jueves, febrero 08, 2007

~23~ 3ª Temporada

En el capítulo anterior...

Tras “tomar prestada” la moneda de oro, la cuarta moneda que aquellas locas del aquelarre satánico habían dejado en el salón de las catacumbas de la iglesia, corrí guiada por la luz de mi Diva Reloj de Súper Puta, hasta que se quedó sin pilas… y a oscuras, me estrellé contra un pilar, quedándome sin sentido, pero en una pose de espatarrada en el suelo, que entraría dentro de las 5 poses de espatarramiento con más glamour de la historia de las espatarradas.



Y soñé, que en otra vida, seguramente habría sido una Diosa, o similar… y me vi a mí misma, súper nonísima, con un vestuario súper ideal como el de los boys del dvd de la Kilie Minogue, pero muchísimo mejor, con cara de felicidad y saludando a mis fieles-fans que estaban escaleras abajo, vitoreando mi nombre y dándose por culo de felicidad.

Sí, nenas, estaba yo en plan Apocalypton Teas, subida a una de esas pirámides mal hechas de los Mayas, y abajo, lo más de lo más, como en el bar de Enfrente, pero follando y con ganas. Porque como todo el mundo sabe, en el Enfrente no follas ni aunque entres desnuda con un collar de dildos; como dije, ahí seguía yo en plan Apocalypton Teas, pero con gente guapa, nenas. Nada de feas ni litros de sangre, ni sonaban tambores, sino todo lo contrario, sonaban los primeros compases de un A Petarda No Me Ganas, que aún no he remezclado (pero que remezclaré algún día), cuando me dirigí a mis súbditos a lo Evita Perón diciendo:

-¡Nenas! –y todo a mi alrededor estaba negro, y noté que estaba además en posición horizontal, en el suelo, y con un dolor en la nariz y en la frente horrible, nenas.

Me senté y todo me dio vueltas…. ¡pero os juro que no había bebido nada!

-¡Qué hostión que me he dado, nena! –me dije a mi misma, mientras mi cabeza iba estabilizándose. Como no recordaba qué coño hacía en tal postura y con aquel dolor similar a un resacón de domingo, me leí rápidamente el capítulo anterior, y me dije a mi misma y en voz alta-. ¡COÑO! ¡Pero si estoy en súper peligro de death!

Sí, nenas, el peligro no había pasado y tenía que salir de allí cagando leches si quería volver a pisar una tienda de Adolfo Domínguez, ser posible ¡VIVA! El materialismo me hizo recobrar fuerzas y levantarme... medio sin equilibrio, medio sin saber dónde coño estaba, medio ¿dónde están en este tipo de sitios satánicos las lucecitas de las salidas de emergencia?

Pulsé el botón de la luz de mi Diva Reloj y nada, nenas. La pila del alumbrado se había gastado, pero pronto vi más luz, y pegada a la columna contra la que me había estrellado, observé lo que sucedía a muchos metros de mí.

“La pisada”, porque aquello fue el sonido de la madre de todas las pisadas, estremeció todo a mi espalda, y un rugido monumental surgió de la oscuridad, como cuando se abren las nubes en la noche, y aparece la luna llena en las pelis de terror. Pues imaginaros eso mismo, pero en sonido.

-Oh-oh… -dije bajito.

Los satanistas estaban revueltos como “grenlins” en una piscina olímpica, y lo que había visto en el capítulo anterior, estaba tras de mí y se estaba cabreando más que Coto Matamoros con un vendedor de crece pelos. ¡Y yo en medio! ¿Y Gigi? ¿Y las Bossini? ¿Y la rubia? ¿Y la puta de la Agapita González que escribió su diario secreto que da nombre a esta Tercera Temporada de Desperate Housegays? ¡Muerta! Es verdad, la pobre… y yo metida en todo este follón (donde se folla muy poco, dicho sea de paso).

-¡Nambio jorrengue kio! –que es un mantra tibetano, que significa "los rabos de dos en dos", dije para darme ánimos, y para pensar en algo completamente absurdo, que me aislara de tal instantánea terrorífica, donde podía perder la vida, si ESO me pillaba.

Sí, nenas, ESO, lo que había visto en el capítulo anterior, cumplía todos los requisitos para dejarte los pelos blancos del susto. Los del coño, ¡también! Claro que yo he visto tantas cosas espantosamente horribles en las temporadas anteriores, y en otras que no he contado, más que nada, porque me dejaría las uñas en el teclado del ordenador para contároslas, y no tendría tiempo para salir de compras, ni de marcha, ¡ni para comerme una polla!, que intenté aislarme con el pensamiento de: “he de salir de aquí con vida... y como una ¡DIVA!” (pensando en Gigi, las Bossini y la rubia), para que la horrible visión de ESO no me convirtiera en una marika de sal, tiesa, tiesa, como una mazorca.

El rugido atroz que estalló tras de mí, me impulsó a echar a correr hacia delante, dejando a mi izquierda las luces lejanas de aquella panda de satanistas y sus rituales. Corrí con los brazos extendidos, pero sin gastar suela. Eso es, corriendo con cuidado, en la oscuridad más absoluta y con las manos bien extendidas, a lo Frankenstein, para rozar con las yemas de los dedos las columnas que surgían de la nada en aquel inmenso salón de sacrificios satanistas.

Tuve ganas de gritar auxilio, socorro, ¡me corro!, pero no, nenas. Las súper heroínas gays no gritan auxilio… porque el ego nos lo impide, y porque pocas veces en mi vida lo he hecho. De mis follones y pollones, salgo yo solita. No soy como esas putas que cuentan sus problemas a todo el mundo, para que les echen una mano. No nenas, las Divas no hacemos eso, y Supermán, ¡tampoco!

El griterío me sacó de mis absurdos pensamientos, mientras corría a lo Forrest Gump, pero en versión inteligente (o por lo menos, más que el de la película), aunque sin luces, y aminoré el paso cuando el suelo vibró bajo mis pies y al volver la cabeza hacia la izquierda, vi algo volando por los aires estrellándose contra una de las columnas. ¡¡¡!!!

El terror me hizo aminorar la marcha, pero sin detenerme, cuando con cada dentellada, tres o más de aquellos encapuchados desaparecían dentro de las fauces de la bestia que abría y cerraba a toda velocidad, desencajándola de su sitio algunas veces, con cada crujido de huesos, desgarros de tela y carne más asquerosos... que ver a un americano "sorbiendo" un consomé. Claro, acostumbrados a las hamburguesas, no saben beber.

-¡Corre, Dolly, CORRE!

Pensé que era mi mente con la voz de Gigi, pero no, ¡ERA GIGI! Las había encontrado a todas, pero sin querer, en mi precipitada huída por salir viva y con el culo en su sitio… de aquel terrible lugar, donde las satanistas locas, estaban siendo devoradas por un gigantesco monstruo, que sería imposible de definir, a menos que cogieras todos los libros de Edgar Alan Poe y los metieras en la termomix, junto con dos libros de “Aprende a Cocinar con Arguiñano”; las Bossini chillaban histéricas del miedo, la rubia (la que habíamos rescatado), paralizada del terror miraba hacia la masacre que se estaba formando, Gigi se abrazó a mí, y yo a ella, y nuestros corazones acelerados, se sincronizaron por un instante.

-¡Dolly, tía, eres una hijadelagranputa por no haber contado cómo era el BICHO, tía!
-¿Qué quieres que haga, nena? Me he estrellado contra una columna, he echado a correr ¡y os he encontrado por los pelos! ¡No me ha dado tiempo de contar como era en bicho en blog, nena!
-¡AAAaaahhh….! –chillaron todas las Bossini, pero esta vez no ejecutaron ninguna coreografía de las suyas. El terror se lo impidió.
-¡Salgamos de aquí! –gritó la rubia.
-¡Dijo la lista! –grité yo-. ¡¡¡Cómo coño vamos a salir de un sitio que no sabemos cómo es!!!

Y se hizo el silencio, y la enorme forma peluda, como una gigantesca bola de pelos, todo boca, flexionó sus patas articuladas y se lanzó hacia otro grupo de encapuchados que intentaban salir de allí fuera como fuera. El ataque tiró por suelo el pebetero ardiente, y los troncos y el fuego se espacieron en todas direcciones, junto con un rugido estremecedor, y gritos de pánico.

-¡Dolly, vamos a morir! –gritó Gigi.
-No, nena… Estamos en el capítulo 23, y esta temporada tiene 35 capítulos.
-¡Por aquí! –gritó el rubio, y nos hizo volver la cabeza hacia el sonido, porque no se veía nada.

Las Bossini lloriqueaban, Gigi no me soltaba, y yo estaba más acelerada, que aquella vez que me fui a una degustación de cafés del mundo, ¡y los probé todos! Y claro, acabé taquicárdica perdida, y no dormí durante tres semanas, neeenaaas.

Una mano me cogió del brazo y me arrastró, y me estampé contra ¡una pared! ¡Una pared! ¡Gracias a Dior que aquel gigantesco salón de columnas tenía fondo, aunque muy en el fondo.

-¿Dónde vamos? –pregunté, sin saber quién tiraba de mí, aunque supuse que era una de las Bossini, porque yo tiraba de Gigi. ¡Y porque sólo tenía dos manos!
-Vi los planos del alcantarillado –dijo el rubio.
-¿Ah, sí? –dije-. ¿Y no debería de haberlos visto yo antes, que para eso soy la prota, nena?

El siguiente rugido sonó a gargarismos e inistón. Aquella jodida cosa se estaba zampando a la gente de cuatro en cuatro, y era mejor no verlo y alejarse todo lo posible de los ruidos de la masacre, a nuestra espalda, mientras quedara algún rescoldo de luz de las brasas, que insinuara lo que había ante nosotras.

-¿¡Pero por qué se los está comiendo!? –preguntó Eun.
-Le oí comer tres monedas… -dijo la rubia.
-The golden coins? Only three? And what did happen with the fourth one? –preguntó Ec-Han en version original, pero sin subtítulos.
-¡Eso! ¿Qué pasó con la cuarta moneda de oro? –preguntó Kiki.
-¿Y a quién le importa? –dije yo para desviar la atención-. Hay que salir de aquí, eso es lo importante, nenas.
-¿Por eso ha matado a esa gente? ¿Por no comerse la cuarta moneda? –preguntó Gigi-. ¿Y por qué el diablo tiene forma de “alpóntiga” peluda con patas, tías?
-ALBÓNDIGA, Gigi, albóndiga.
-El ritual hay que seguirlo al pié de la letra… la invocación, el colocar las monedas, y la segunda invocación dentro del círculo de sal.
-¡Pues a esas se las ha comido sin salpimentarlas, nena! –dije, y toqué con la yema de los dedos el bolsillo de mi cazadora de súperputa. Dentro, noté la dureza y el peso de la cuarta moneda de oro, y el corazón me hizo pom-porróm-pom-pom.
-¡Cuidado!
-What? -y se oyó un guarrazo contra la piedra-. “¡FUACK!”

Dijo Ec-ham al escupir los dientes, y todas, que íbamos cogidas de las manos formando una cadena de marikas in danger, giramos hacia la izquierda, y algo nos oprimió a los lados. ¡Nos habíamos colado por una especie de pasillito súper estrecho, y a mi me entró algo de claustrofobia, pero sólo un poco, porque me quité el miedo al pensar que se estaban rozando los hombros de mi cazadora de súper puta, y que la chica del tinte me cobraría una barbaridad por el arreglo; cuando se detuvo la Bossini que iba delante de mí, me tropecé con ella y Gigi conmigo.

-Shhh… -dijo alguien delante de nosotras.
-¿Qué? –pregunté bajito.

Y no oímos absolutamente nada, nenas. Sólo nuestras respiraciones y aquel olor a tierra y humedad. Me solté de la mano de la bossini, y palpé a los lados. La pared era rugosa y algo cortante. Como de gotéele, pero cortante. Me puse de puntillas y estiré todo lo que pude los brazos a los lados, pero las paredes laterales seguían hacia arriba... ¡altísimas!

-¡Es como quedar atascadas en el Ikea, nenas! ¡¡¡Sólo se puede salir si avanzamos hacia delante…!!! Por cierto: ¡¡¡¿por qué no sigues andando, nena?!!! –pregunté a la rubia.
-Porque no hay salida –dijo la rubia.
-¡¿QueeeEEE?! –preguntamos todas con un falsete.

Alguien me empujó contra la pared, y sentí cómo se colaba Gigi entre la Bossini y yo, hasta dejarme la última de la fila.

-¡Gigi! ¿Serás PU-TA?
-Nena, tú eres la prota del blog, y aunque estés la última, seguro que no te comerá la “alpóntiga” con patas.
-Sí, nena, pero para el blog, con que me deje las manos sanas, basta, ¡pero puedo quedar mutilada! ¡Sin piernas! ¡Sin culito! ¡SIN RABAKO!
-Dolly -dijo la Kiki-. Tú nos has metido aquí, y tú nos sacarás de esta.
-¡Anda! ¿Así que soy La Chica del Mes sin saberlo? ¡PUTAS!

SFFFffff… SFFFffff…

-Gigi… dime que ese ruido lo has hecho tú.

SFFFffff… SFFFffff…

Esa cosa del averno… nos estaba localizando por el olor…
¡¡¡Y yo me había puesto Aqva de Bvulgari, antes de salir de casa, neeenaaas!!!

2 comentarios:

Naxo dijo...

Pedazo de marrana, has puesto un párrafo de 11 líneas SIN UN SOLO PUNTO!!!! Que una además de estar buena es lista, pero a las 2 de la mañana y leyendo marika-terror-gore necesita un respiro!
El monstruo os va a pillar porque las malas lenguas dicen que la puta de Ec-Han huele a requesón (o como diría ella, she smells curd, NEENAAA!!)

PD:Muy fuerta todo, incluyendo los trozos descuartizados de las fanáticas.

Anónimo dijo...

Nena, haces como en "Yo soy Bea" nos dejas en cada final de capitulo en ascuas, pa mantener el share.
El miercoles se acerca y espero verte, yo llevaré una un libro en una mano y el la otra una rosa para que me reconozcas ;).
kisses