jueves, mayo 04, 2006

~28~ 2ª Temporada

En el capítulo anterior...

Murió una parte de mí, al terminar por aceptar la muerte de Gigi. ¡Qué iba a hacer yo sin mi Gigi! No, nenas, ya nada será lo mismo, después del Capítulo 27… donde además de perder a Gigi, mi mejor amiga, volvía a estar en medio de un fregado, con gente que había estado desaparecida durante años, misteriosamente, en el fondo del Lago Takami…

Se había hecho de noche, y la humedad del suelo había empapado mis vaqueros y calzoncillos, y se me estaban quedando las nalgas frías (un síntoma de las marikas que no follan) ¡Pero yo sí follo! ¡Aunque sea por Gigi!

Me puse en pié de un salto, pero resbalé y me escoñé sobre mí misma, que hay que tener mala pata, pero volví a levantarme, con algo más de cuidado sin ir de mega cool, porque no tenía el cuerpo ni para ir de mega cool, ni de cool a secas.

Miré hacia las cabañas, no sea que me saliera una voz en off, porque sí, nenas, no sé que pasa conmigo, pero a la peña le encanta hablarme por la espalda y darme un susto. Pero no, estaba sola; me sacudí el trasero y me puse a andar hacia la cabaña, en la que horas antes, Gigi y yo sólo pensábamos en robar los jaboncillos, las toallitas y todo lo que fuera susceptible de robar…

Un ruido a mi espalda me detuvo. Un gorjeo profundo. De las profundidades del lago.

Me detuve y miré hacia atrás. El lago seguía igual o más plácido que minutos antes. Ahora la luna, lo iluminaba todo con un color plata, que convertía el verde de los árboles en un azulón oscuro, y en un puntito amarillo.

Entrecerré los ojos hacia ese puntito amarillo, que saltaba y se movía de forma loca, como si le hubieran cosido con grapas al lomo de una cabra silvestre, la linterna de Scully de Expediente X, y el animal botara como una endemoniada por la orilla del lago, a más de un kilómetro de distancia; y es que nunca os he hablado de las dimensiones del Lago Takami, pero en rasgos generales: es grande como los huevos de King Kong.

O un King Kong con un solo huevo, porque no tiene forma de huevo, pero tiene más parecido con un espermatozoide, que también está en un huevo kinder ¡DOLLY! Vale, no disperso más. El lago es enorme, con forma de coma, o sea así: , (vaya mierda de coma que sale aquí, nenas!), pero os creo suficientemente inteligentes, y si no sois inteligentes, ¡estudiad, putas!, para imaginar qué forma tiene el lago con forma de COMA.

El condenado punto amarillo seguía saltando, allá a lo lejos, como en esos karaokes, donde ves una bolita que te va señalando la palabra que debes decir y tal… y luego oí un gritito. Si estuviera más cerca, sería un grito, pero a esa distancia, era un gritito, como el UTINIIIIIIIII que chillaban los jawas de Star Wars. Y me sonó a algo familiar.

-Oh, sí, sí, sí… -dije en voz alta, para mi misma, y de pronto supe qué era-. ¡La puta vieja meona! ¡Será hijadelagranputa! –y eché a correr por el borde del lago hacia donde estaba la intermitente y cojonera luz amarilla, que no paraba de bailar de forma frenética, a más de un kilómetro de distancia.

Así que me dije: de correr, nada, nena ¡al trote, señorita Teschmacher, al TROTE!, que me canso menos, sudo menos y de paso pienso qué putada le haría a la vieja mendiga cabrona que me había meado. Esta vez, era entre ella y yo. Como en Tiburón, La Venganza. Secuela que jamás debería haberse rodado, porque era lo peor y los protas parecían sacados del IMSERSO Hollywoodense. ¡Hasta el tiburón parecía viejo, neeenaaa!

Aún al trote (¡velocidad de crucero!, que diría alguna marika fan de Star Trek), aquella luz seguía estando donde cristo perdió el taparrabos. Pero yo no bajé la guardia. Trotaba, y acompasaba la respiración, inspirando por la nariz, y espirando por la boca. Por cierto, para todas aquellas marikas que meten la pata con esta palabra: no se eXpira por la boca, nenas, se eSpira, por la boca. Porque si eXpiras por la boca, o eres una marika zombie ¡o simplemente estás muerta, neeenaaa!

Y me acordé de Gigi, pobrecita mi Gigi, qué final más horrible, pero a la vez me dio fuerzas y seguí corriendo al trote, mientras aquella hijadelagranputa, seguía dando saltos a la orilla del lago, con lo que parecía una linterna en una mano, que no lo era, porque la luz era más básica y menos sofisticada. ¡Tenía que ser un candil! Ya sabéis, los trastos esos tan monos para decorar el salón, que llevan una vela dentro, pero que no se enciende, porque hoy día sólo se utilizan como decoración, o en caso de que seas una marika miserable y te hayan cortado la luz de casa.

Pese al trote, nenas, yo me estaba cansando, y con tanto salto, tenía el colon en el gaznate, así que paré y seguí andando, porque sin fuerzas, no podría darle una somanta de hostias a aquella marrana loca que saltaba con el candil a la orilla del lago, y que parecía discutir con ¡alguien!

Me paré y me alejé de la orilla hacia la maleza para ver de quién se trataba. ¿Con quién hablaba? En circunstancias normales, no vería nada, pero, y aquí viene la parte donde se me erizaron los pelos del coño, al estilo chumino de china que se mete en una playa de Asturias en pleno Enero… ¡la vieja loca estaba hablando con un jedi muerto! ¡Como el de Star Wars, nenas! ¡Claro que a la distancia que estaba, no sabía si era el espíritu de Anakin Skywalwer, el de Obi Wan, o el del puto teleñeco de Yoda! Bueno, Yoda descartado, porque este fantasma jedi era alto.

La discusión parecía de las fuertes, entre la vieja meona y el espíritu de aquel jedi que no supe quien era, pero sí que tenía bien claro una cosa: era de color azul y transparente, y cuando se acercaba a menos de dos metros, la vieja chillaba, se mesaba el pelo y se alejaba de él.

-¡Todo volverá a comenzar, otra vez a comenzar, oh, sí, sí, sí! –chillaba sin parar aquella vieja tarada, pero no con ese tonillo de alegre retintín que tenía la primera vez que me atacó, ahora se notaba en su tono, y en la forma de tirarse de los pelos, un cabreo descomunal-. ¡Todo volverá a comenzar, a comenzar, sí, a comenzar!

Con muchísimo cuidado de no hacer ruido, me acerqué unos metros más, para descubrir quién diablos era el fantasma aquel del jedi. Bordeé varios árboles, me agaché en las zonas donde se levantaban plantas secas, y avancé con decisión y muchísimo miedo, cuando del lago, volvieron a oírse aquel enorme burbujeo. No era el sonido de las olas, ni el ruido de las ramas de los árboles movidas por el viento. Eran las burbujas enormes de algo que seguía bajo ellas, vivo aún, y que según aquella chiflada, iba a regresar para hacer lo que tuviera que hacer.

-¡Clara ha esperado muchos años! ¡Oh, sí, sí, sí! Muchos años ya, y está cansada de esperar, cansada de esperar y esperar… ¡Clara no quiere esperar! ¡Clara está cansada de esperar!

A esta vieja le hace falta un psiquiatra argentino y de los caros. Me dije.

-¡Clara no quiere esperar!
-¡Calla! –le ordenó el fantasma del jedi aquel, con tal fuerza, que me dejó helada. ¡Reconocí aquella voz! ¡Era la del fantasma desnarigado que nos había atacado a todos en las cabañas! Y que no paraba de decir cosas como "¡hasta que el último no pague, nadie descansará!”. El mismo fantasma cabrón, que nada más llegar al Valle Takami, nos metió un susto de mil pares de cojones de monas paquistaníes a Gigi y a mí. Y también al resto de premiados, claro, pero nosotras nos asustamos muchísimo más, porque al ser marikas, somos de piel fina, y no apta para fantasmas con hachas, ¡desde luego!

-Clara no quiere esperar, no quiere esperar, ¡SE NIEGA A ESPERAR!
-¡Calla, niña! ¡El tiempo es irrelevante!
-¡Clara no quiere esperar más! ¡Lleva muchos años esperando y esperando y esperando!, oh, sí, sí, sí ¡Y ya no quiere esperar más! Oh, no, no, no… ¡Clara no quiere esperar! ¡Quiere su premio y lo quiere ya! ¡Está cansada de esperar! ¡No va a esperar! ¡Se cansa de esperar! ¡NO VA A ESPERAR!

Y con un mandoble, el fantasma le cortó la cabeza a la vieja, terminando con su desesperado griterío de niña consentida.

Yo me llevé las manos a la boca para ahogar el grito de horror que estuvo a punto de salir como un huracán, y se me aceleró el corazón, más que aquella vez que me subí al Dragon Khan, y me tragué varias moscas y mosquitos, porque berreaba como una lunática en la puta montaña rusa esa de Port Aventura. Tengo una foto que lo demuestra. Claro que no me parezco a mí, porque sobre el cuello sólo se me ve la boca enorme y la lengua saliendo.

¡Para que luego digan que los fantasmas, como son fantasmas, no puede hacerte daño! ¡Y un cojón de mona paquistaní, neeenaaa! ¡¡¡Aquel viejo chalado sin nariz, acababa de cercenarle la cabeza de un tajo a la vieja, y lo más alucinante es, que aún sin cabeza, la puta vieja siguió dando saltitos de forma alocada, escupiendo borbotones de sangre por la garganta, en intervalos, durante unos horrorosos segundos que me parecieron siglos.

¡No era la madre asesina del primer Viernes 13! ¡Porque a aquella le cortaron la cabeza, y se fue pa’lante y punto! ¡Pero ésta no! Su cuerpo, aún caliente, saltó encabritado, agitando las manos como si intentara coger cosas del aire, y el candil cayó, apagándose cuando se sumergió en la orilla del lago. Luego se detuvo, trastabilló y cayó de frente en la orilla, gorjeando y emitiendo un sonido que escapaba de sus pulmones, como si alguien hubiera dejado la llave del gas abierta. Un macabro Shhhhh-glo-glo-Shhhhhh... sanguinolento y asquerosísimo.

El fantasma se acercó a ella, volvió a levantar el hacha, y le asestó varias veces y con energía, partiendo el cuerpo a la mitad, desde el culo hasta los hombros. Parecía que había nacido para ese trabajo. Para un trabajo sucio y solitario, oculto a los ojos de todos, pero no a mis preciosos ojos verdes, que habían presenciado el horrible decapitamiento y posterior carnicería.

El viejo chalado tenía muy claro, que fuera lo que fuera, lo que estaba en marcha, y que yo había jodido, iba a ponerse otra vez en marcha… y recordé a toda aquella gente que estaba como zombie en la iglesia sumergida, en manos de algún hechizo del cura loco…

La sangre me picó en las venas, e irremediablemente volví la cabeza hacia atrás, hacia las cabañas, hacia el complejo Takami. El horror no había terminado, ni mucho menos… estaba a punto de volver a empezar si no hacía nada. Aquel fantasma sin nariz, iba a ocuparse de que se cumpliera (lo que fuera) hasta sus últimas consecuencias… y eso quería decir: matar a quien fuera, con tal de conseguir su fin.

Deduje que ya sabía a quienes me debería enfrentar: Sobre las aguas del lago, al fantasma del hacha… y bajo ellas, al cura vampiro volador con poderes… Ambos estaban relacionados y ambos guardaban el secreto de la iglesia sumergida, en la que encerraban a todo aquel que raptaban de la superficie… ¡con los gigantescos tentáculos de un pulpo!

¡Sí! ¡ESO ERA!

Como si me hubieran enchufado un resumen de las últimas horas en el Valle Takami, entendí todo lo que estaba pasando allí.

¡¡¡PRETENDÍAN VOLVER A TENER EL MISMO NÚMERO DE HABITANTES DEL PUEBLO!!!

Pueblo que ahora estaba sumergido bajo las aguas… ¡Por eso, cuando el cura loco me cogió! Aquella pluma que flotaba, usó mi sangre para inscribir mi nombre en el censo del pueblo. ¡Me estaban EMPADRONANDO, neeenaaas, en el jodido pueblo sumergido!, como a toda la gente que habían secuestrado durante años. ¡Por eso la pluma se puso a escribir en aquel libro ni nombre real, el que tengo en el DNI, no mi nombre de Dolly Partos! Y por eso mismo… ¡GIGI! ¡Madre de DIOR!

¡¡¡GIGI LO SUPO!!! ¡¡¡LO SABÍA!!!

Tuvo que imaginárselo de alguna manera ¡sí!, por eso se ofreció ella a pasar la prueba de la pluma sanguinaria, porque al coger su sangre, se volvería loca, porque aunque Gigi tenga un nombre y un DNI, era su nombre de ADOPTADA, ¿vale? pero no su nombre real, porque Gigi no sabía los apellidos reales de sus verdaderos padres.

¡DOLLY, NEEENAAA! ¿Te has tragado un tripi o qué?

¡¡¡Gigi se ofreció al sacrificio, porque sabía que la pluma sanguinaria se volvería loca, y que de esa forma podría destruir el libro del censo del pueblo sumergido!!!

¡¡¡ESOS DOS CABRONES (el fantasma y el cura loco) estaban secuestrando gente para devolver a la vida al pueblo sumergido!!! Que a estas alturas, al completar el número de habitantes, no me extrañaría nada que surgiera de entre las aguas como el final de Abyss, pero sin marcianos cools, sino con gente secuestrada y bajo los efectos de alguna maldición maldita del infierno o del más allá de Cuenca!

¡¡¡NEEENAAA, K JEBYYYYYYYYYYY!!!

¡Tengo que avisar a todos! ¡ALGO TERRIBLE ESTABA A PUNTO DE OCURRIR!

Y ocurrió, porque dos enormes tentáculos grasientos emergieron del lago y se hicieron con las dos mitades del cuerpo de la vieja loca, como si fueran las manos de un niño goloso que saben dónde meterse para conseguir sus galletas preferidas; el cadáver desapareció bajo las aguas, y al instante, un tercer tentáculo apareció y pilló por los pelos desaliñados, la cabeza cercenada de la vieja, que fue a parar al fondo del lago.

Me puse en pié de un salto. No sabía si los fantasmas se teletrasportaban o volaban como el cura loco de la iglesia sumergida, pero tendría que echar a correr para llegar antes que el fantasma sin nariz, a las cabañas y avisarles del peligro inminente.

-Gigi –rogué cerrando los ojitos-. Sé que estás muerta, pero seguro que estés donde estés, me ayudarás, nena. Ayúdame, o de lo contrario, aquí va a morir hasta el apuntador y vamos a terminar todas… ¡¡¡viviendo en un pueblo sumergido, neeenaaa…!!!

Sin mirar atrás, eché acorrer con todas mis ganas hacia el complejo de cabañas del valle Takami. Alguien había activado la cuenta atrás. No sabía quién, y me importaba un pimiento, porque ¡yo la iba a detener!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gigi siempre estará en nuestros corazones, igual que la Igartiburu.
Deberías hacer una ouija para comunicarte con ella.

Frank Palacios dijo...

Ay, Pauli, nena, ¡no sabes cómo echo de menos sus meteduras de pata! ¡A ver a quién corregiré ahora al hablar! Encima que en esta Segunda Temporada descubre que tiene Madre biológica y una hermana, va la tía tonta y se sacrifica para salvarnos a todas.

¡¡¡Pero ésto aún no ha acabado, neeenaaa!!!

¡Y la cosa se está poniendo negra como pelo de coño! ¡Veamos qué ocurre esta noche! ¡¡¡EN EL CAPÍTULO 29 DE DESPERATE HOUSEGAYS!!!

PD: ¡me alegro muchísimo de que hayas superado ese mal rollo, y que te tengamos otra vez al pié del cañon, nena! ¡Kisses en las narices, Pauli!