viernes, enero 06, 2006

~7~ 2ª Temporada

En el capítulo anterior...

Nuestra felicidad tras descubrir el interior de la cabaña que me había tocado, por enviar un esemese (en mi interior aventura) se fue al traste cuando Gigi dijo que un yayo misterioso nos espiaba por la ventana. Yo al yayo no lo vi, pero eso no quita para que me pusiera histérica; cuando llamaron a la puerta, los dientes me castañearon.

-Gigi, nena, ve a abrir tú…
-Dolly, tía, que aunque yo de lejos parezca tonta…
-De cerca lo eres, cielo.
-¿Será puta? La cabaña la has ganado tú. Es tu cabaña y deberías abrir tú.
-Sí, pero como tú eres mi invitada y yo necesito de una esclava para que me atienda, te ordeno que vayas a abrir la puerta, que para eso has venido de gratis.
-Sabía que esto tenía trampa –dijo rotunda, cruzándose de brazos.

TROCK!!! TROCK!!! TROCK…!!! Volvieron a llamar con más urgencia.

-¿Y si es el yayo ese que vi? –se preguntó en voz alta.
-Pues se lo mandamos a Concha Velasco para su programa Mi Yayo es el Mejor.

Gigi me miró no del todo convencida, me cogió de la muñeca y me arrastró hacia la entrada, sin hacer ruido y chistándome (sin decir palabra), para que me mantuviera en silencio; andando de puntillas, como dos bailarinas rusas con ladillas del Bolsoi (que eso ayuda para andar como andan), nos detuvimos frente a la puerta.

Entre Gigi y yo existían años de amistad, por eso pasamos a la Versión Original Subtitulada. Vamos, que movíamos los labios nada más, y aún así, nos enterábamos perfectamente de lo que una le quería decir a la otra. Si estuviéramos en una película, seguro que mis diálogos aparecían con la letra en itálica, más que nada, ¡porque yo era la prota, claro!

V.O.S. –Gigi, la ventana.
V.O.S. –Marrana tú.
V.O.S. –La-ven-ta-na –
me ayudé de mímica-. Mira por la ventana a ver quién es.
V.O.S. -¿Y por qué yo?
V.O.S. -¡Tener amigas para esto! ¡Deja! ¡Ya miro yo!

A lo Bolsoi, puntilleé haciendo dos pas ballonnè (saltar dos veces como una pelota, pero en plan chiripitifláutica) y un arriè (que es como llaman las del ballet, a andar hacia atrás), hasta llegar a una ventana que tenía unas bonísimas cortinas blancas, con rayas horizontales de color marrón. ¡¡¡Viva Flashdance!!!

Aparté un poquito las cortinas para mirar fuera. Al otro lado sólo había niebla y más niebla, y no se veía absolutamente nada, a parte de una montañita de troncos de madera, ideales para una chimenea, con un tocón de madera con un hacha clavada al lado. ¡¡¡UN HACHA!!!

TROCK!!! TROCK!!! TROCK…!!!

Me volví hacia Gigi, en el instante en que ella estiraba la mano hacia los cierres de la puerta, y comenzaba a retirarlos sin hacer ruido, cerrando los ojos y apretando los dientes, como si eso sirviera de algo para que el cierre no hiciera ruido, pero era Gigi, y decirle que eso no serviría de nada, era como perder el tiempo hablando con un cactus; Claro que como los cierres eran nuevos, no chirriaron ni nada por el estilo; fui hacia ella y la detuve.

V.O.S. -¿Qué haces, loca? ¡Ahí fuera hay un hacha!
V.O.S. –Tú déjame a mí.
V.O.S. –En mala hora te puse esas pelis de Bruce Willis, Gigi –
le pedí en plan V.O.S. cogiéndola por los hombros-. ¿Quieres estarte quieta y no ir de heterosexuala?
V.O.S. –Tranquila.

Pero tranquila, era lo último que podía estar; Gigi ya había quitado los cierres, cogido el pomo y, apoyando la otra mano contra la puerta, tras hacerme una señal para que retrocediera un paso, abrió la puerta hacia dentro a tal velocidad y con tal decisión, que creí que la había arrancado del marco. ¡Le salió la Hulka que llevaba dentro!

-¡¡¡QUÉ COÑO ESTÁ PASANDO AQUÍ!!! –chilló Gigi a la niebla, en plan Queen Latifah, muy al estilo marika negra del Harlem, más Harlem de todos los Harlems.

Afuera no había nadie. Sólo niebla, demasiado húmeda para mi gusto, y diminutas gotillas de agua, pulverizadas por un pulverizador gigante.

-Gigi –dije bajito-. No hay nadie.
-¿A qué velocidad puede correr un yayo? –me preguntó.
-Depende –hice memoria-. ¿El yayo va a pié o en coche?
-¿Qué demonios está ocurriendo?

Nos preguntó una voz profunda, varonil e inquisidora, que provocó que Gigi y yo nos abrazáramos y berreáramos a la niebla, de la que surgió una forma alta llena de pelos, y vestida como una chafardera. ¡Era la hedionda del Greenpeace!

-¡Desgraciado! –le chillé-. ¿Qué coño intentas? ¿Matarnos de un susto?
-¿Qué susto? –preguntó la peluda del Greenpeace.
-¿Por qué nos metes miedo? –le preguntó Gigi, y él se quedó confuso.
-Hemos visto a alguien rondando nuestra cabaña, y después llamaron a la puerta –dijo como defendiéndose o disculpándose al vernos blancas como folios.
-A nosotras también nos han espiado –dije yo.
-Un yayo -aclaró Gigi.
-¿Un yayo? –se preguntó y se quedó pensativo-. Cristina dijo que también vio a un anciano mirando por la ventana.
-¿Qué Cristina?
-Mi novia –dijo él.
-¡Tía, esto es lo peor! -me gritó Gigi a la cara-. ¡Nadie nos dijo que con la cabaña, te regalaban a un yayo pajillero! –dijo Gigi, superada por la situación.
-¿Se masturbó? –me preguntó la greñuda del Greenpeace.
-No –dije yo-. Bueno, ¡no sé!
-¿Y por qué has llamado a la puerta a lo bestia?
-Eso. ¿Por qué? –pregunté también, no iba a dejar que la Gigi, fuera la marika activa, y menos, la prota de este relato.
-Yo no he llamado a vuestra puerta... a nosotros también nos espiaron, y luego golpearon la puerta –dijo el melenudo del Greenpeace.
-¿Ah, sí? –dijimos las dos a la vez, súper acojonadas de los nervios.
-Tía –me dijo Gigi mirándome a los ojos-. En esta cabaña no voy a pegar ojo ni con una caja de Orfidales.
-Pues mejor, ¡porque no los he traído!
-¡Qué me estás contando! –me chilló Gigi, y claro, me dejé arrastrar y chillamos juntas la ausencia de Orfidales.
-¡Genaro! –dijo una voz femenina que surgía de la niebla, con el cuerpo de la tal Cristina, la desgreñada del Greenpeace, novia del tal Genaro.
-¡Qué jeby, neeenaaa! ¡Aquí la gente no se mueve, se teletrasporta en la niebla!
-Estoy muy asustada, Genaro –dijo abrazándose a él-. ¿También lo habéis visto? –nos preguntó, pero nosotras como teníamos cara de haberlo visto también, además de tener ojos de marikas cagadas de miedo, que se abrazaban para combatirlo, la tal Cristina supo leer entre líneas-. Sí, vosotros también habéis visto al anciano sin nariz.
-¡¡¡¿¿¿SIN NARIZ???!!! –chillamos las dos y miré a Gigi.
-¿Por qué no me dijiste que no tenía nariz, puta?
-¡Porque no se la vi!
-¡Claro que no se la viste! ¡Si no tenía nariz! ¡¡¡¿Cómo vas a ver algo que no tiene?!!! –le chillé superando los veinte decibelios.
-Deberíamos buscar a la chica de la agencia, y hablar de esto con ella -dijo el Genaro.
-Eso, y que nos llame un taxi y nos mande a casita cagando leches, pero ya mismo.
-Dolly, ¿y tu premio, tía?
-¿Crees que voy a estar tranquila un segundo más, sabiendo que hay un yayo mirón sin nariz y llama puertas, rondando por ahí… entre la niebla?

Algo, en alguna parte chisporroteó. Si no fuera por la espesura de la niebla, hubiéramos visto que a pocos metros de la casa, había un altavoz atado a uno de aquellos árboles, por el que se disparó una musiquilla muy lunch… a lo hilo musical de ascensor de oficina con pasta, y una voz pregrabada comenzó a hablar.

-Estimados clientes del complejo de casas rurales y cabañas de Takami Corporation, nos complace informarles que dentro de diez minutos, se ofrecerá el almuerzo en el recinto de la barbacoa, junto al lobby –y siguió la musiquilla petarda-. Les esperamos. Gracias por su atención –y continuó la musiquilla petarda, bajando a fondo.

Oímos voces y pisadas sobre la tierra. Aunque la niebla seguía siendo muy espesa, pudimos imaginar, más que ver, y además de oír, como el resto de compañeros de premio desandaban el camino hacia el lobby del completo turístico. Hablaban a voces y entre ese vocerío, conseguí entender cosas como: “qué desagradable ha sido”, “espero que se trate de una broma”, "Piñataaa...", “¿quién era ese hombre?” y parte de otra frase, que llenó mi reserva de histeria del día: “¡y no tenía nariz!”.

-Nos veremos en el lobby –nos dijo Genaro y se fue con su novia Cristina del Greenpeace, hacia donde iban todos los demás.
-Gigi, nena –le dije-. Sé que ésto te va a deprimir cantidad, pero deberíamos buscar un sitio con cobertura, o llamar desde el teléfono del lobby a Bruno, y nos piramos a tal velocidad, que creerán que somos dos hologramas.
-Sí, tía, esto es demasiado “dellabí” para mí. ¡Hasta hecho de menos el olor a culo y popper del cuarto oscuro del Lether, tía!
-Pues ni barbacoas, ni barbaculos. Cogemos nuestras maletas, las bolsas que nos han regalado y tiramos pa Madrid.
-¡Pero inmediatamente, tía…! Que me quedan ¡muchas pollas por comer!, antes de que un yayo pajillero, llama puertas y sin nariz, me mate de un susto.
-¡Y seguro que hasta tiene caries en la dentadura postiza! –dije para cargar más las tintas.
-¡Tíaaa, que me gomito!

Corrimos hombro con hombro hacia el interior de la cabaña, cogimos nuestras cosas, yo me pasé por el WC para robar las toallitas los jaboncillos y los albornoces… porque vale que estuviera aterrada hasta el hígado, pero de eso a ser una marika tonta para no llevármelos, ¡y un cojón de mona pakistaní, neeenaaa...!

Al regresar a la puerta, las dos nos detuvimos como congeladas por un rayo paralizador de los de Star Trek, porque afuera, entre la niebla, se perfilaba una silueta encorvada, con un hacha en las manos… impidiéndonos la salida.

-Hasta que el último no pague, nadie descansará…

Gigi chilló con tanta fuerza que se le escapó un pedo, y yo me desmayé.
No por el pedo, sino, ¡porque aquello era demasiado jeby para mis ojitos, neeenaaa!

12 comentarios:

Hidroboy dijo...

NENAAAAAAAAAAAAA

Me he cagado de miedo tía. Porque justo cuando he leído lo del "Hasta que el último no pague..." (que me ha recordado a cuando voy a comer a un bar que hay delante de mi trabajo) ha sonado un grito histérico en el piso de arriba que me ha helado la sangre. Creo que han matado a alguien tía ¡¡qué jeby!!

Frank Palacios dijo...

Hidro, nena, a ver si la que ha berreado en el piso de arriba es tu vecina "la virgen", ¡que ha dejado de serlo en el 2006!

Onli, lo mío es una especie de triángulo de las bermudas con yayos y probremas faciales.

Yo que siempre he querido ser una marika del montón, ¡y oyes! ¡Que no hay forma, neeenaaa!

Si un día cae a tierra la Estación Espacial Internacional, FIJO que me pilla en el Springfield en el que se estrella el trasto.
¡No lo dudes!

Frank Palacios dijo...

Y si es con del dependiente del Jack & Jones (calle Carretas, para más señas), mira, nena, me puede caer la estación y 5 SATÉLITES!

¡¡¡Vija el Jack & Jones!!!

Hidroboy dijo...

Al final los gritos en la noche eran un capítulo de Pasión de Gavilanes que ahora explicaré en mi blog.

lotuyonotienenombre dijo...

dos maricas muertas amputadas vivas ... ese lo que quiere es que pagues los jaboncillos dolly!

Frank Palacios dijo...

Eso te pasa por tener Kiwis como vecinos, Hidro.

¡Serás puta, lotuyo! ¡Ni que fueran de Chanel los jaboncillos! Y los albornoces dejan pelusilla, que conste.

Peibols dijo...

Más vale tarde que nunca.
De verdá que tensión y que The Ring y que de todo, eh? Pardiez, la niebla de la sierra es que es muy mala, que te despistas y salen Siluetas de las cajas de Special K

lotuyonotienenombre dijo...

jo calla pei... y dolly, cuando le pagues los jaboncillos al viejo, vigila a gigi no se vaya a poner a ver la primera cinta de vídeo en blanco y negro que se encuentre por ahí.

Frank Palacios dijo...

¡¡¡Neenaas!!!
¡Que me ha dao un paro cadíaco a mi PC! ¡Sí jasmías!
No pudo soportar tanta tensión y tanto estres!

Espero regresar SOMEDAY!!! Que será pronto, porque le estoy haciendo una cirugía plástica a mi pc, que va a quedar de ESCÁNDALO parriba!

Luego que sepa cómo configuarar la ADESELE, eso, nenas, ya es otra historia...

Kisses en las narices!
¡Neeenaaas!!!

Hidroboy dijo...

Que Dolly te pille confesada ¡nenaaaa!

Por cierto ¿aquí no falta un comment? xDD

Rafa Delgado dijo...

¡¡NENAAAAAAAAAA!!

Mira que te digo por messenger que formatear alguna vez al año el ordeñador no hace daño, pero tú a tu bola.

Si es queeeeeeeee.

Frank Palacios dijo...

Tenía hasta ¡GRENLIS, NEEENAAA!!!

¡A ver si esta tarde ya me estabilizo TODA! Que la conexión de la ADESELE ya la tengo, pero hay TANTO por instalar... ¡POR DIOR!