo guardo mi latita de café, y me vi algo blanco y azul, con una pinta asquerosísima, y se me escapó un gritito de asco.

-¡ESMEGMA! –buscadlo en la wikipedia, porque a mí me da mareos explicar qué es.
-Es queso azul –aclaró Pepe cerrando la nevera, y me dejó una cafetera, un tarro de café y el tarro de la canela (porque a mí me encanta el café especiado con canela, nenas), y preparé una cafetera que inundó la cocina con olor de canela, mientras que Pepe, que visto con más luz parecía menos neardental, ¡y hasta tenía su puntillo de morbo y todo!, nos ponía al día de quién era “La Llorona”.

-Todo comenzó hace unos años –dijo y se aclaró la voz-. No sé si lo sabéis, pero detrás de la residencia se encuentra el antiguo cementerio del pueblo…
-Nene –le interrumpí yo-. Estáis situados en el quinto pimiento y el pueblo más próximo está donde la Hidro se va a buscar novios, o sea, ¡a tomar por culo!
-Hablo de hace muchos años… cuarenta o cincuenta. El pueblo ya no existe, y estaba a dos kilómetros de la residencia o menos. Quizá a uno y medio… hubo una extraña epidemia, o algo así. Todo el ganado murió en un otoño, y la gente, pensando que se trataba de algo contagioso, se fue del pueblo…; algunos decían que había por las colinas cercanas lobos que atacaban al ganado, otros hablaron de “peste” o algo similar, y cundió el pánico. Otros decían, que por las noches... se veían luces…
-¿De coches? –preguntó Gigi súper interesada por el relato de Pepe.
-No, no… luces en el cielo…
-¿OVNIS? –y miré a Gigi-. ¡Lo que nos faltaba, nena! ¡No estoy preparada para una invasión alienígena! ¡Y tampoco he traído la ropa apropiada, nena! ¿Y si se nos cae del cielo una pirámide egipcia, con un marciano marika que nos canta el tema de Juego de Lágrimas, nena? –y me dio un tembleque en el dedo índice, y me puse a moverlo arriba y abajo, como hacía la señora Pepita, mi profesora de matemáticas-. Éste trabajo está ¡muy mal pagado, nena!
-Si os sirve de consuelo, yo nunca he visto luces raras en el cielo.
-¿Y lobos? –preguntó Gigi asustada.
-Tampoco…
-A ver, querido… -y me senté con la bandeja con tres jarras de café recién hecho-. Tu jefa nos contó una historia sobre que todas las mujeres que entran aquí, mueren de un paro cardíaco, y ahora tú nos cuentas eso de La Llorona, los ovnis, los lobos ¡¡¡y tenéis ESMEGMA en la nevera, nena!!!… sinceramente, estoy más perdida que en aquella discoteca gay de Berlín, que tenía más puertas que El Corte Inglés.
-Lo que los abuelos dicen… -continuó contándonos Pepe-. Es que algunas noches… se sienten como muy solos. Como que les invade una tristeza muy grande…
-¡Coño, que están en una residencia, no en Valencia en Fallas, nena! ¡Eso deprime a cualquiera!
-Sí, pero no es sólo eso, también dicen que oyen… como a una mujer… gimiendo por los pasillos… como llorando…

Gigi y yo nos intercambiamos una mirada, quedándonos más rígidas que las esfinges egipcias en un concurso de “marika la última que se mueva”.

-Por eso la han apodado “La Llorona”…

Gigi dio una palmada en la mesa de madera de la cocina y se puso en pie.

-¿Sabéis qué? Que ésta que está aquí, se larga PACASITA, tías.
-¿Cómo? –y también me puse de pie-. ¿Y qué hay de aquello de…? –e imité a Gigi, igualito que cuando llamó a la puerta de casa en el Capítulo 1-. “¡Nos envían al rescate de la Rosario Fitis! ¿A que es súper emocionante, tía?” –y me quedé en jarras.
-Pues ya no me parece tan emocionante, tía.
-¡Ah! ¿Y te crees que a mí sí? ¡Encima que dejo a mi futuro marido en casa, con mí madre, mientras me voy contigo…! ¿Al quinto pimiento, nena?
-Creo que estáis muy cansados… y alterados con toda esta situación –dijo Pepe tras unos segundos de incomodísimo silencio-. ¿Por qué no vais a dormir un poco, y dentro de unas horas, y con la luz del día, habláis vosotros con los abuelos y así ellos os contarán mejor... lo que creen que está pasando aquí.

Yo no respondía la primera, pero sí que me fijé que Pepe no quería que nos marcháramos tan pronto, sobre todo, porque no dejaba de mirar de forma rara a Gigi.
-Está bien. Vamos a hacernos las muertas unas dos o tres horitas, Gigi, y más tranquilas y relajadas, comenzaremos con las intervius a los abuelitos.
-Por mí vale, tía.
-¿Vale? -pregunté flipada.
-Que sí, tía, que por mí vale.
-Nena, hay que ver lo rápido que cambias de opinión. ¡Como para tenerte de Jurado en Súper Modelo 2007, neeenaaa...!

7 comentarios:

Naxo dijo...

NENA, en todo el capítulo no ha pasado nada!! Sólo ha habido un momento Saimaza. ¿Dónde quedan los zombis, los brazos amputados, el esmegma de Rosario Fitis, en definitiva... EL MARIKA-TERROR? Aunque me he partido el culo. Y la Gigi y tú seríais un jurado de Supermodelo 2007 estupendo. O las ganadoras, qué coño.

Hidroboy dijo...

¿Rosario Fitis tenía ESMEGMA? Qué chica más rara (y más guarra). Con razón ha desaparecido: esto no es Desperate Housegays. Es Dolly y la Fábrica de Esmegma: un científico loco utiliza el esmegma para hacer clones liliputienses y repoblar el pueblo que se quedó sin gente y para eso os tiene una semana sin ducharos y luego os mata para recoger el Esmegma.

ESMEGMA.

Es que quería decirlo una vez más.

Anónimo dijo...

El dr Smegman, eso salía en alguna parte o film y ahora no lo recuerdo.
Yo trabajé en una residencia de ancianos alla por el pleistoceno primero y sí, es cierto, por las noches yo oia a la llorona, que era una yaya que pensaba que yo le había robado su maquina de coser, cosas del Alzeimer, nena. si a caso le robo las joyas o la laca pero no una maquina de coser inexistente.
Un beso y nooooooooo, ni se te ocurra sacarte el vulgary, o como se escriba bvlgary, ayy, no se.
muaksssss

Anónimo dijo...

Fuah, que asco lo del Esmegma ese.... Yo si que tengo la sensibilidad más a flor de piel que Gigi y que cien culos vírgenes, porque vamos, mira que he visto cosas asquerosas, pero en cuanto he leído lo que es el Esmegma y he pensado en la posibilidad de llevármelo por delante en el momento de hacer una Felación Etílica en plena calle a un desconocido, me ha dado un dolor de cabeza....
Me he partido el torso con todo el relato, es genial!!
Por cierto, acabo de descubrir el blog y creo que voy a seguirlo a partir de YA!

Frank Palacios dijo...

Naxo-nena:
¿Qué no ha pasado nada? ¿Qué esperas? ¿Explosiones y sexo en el capítulo 4? Estamos en una residencia de YAYOS, nena, y aún quedan 31 capítulos más y el Epílogo-GO! Y que sepas, que no nos contrataron de Jurado en Súper Modelo 2007, porque estábamos aquí, que sino, hubiéramos aumentado el share de la Cuatro, nena.

Hidro-Nena:
Encima que os enseño algo de “cultura popular”, para que cuando os comáis una polla, no os sepa a QUESO AZUL, ¡PUTAZA! O peor aún, vayáis a sonreír a alguien, enseñando un trozo de ESMEGMA entre los dientes. Low Pior, nena. Eso no te lo quitan de los dientes ni con el láser del dentista.

Pauli-Nena:
Yo creo que La Llorona existe en todas las residencias de ancianos. Un tipo de Leyenda Urbana de esas del Friker Jiménez, aunque pensándolo mejor, su mujer tiene cara de Llorona, o de Aznar con peluca y tetas. ¡ES IGUALITA!
¡Y devuelve la Singer!

¿Te he dicho que estás ideal con ese modelito? Menos mal que tú, al igual que yo, sabemos la diferencia entre un Chianti, y un brik de Don Simón.

Mademoiselle-nena:
¡Bienvenida a Desperate Housegays, nena! Y recuerda “mirar la fecha de caducidad de los alimentos, ANTES DE METÉRTELOS EN LA BOCA,(Gobierno de España)”.

Hay que joderse con la coletilla que le ponen a todo las SociaLISTAS. Anda que si lo llega a hacer el PEPÉ, más de una estaría cagando peladillas Navideñas y poniendo el grito en el Sky.

Me alegra que te hayas sumado al Club de las Dolly Divas, pero un consejo, olvídate de las operaciones faciales con hilo de oro, o en lugar de orejas… tendrás dos pómulos y te verán las muelas del juicio desde Murcia, nena.

Además, recuerda que esta es la Cuarta Temporada de Desperate Housegays, o sea, que tienes 3 más para leer, en esas tardes tontas que no sales de casa o para combatir el insomnio, ¡o porque te sale del chirli, neeenaaa!

Anónimo dijo...

Dolly nena, que son dos lagartos muy majos que salieron de una botella en un restaurante chino a saludarme y como yo soy tan Diva, pues me los pise de pendientes. Mi estilo causará furor la temporada que viene, ya veras nena.

Frank Palacios dijo...

Ay, nena, tú tienes que quedar un día con Naxo-nena, porque es experta en matar lagartos y salamandras... y si váis en grupo, seguro que algún psiquiatra argentino os hace descuento por la sesión.

Y sobre lo de marcar tendencia, ¡porsupuestísimo, nena!