sábado, noviembre 19, 2005

~26~ 1ª Temporada


En el capítulo anterior…

Bruno y yo estuvimos follando hasta que nos entraron agujetas. Con decir, que tuve que poner el disco de Shakira en la nevera para que la chica descansara un poco, tras estar cantando más de ocho oras seguidas, ¡podéis iros haciendo una idea, nenas!

Al volver a abrir un ojo, porque me encanta hacerme la remolona, para qué engañarnos, descubrí que Bruno no estaba en la cama. Me estiré en plan Chica Elástica de Los Increíbles y cuando vi la hora en el despertador de la mesilla, me puse en pié de un salto. ¡Era casi la una del medio día!, y yo estaba más lost que Dolly Parton en un concierto de Madonna… (aunque por la edad de ambas, también podrían ser amigas, ¿no?)

No me duché porque estaba bien limpita, con el Eau de Brunó aún puesto, y me vestí a toda carrera, mientras llamaba a Bruno por el móvil, esperando que me dijera cosas bonitas… no sea que le hubiera dado un parrake tras tanta actividad sexual, y se hubiera exiliado a Canadá… ¡Quién sabe!; pero el móvil de Bruno comunicaba, y eso quería decir que seguía en España, y estaba hablando con otra persona.

Vestida y mirando el móvil como si fuera retrasada, o esperara que saliera esa chica tan cool de amena con su uniforme verde fosforito, volví a mirar la hora y recordé, que en algún momento (de algún día), había desconectado el tono del teléfono fijo. Miré el contestador y tenía un porrón de llamadas perdidas. Seguro que muchas de ellas, eran de esas putas (porque no tienen otro nombre) que te llaman a la hora de la siesta para decirte que te ha tocado un apartamento en no sé dónde, o para venderte un plan de pensiones (¡hace falta valor!), o una de aquellas tan mona, que me llamó una vez para venderme una sartén, y que preguntaba por la señora de la casa, y le dije que la señora de la casa había fallecido dos semanas antes, pero que le hubiera hecho muchísima ilusión probar esa sartén con doble fondo; quiero decir, que la gente que me conoce, me llama al móvil, no al fijo…

Pero mientras estaba decidiendo qué hacer o a dónde ir, ¿por qué no me sentaba en plan Charon Stone y oía los mensajes? ¡Pues sí! Dicho y hecho, le di al play, sin saber qué mensajes tenía, porque me marcaban dos líneas. O habían pasado la cantidad de los 99 mensajes, o no sé yo, no sé.

PIIIIII…
-Soy Arturo…¿Cuándo piensas volver al curro? Llámame cuando estés por casa.
PIIIIII…
-¡Dolly! –era la Numis, mi vecina-. Tía, eres lo piorrr, Arturo me ha contado algo de que te suplante. ¿Qué coño es tan importante para que te suplante? –seguro que envió ese mensaje antes de ver a Bruno y quedarse frígida del higo.
PIIIIII…
-Buenos días –dijo una flipada súper agradable-. Takami Corporation le ha seleccionado para pasar una semana gratis, en sus nuevas bañas de alquiler, a sólo veinte minutos de Madrid.
-¡Anda! Qué majo el Takami éste –dije en voz alta al contestador.
-Para confirmar su asistencia, sólo ha de enviar un sms, al…
-¡Ya empezamos con los ESEMESE! –dije, pero como soy pan petarda, mandé un mensaje, mientras la nena cantarina seguía rajando en mi contestador.
-En las cabañas de Takami Corporation, podrá disfrutar del campo en toda su plenitud. Aire limpio, agradable ambiente…
-Sí, han montado un bar gay en el pueblo. ¡Ya te digo, reina!
-Y una vez que pase una noche con el relajante ambiente del campo… -y la voz de la nena cambió a una especie de monstruo o travestí borracha-… su vida jamás será la misma… nunca, jamás…
-¡Neeenaaa! ¡Que suenas a drogada! –y veo cómo salía la cinta del microcassette por un lado del contestador, hasta que la voz, súper siniestra y terrorífica, dijo al final…
-Te esperamos…

Asustada como si hubiera visto otra vez El Exorcista, apagué el contestador. En verdad aquella petarda me había metido el miedo en el cuerpo, además de joderme mi contestador automático, que tenía desde el año 90. Pobrecito. Medió mucha pena y me asustó, porque como todas sabemos, hay un extraño efecto destructivo cuando se te fastidia algún cacharro de la casa... y otros trastos, como por simpatía, hambién se estropean. Cogí las llaves de casa y salí, antes de que se me jodiera la nevera, la lavadora ¡o el DVD!

Tenía que hacer algo… algo como llamar a la puerta de la Numismática, porque ¡estaba abierta! Llamé dos veces (a la puerta y a la Numis), pero nadie respondió. Sin embargo, la puerta que estaba entreabierta, se abrió del todo. Bueno, es que lo hice a posta. ¡Increíble! ¿Cómo era capaz una tacaña como ella, de dejar la puerta de la casa abierta?

-¿Numis? –dije mientras avanzaba por el pasillo, donde colgaban unos cuadros que parecían sacados del Silent Hill. Espantosos, todos comprados en los Todo a 100, porque desde luego, aquellos paisajes NO ERAN EUROPEOS, nenas.

Seguí avanzando y llamándola, no sea que me apareciera con un arma recortada para defender sus posesiones (robadas de las que alguna vez fueron sus amigas), cuando pegué un alarido que creo a travesó los tabiques de cuatro bloques. ¡Mi móvil estaba sonando! Pero no me asusté por el timbre, sino por la vibración a la altura del paquete, lo cogí y descolgué, fijándome en la pantallita: número desconocido.

-¿Diga? –respondí, pero al otro lado nadie habló. Se oía una respiración, sí, pero no decía nada-. ¿Diga? –seguía el silencio, y como me estaba empezando a poner de los nervios, colgué, pero no me lo guardé en el bolsillo-. ¡Qué hija de puta! –dije al reconocer mi DVD de la primera temporada de Sexo en Nueva York-. ¡Y decía la muy ladina que no se lo había prestado! –recuperé mi dvd, y fui a dar otro paso cuando volvieron a llamarme, el mismo número desconocido… y colgué.

Entonces, ocurrió lo peor… un timbre de móvil que me era muy familiar, sonó en alguna de las habitaciones de la casa. ¡Ya era raro que la Numis se marchara de casa sin cerrar la puerta! ¿Pero irse sin su móvil? Cuando su móvil, era para ella, lo es un pelo de coño para una ladilla? ¡IMPOSIBLE! ¡Algo le ha tenido que pasar a la Numis!

¿Qué si me asusté? ¡Claro que me asusté! Pero como dice el dicho: “Chica prevenida, sale con vida”, había dejado la puerta de la entrada abierta de par en par, y ahora mismo me disponía a salir por ella ¡como la Chica del Martini con sus patines!

Una nube de gas me cegó al instante, con un sonido de aerosol y no puede ver nada, porque estaba demasiado preocupada por no ahogarme, mientras me picaba la nariz y la garganta a lo bestia. ¡Me habían envenenado! O quizá noqueado, porque seguía teniendo actividad cerebral, cuando me escoñé contra el suelo, y todo el cuerpo se me paralizó como las muñecas de famosa. ¡Iba a morir! Bueno, sí, ¡pero contenta, porque había estado follando con Bruno hasta las agujetas! Y además, me dijo muchas veces el "te quiero", que también es muy importante, si vas a morir y tal!

¿Pero morir ahora? ¡No, nena! La Dolly es mucha Dolly, como para palmarla como esas estúpidas que salen en la serie de Asuntos Personales. ¡Tengo que vivir!

Abrí los ojos y todo era borroso, neblinoso, y los tímpanos me zumbaban de forma rara, pero yo me arrastré, alejándome de aquellas botas y pantalones marrones, que bien podrían ser de la marca Coronel Tapioca, o la indumentaria de un zombie de Resident Evil.

El caso, es que me alejé de ellos, y me arrastré intentando huir hacia la habitación más próxima, que tenía la puerta abierta. Divisé la cama y algo más, ¡unas piernas!, como de alguien acostado boca abajo, con los pies colgando hacia el suelo. Parecía que estaba vestido y… entrecerrando los ojos, pude ver con mejor detalle, las suelas súper desgastadas de las zapatillas de deporte que llevaba puestas; atando cabos, imaginé que aquella muerta era ¡¡¡la Numis!!!, que como agarrada que es, no se compra unos zapatos nuevos hasta que no se ve los calcetines.

-¡Numis! –le grité o creí gritarle, porque no oí nada, y mi cuerpo se había quedado completamente paralizado, aunque seguía teniendo actividad cerebral.
-Bien, bien, bien… -dijo una voz sobre mí, completamente desconocida, hasta ahora, y pude ver cómo cogía una figurilla (también comprada en un Todo a 100) de uno de los muebles.

Lo siguiente fue un porrazo en la parte trasera de la cabeza... que me dejó en modo OFF.

No sé cuanto tiempo quedé sin conocimiento, pero cuando desperté y abrir los ojos, ¡no vi absolutamente nada! ¡Estaba ciega! Ciega o en lugar súper oscuro; emparanoyada perdida, me puse a chillar pidiendo socorro y auxilio… ¡a quien fuera! Pero lo único que obtuve, fue el eco de mis alaridos.

¡¡¡Estaba atrapada en un sitio oscuro y enorme!!!

3 comentarios:

Hidroboy dijo...

¡¡¡NENAAAA!!!
¡¡Te has metido en el culo de Rosie O'Donnell!!

Eso sí, me alegra ver que tus captores te han dejado un portátil para que nos cuentes tu vida, sino ¡qué sería de nosotras!

lotuyonotienenombre dijo...

qué humillación, tú te mereces que te nokeen con un lladró por lo menos dolly. ahora concéntrate y repite conmigo: yo no soy hetera, yo no soy hetera, yo no soy hetera...

Frank Palacios dijo...

Hidro, nena, que lo cuento a modo de falsh back, como en las "mubis", y hay que darle algo de emoción!
Bienvenida! Que has estao tanto tiempo sin ADSL, que ya estab apensando que te había secuestrado el Rubio e implantado uno de esos gusanos medulares, neeenaaa!!!

Lotuyo... tienes toda la razón, deberían haberme dado con un Lladró, y no con esa horrible sirenita con delfín que cambiaba de color según la temperatura, que por eso no lo he contado, porque era realmente HUMILLANTE, nena.

Y sobre ese mantra tuyo, ¡NI MUERTA, cariño! Yo para ser hétera, ¡he de reencarnarme por lo menos cinco veces, tía!