viernes, enero 13, 2006

~8~ 2ª Temporada

En el capítulo anterior...

Por lo visto, todo le mundo había tenido un Encuentro en la Tercera Cabaña, con el yayo mirón, pajillero, toca puertas y desnarigado (¡parece mentira, nenas, pero “desnarigado” es una palabra que existe!); Yo sólo le vi una vez, Gigi dos, así que en total tuvimos ¡dos apariciones de esas! Y en la última, él dijo algo blandiendo el hacha, Gigi se tiró un pedo y yo me desmayé (de la impresión, no por el pedo).

Toda marika por lo menos una vez en su vida, tiene que ir a un IKEA.

Sí, nenas, los IKEA son la Disneylandia de las marikas, de las parejitas que se van a casar, de la gente sin glamour que quiere comprar algo cool para presumir con la vecina que va a verla en bata y con rulos… aunque para nosotras, el IKEA es una experiencia cósmica en la planta de las habitaciones de mentirijillas, con esos bolsos cutrísimos amarillos, con los que te puedes lanzar en paracaídas desde Torre Picasso y planear hasta llegar a Toledo, para comerte un bocata de calamares con una familia japonesa súper encantadora.

Gigi y yo íbamos súper felices de la muerte, vestidas a la última, y Bruno que está tan cuadrado, cachas y huele tan bien, empujaba el carrito en la sección de menaje del hogar, o como yo la llamo: “trastos raros pero de diseño, que tendrán alguna utilidad cuando entras con ellos en la cocina”. Para el resto de mortales, seguirá siendo “Menaje del Hogar”.

Gigi se perdió entre unas estanterías de tarros de cristal, y yo me quedé a la entrada de la vajilla, buscando una fuente muy chula que le vi a Bree Van de Camp, en Desperate Housewive, mientras Bruno se comía una zanahoria.

-¿Qué haces? –le pregunté algo flipada y cortada.
-Tengo hambre.
-No, si eso ya lo veo –y me quedé muerta cuando vi que en nuestro carrito, había una compra enorme de comida: lechugas, zanahorias, acelgas (¡pero si yo no como acelgas!), lentejas, Mochis (¡pero si los mochis los compro en una tienda coreana del mercado Los Mostenses!).
-Ya tengo todo lo que quería comprar –dijo Gigi, con una colchoneta hinchable de playa, con forma de cocodrilo. No Lacoste, sino de birria de cocodrilo con cara de La Campos. Espantoso de cojones.
-¿Dónde has sacado tú eso? –le pregunté súper flipada, porque en la otra mano y bajo el sobaquillo, Gigi llevaba una sombrilla de playa-. Aquí está pasando algo muy raro.
-¿Cómo que raro? –preguntó Gigi.
-Pues raro de raro, neeenaaa. ¿Desde cuando hay artículos de playa en el IKEA? ¿Artículos de playa al lado del “menaje del hogar”?
-¡El siguiente! -chilló una voz femenina, aguda y súper borde.

¡Pero que le pasa al IKEA! Me dije a mi misma: ¿desde cuando dejan entrar comida en el carrito? ¿Desde cuando tienen artículos de playa? ¡Y desde cuando las cajeras son bordes en el IKEA!

Estaba delante de la caja, con todos los trastos del carrito, el set playero de Gigi, y con Bruno que olía tan bien, comiéndose su zanahoria bocado tras bocado.

-¡Nena! -le dije a Gigi-. ¿Ya estamos en la caja, sin pasar por la jardinería? Gigi, te repito que aquí pasa algo... ¡muy raro!
-¡Oye! –me chilló la cajera borde, inclinándose sobre la máquina registradora y atravesándome con sus ojillos marrones-. Hasta que el último no pague…

Y levantó un dedo para señalar a todos los que esperaban en la cola tras de mí, que eran como ciento y la madre, y volvió a mirarme de manera acusadora la cajera del infierno.

-Nadie descansará…

Y al decir esto, la cajera extendió los brazos hacia mí, y se pudrió viva en menos que dices “Supercalifragi listicexpialidocious”; yo chillé, y la cajera putrefacta y gusanosa voló atravesando la caja y el lector de código de barras ¡¡¡sin pitar!!! y saltó sobre mí.

-¡Nadie descansará! –repitió con voz de ultratumba-. ¡Hasta que el último no pague!
-¡Gigi! ¡Dale la VISA! ¡Dale la VISA, NEEENAAA!

-¡Dolly! –me dijo Gigi, pero no la vi a ella, sino a muchas caras que me miraban.
-¡Dale la VISA, Gigi! ¡Que me está llenando de gusanitos! ¡Dale la VISA, neeenaaa!
-Dolly, tía, ya ha pasado todo –dijo Gigi y vi su cara.
-¿Qué ha pasado?
-Te has desmayado, tía –y me ayudó a levantarme.
-¿Y dónde estamos? –dije intentando centrar las pocas neuronas que me quedan funcionales, echando un vistazo a mi alrededor.

Aquello parecía el Lobby del complejo, y los que me miraban como si fuera una resucitada de una película de Romero, eran nuestros compañeros de viaje; la cocinera, Jacinta, me trajo un vaso de agua.

-Pobre niño –dijo súper maternal, encasquetándome el vaso de agua en la boca.
-Gracias, señora –dije y me lo bebí todo, todo y todo, porque cuando estás súper asustada, haces lo que te digan.
-Tía, ha sido súper jeby. ¡Intentó matarnos! –dijo Gigi.
-Sí nena, qué cajera más espantosa, por Dior. ¡No vuelvo a ir al IKEA, por lo menos... ¡en una semana!
-¿Qué cajera?
-¿No fue la cajera?
-No, no fue la cajera –dijo Jacinta súper convencida de ello.
-¿Y entonces quién fue? –pregunté al resto, pero todos estaban tan cagaditos de miedo, que no tuvieron valor para decírmelo. Pero Jacinta, que iba en plan Grisom del CSI, me lo soltó a bocajarro.
-Fue el fantasma de Fernando Morales.
-¿Fernando Morales? ¿Es alguno de Pasión de Gavilanes?
-¡Pamplinas! –oí la voz de Olivia, que vino hacia nosotros-. ¡No hay ningún fantasma! –y miró a Jacinta-. Deberías volver a tu puesto…

Yo me levanté del suelo, y Gigi me ayudó a sentarme a su lado, mientras Jacinta regresaba tras el mostrador del buffet, y Olivia, con una sonrisa muy encantadora, y entrelazando los dedos, parecía absorber todas las energías del buen rollito para tranquilizarnos.

-Creo, que debería darles una explicación… -nadie dijo nada, claro, porque todos estábamos esperando a que alguien nos diera una explicación-. Hace dos años, cuando Takami Corporation compró los terrenos para construir este complejo, muchos ganaderos del pueblo colindante, a unos doce kilómetros, se opusieron diciendo que estábamos en un terreno ilegal. En una reserva ecológica o parque nacional.
-A mí me lo parece –dijo con muy mala baba Genaro, el greñas del Greenpeace.
-Siento decirle que no lo es; la zona donde nos encontramos fue comprada a un antiguo ganadero, y se construyó respetando todas las leyes vigentes. Si conociera la cultura japonesa, sabría que ningún japonés invierte en nada, de lo que no esté absolutamente seguro al ciento por ciento de que es una operación legal -dijo alargando la última palabra.
-¿Y entonces… porqué está rodeada de dos alambradas electrificadas? –preguntó Cristina, la melenuda del Greenpeace.
-Hemos tenido… varios actos de sabotaje, y un conato de incendio que a punto estuvo de devastar toda esta zona, además de herir a dos de nuestros trabajadores. En todo momento, Takami Corporation ha respetado las normas de construcción y protección del entorno natural. Es más, gracias a nosotros, en cuarenta kilómetros a la redonda disponen de un parque de bomberos privados. Bomberos pagados por nuestra corporación.

Gigi y yo nos miramos con caras de golfas... pero golfas-golfas, cuando Olivia dijo la palabra BOMBERO. Y es que para una marika, un BOMBERO en tu cama causa el mismo efecto a tener para ti solita, como decorador, al mismo decorador-diseñador del IKEA.
¡Pa volverse LOCA, VAMOS!

-¿Si es así, si han mejorado las infraestructuras... por qué los habitantes del pueblo de al lado están en contra?
-Porque venían a esta zona a cazar ciervos y perdices de forma ilegal -y Olivia volvió a alargar la última palabra-. La doble alambrada sólo se levanta en el Noroeste del complejo, el más próximo a la carretera nacional y al pueblo conflictivo. En el resto no se ha edificado nada, y los animales pueden moverse con total plenitud, durante las cuatro estaciones del año sin alterar sus comportamientos de migración. Takami Corporation dispone de biólogos y zoólogos, que hacen un exhaustivo informe de la zona, antes de poner una piedra.
-Ya –dije yo-. No quiero que parezca que voy de amiga de los animales, aunque tengo una hámster fucsia, pero, si un ciervo o una perdiz van y se topan con la alambrada, se quedan fritos, al igual que el pajarillo ese que se electrificó cuando entrábamos.
-Las medidas aéreas no se han instalado aún…
-¿Medidas aéreas? –preguntó Gigi.
-Pero sí las terrestres –continuó Olivia con su explicación-. A veinte metros de todo el perímetro eléctrico, se han colocado dispositivos acústicos para disuadir a los animales terrestres de acercarse a la doble alambrada.
-Pues yo vi a un perro…
-Se trata de detonaciones, no de ultrasonidos. Disparos de aire comprimido para disuadir a los animales a acercarse… como los que se utilizan para las palomas en las grandes ciudades.
-Pero entonces… -dijo con voz temblorosa Meri, la madre gorda del niñopiñata-. El fantasma que vimos… el que la señora –y miró hacia Jacinta-, ha dicho que se llama Fernando Morales.
-El que nos atacó –saltó Gigi-. Iba armado con un hacha, pero yo conseguí cerrar la puerta… y después desapareció.
-¿Qué? –dije megaflipada y la miré-. ¿Tú hiciste eso?
-A ver, contigo desmayada no podría correr, tía, así que opté por la técnica del atrincheramiento.
-Qué jeby, nena… me dejas de piedra pómez.
-Ese… “fantasma” –dijo Olivia-. Suponemos que se trata de alguien del pueblo, disfrazado, que intenta sabotear este complejo turístico.
-¿Seguro? –preguntó una de las dos ancianas.
-¿A cuantos fantasmas conocen que llamen a las puertas, o que espíen por las ventanas, señoras y señores? –preguntó Olivia.

Todos nos quedamos como confusos y sin saber qué responder.

-Pero no deben preocuparse, he llamado a la central y han mandado más hombres de seguridad, para que realicen rondas en el complejo, sin que les molesten, y para que su estancia aquí sea lo más agradable posible.
-Muchísimas gracias, reina mora –dijo la impertinente voz de La Rata Gustavo-. Casi nos dejamos arrastrar por el miedo, provocado por ese terrorista de pueblo disfrazado de payaso, y creo que puedo decir como portavoz de todo el grupo…
-¿Cuándo te han elegido? –pregunté yo-. ¿Entre los días que hay desde el capítulo 7 al capítulo 8? ¿O cuando se me jodió el güiondous y no pude actualizar el blog, nena?
-Piñata…
-Gracias por tu apoyo, nene -dije al niñopiñata, y me dirigía La Rata Gustavo-. Si hablas, habla por ti, nena, no nos metas a todos en tus zapatos, ¿entendido?

La Rata Gustavo me miró, parecía que iba a decir algo, pero se mordió el labio inferior con muy mala leche.

-Bien –dijo Olivia-. Esta es toda la explicación que puedo darles. Si aún así, alguno de ustedes prefiere regresar, el autobús saldrá dentro de –miró su reloj súper cool-, cuarenta y cinco minutos, tras la barbacoa que se prepara para el almuerzo. Los que decidan seguir con nosotros, lo único que tienen que hacer es disfrutar de estos siete días en las cabañas de lujo de Takami Corporation que han ganado. Gracias por su atención –y abandonó el comedor, en plan modelo brasileña que sabe cimbrear las caderas, apretando el culo pa'dentro. Olivia podría ser una repelente de narices, sí, pero tenía un estilazo en su repelencia, que daba envidia.

En el mismo instante todos se pusieron a hablar formando corrillos: las dos ancianas con la madre y el niñopiñata, la pareja de pijos con la pareja del Greenpeace, La Rata Gustavo con su novio... y yo con Gigi.

-Gigi. Tú viste a ese pavo –le pregunté en petit comité.
-¿El yayo sin nariz?
-El mismo, nena. ¿Tenía pinta de fantasma de verdad, o de paleto de pueblo vestido de fantasma?
-El hacha era de verdad, porque hizo –e hizo un gesto estilo “cinco lobitos”, pero súper rápido.
-¿Que hizo un qué?
-Que cuando levantó el hacha, brilló así –y repitió ese gesto tan raro-. Vamos, que era de verdad, pero… con tanta niebla, sí, vale, parecía un fantasma, pero si un fantasma lleva un hacha, son hachas fantasma, ¿no? Y no hacen –y volvió a hacer esa tontería con la mano.
-¿Sabes? Hay veces que me das unas contestaciones, que me dejas flipada, nena, pero tomaré esta como que sí, era un pavo disfrazado con un hacha de verdad, porque los fantasmas, al ser etéreos, no pueden coger objetos.
-¿Entonces qué hacemos, Dolly?
-Me da a mí… que nos vamos a quedar, neeenaaa.
-¡BIEN! –y se puso a aplaudir.

10 comentarios:

Hidroboy dijo...

Neeeenaaaaaaa!!!!

¡¡Eres Shaggy y la Gigi Scooby Doo!!

Vas a desenmascarar la verdad, lo leo en tu futuro. ¡Vas a hacer una gira por Soria que te vas a forrar!

La Olivia esa oculta algo y Jacinta sabe más de lo que parece. Las lechuzas vuelan a medianoche y los ornitorrincos...

¡por el culo te la hinco!

Hidroboy dijo...

Me faltó el ¡hija de la gran puta! Pero yo a la Dolly no le diría eso, que me la quiero mucho.

¡¡Puuta!!

lotuyonotienenombre dijo...

pero dolly, tú soñando con el zombi del frak en el ikea, y yo mientras comiendo sin pagar en la cafetería, del ikeaaa? si te leo antes, pago el rollito relleno de serrano con ensalada neeeenaaaaa!
me asustan estas coincidencias en viernes 13...

Peibols dijo...

Aykia!

Desde luego es que la gente de los pueblos son de un violenta que pa que. tanta hacha y tanta hostia...

Estoy con Hidro, pareceis la rubia y la pelirroja de Scooby Doo. Si sale Freddie Prince Junior descamisado me voy corriendome para los campos Takami

Hidroboy dijo...

The Takami Fields, una nueva película del guionista de Shakespeare in Love.

Frank Palacios dijo...

Neeenaaasss!!!
No sé qué es peor, si contaros mis aventuras, o contaros mis DESVENTURAS con el jodido disco duro... ¡¡¡DESDE EL SÁBADO SIN ADESELE!!! Y sin ordeñador, desde luego.

Y mi mega portátil de diseño, con güifi y eso, ¡¡¡pero que no me va la dichosa ADESELE!!! ¿Porqué? ¡Por que tiene güifi! ¡Cagarse!

En fins, a ver si me tranquilizo... o que alguien me heche un polvo para tranquilizarme. UN SIN VIVIR!

Hidroboy dijo...

Tranquila nena, yo te comprendo. Llevo dos meses y medio sin ADSL y en Ya.com no se enteran para darme de alta.
Ya se lo dije al Kiwi que me atendió en Jazztel: "Voy a emigrar del país".

Frank Palacios dijo...

El problema en sí, no era la ADESELE, sino un cable que va desde los dos discos duros a la placa base.

El informático decía: "pues no lo entiendo, debe ser un póster gay", antes de saber que se trataba de ese cable plano, claro, y yo pensaba: "¿por qué pone el culito en pompa cuando me enseña el interior del pc?"

Mmmm... Mmmm... misterios de la informática, ¡¡¡neeenaaaa!!!

Hidroboy dijo...

Voy a llamar a Jazztel, a ver si me ponen el culo en pompa también.

Anónimo dijo...

Nena, anoche fueron los globos de oro, como que no estanas nominada y caminando con un increible vestido y mil avalorios??