domingo, octubre 02, 2005

~12~ 1ª Temporada

En el capítulo anterior…

Por culpa de una enana con coletas, ahora me veía atrapada y acosada por aquel rubio (y no olvidemos: CHULAZO DE ESCÁNDALO, nenas), que había preguntado por Sayuri antes de que esta desapareciera… ¡¡¡y ahora había preguntado por mí!!!


Encerrada, por mi misma, claro, en aquel reducido retrete del vídeo club, más claustrofóbico que el interior de la MIR, oyendo cómo los pasos de aquel extraño que había preguntado por mí sonaban al otro lado de la puerta, andando en círculos, por la zona de dvd’s pornos.

¡Claro que me dieron ganas de chillar! Pero chillar, era como provocar que una enorme diana de neones y flechas, apuntaran a la puerta del WC, con frases de “Aquí dentro está lo que buscas” o del tipo “Marika encerrada y sin escapatoria: MÁTALA, JASON, MÁTALA.

Pero no, fuera quien fuera el que estaba fuera, se dedicó a trastear con los dvd’s, y a andar un poco más, hasta que oí un frisk, frisk, por el bajo de la puerta. Bajé la vista, porque como digo, el WC es estrechísimo y aunque no soy una cabezona, preferí no mover la cabeza, no sea que me escoñara contra la pared de enfrente, y vi por la raja de luz que entraba desde la habitación contigua, cómo metían un papel o algo similar. Se movió una sombra y otra vez aquellos traumáticos pasos, esta vez... alejándose.

-Gracias por su ayuda –oí que decía a lo lejos aquella voz desconocida para mí.

Cagada de miedo y a oscuras, porque no encendí la luz del baño al entrar, conté hasta diez, eso sí, muy despacio, y cuando me vi con fuerzas, y con lo poco de heterosexuala que llevo dentro (en alguna parte), quité el cierre y abrí la puerta dispuesta a luchar contra todo el reparto de extras de El Señor de los Anillos, contra una pandilla de skins cocainómanos, o contra una trouppe de ancianas, que agitaban sobre sus cabezas a modo de onda a sus perritos pequineses de ojos saltones y mandíbulas prominentes... que no paraban de decir ¡Guau-Guau!

¡Pero afuera no había nadie! Y me sentí súper bien por no tener que sacar mi lado de heterosexuala macarra, no fuera que aquello terminara como el rosario de la aurora. Para mí, desde luego, porque soy propensa al grito y al desmayo clásico, en plan Sissi Emperatriz. ¡Qué vestidos tenía la tía, oye! Y lo bien que follaría con el Francisco José ese, que parecía un novio de plástico de esos que se ponen en las tartas de las bodas.

Tras dar un paso, pisé algo que hizo FRISK, como aquellos anteriores frisk, frisk que había oído cuando estaba encerrada dentro del WC. Miré abajo y vi una tarjeta, o más bien un tarjetón o trozo de papel GRANDE, con algo escrito. Mi mano se convirtió en una araña y se lanzó en puenting a recoger aquella nota del suelo, en la que a boli negro y escrita en mayúsculas decía lo siguiente.

Deja de preguntar, o te sucederá lo mismo.

¡Es increíble los parecidos razonables que hay entre el mundo de la informática, y el de los humanos! O el mío. Por ejemplo, cuando vas a descomprimir un fichero, esté en ZIP o en RAR, cuando te sale ese menú para que elijas dónde volcar los datos descomprimidos, si os fijáis arriba del todo, en esa misma ventana de menú, dice lo siguiente:

Carpeta de destino (si no existe, se creará).

Pues bien, en mi vida nunca jamás había existido un “villano”, y cuando me refiero a villano, no quiero a esas marikas villanas y pueblerinas que se dan el salto a Madrid, y que se quedan prendadas de cualquier local gay, porque en sus “villas” no hay de esas cosas. Aunque el local apeste a mierda, tabaco y poper, ellas estarán igual de felices y dicharacheras, como si estuvieran protagonizando un spot de Viajes Halcón Milenario.

Yo al que me refiero, es a los villanos-villanos… a los MALOS de verdad. En mi vida había conocido a muchos y muchas “aspirantes a malos”. A villanos que me pudieran joder mi maravillosa vida, pero como digo, todos ellos no eran más que “aspirantes a villanos” ¡PERO! En esta ocasión, aquel tipo que había dejado la nota, era un villano, villano de los de verdad. ¡¡¡No supe interpretar “las señales” cuando descomprimía todos esos ficheros cuando me decía…!!!

(Si no existe, se creará)

¡¡¡Y vaya que si se ha creado!!! Ahora estaba amenazada hasta el orto (palabra muy utilizada en Latinoamérica y en las películas del Kristen Bojrn, cuando dicen entre jadeos esos chulazos “Ay, cómeme el orto”, que da mucha risa, sí, pero que le quiten lo bailao a esos chulazos!).

¡Ahora era yo la que estaba en peligro, por buscar a esa petarda de la Sayuri! ¡Yo no quiero tener el mismo destino que habrá tenido Sayuri, ni quiero saber qué destino ha tenido la tía! ¡Yo prefiero tener un destino a lo Jane Fonda! Hacerme mis vídeos de Pilates, en una playa paradisíaca o similar… o tener un destino a lo Dolly Parton, cantando y follando como una perra por todo el Este, el Oeste y el Orto de USA…

¡NO QUIERO DESAPARECER! El Mundo aún no me había conocido, y por ello la idea de desaparecer, es que me resultó IMPOSIBLE de asimilar. Salí corriendo hacia el mostrador, y de una manera sutil, empujé con una mano a aquella enana cabrona de las coletas, hasta que la gravedad y el peso de su mochila, hicieron que cayera de culo en el suelo.

-¡Arturo! –dije a mi jefe, algo histérica, pero controlándome.
-¿Estás bien? ¿Quién era ese tío tan raro? –preguntó mirando hacia la entrada del vídeo club, y yo claro, piqué y miré hacia la puerta.

¡Juro por el tinte de Dolly Paton… que si llego a ver allí a quien sea el que me estaba siguiendo, habría cogido de las coletas a la niña subnormal aquella, que encima disfrutaba con la dichosa película de “Las Aventuras de Enrique y Ana”, y se la hubiera lanzado en plan arma arrojadiza, en mi intento de salir con vida!

-¡Arturo, estoy amenazado y quieren matarme!
-¿Otra vez?
-La otra vez fue mi madre quien me amenazó, ¡y esa no cuenta!
-¿En qué lío estás metido?
-¡¡¡Y yo qué coño sé!!! Pero he de desaparecer –y le cogí del cuello de la camisa-. ¡Necesito urgentemente unas vacaciones! ¡Pediré a la Numis que me sustituya!
-¿A quién?
-Me ha empujado –dijo la niña desde el suelo.
-No te he empujado, nenita, te has caído tú solita con todo ese peso que llevas en la espalda.
-¡Mentiroso! -chistó la muy puta.
-¿Quieres tener tu película de Enrique y Ana en dvd, SÍ o NO?
-Sí.
-Pues entonces te has caído. ¿Estamos?
-Vale –dijo la pequeña demonio.
-¡Arturo! Deja que haga una llamada y busque un sustituto, pero por favor, tienes que ayudarme. Mi vida corre peligro.
-Bueno, está bien, pero llámame en cuanto sepas algo… ¡de sea lo que sea, lo que te está pasando!
-¡¡¡Es que ni yo mismo lo sé!!! ¡Gracias! –dije cuando tiré hacia la puerta de la calle, tras coger mi mochila y el dvd de Dolly Parton. Ella me acompañaría, porque me serviría de protección en plan Virgen de Regla contra las Rubias Villanas de mi vida-. ¡Buscaré a un sustituto y te llamo!

Ya en la calle, la gente andaba feliz, había el mismo tráfico de siempre en Madrid y las mismas obras de siempre. Todo parecía normal, pero no lo era, porque ahora era yo la que corría peligro, mientras nadie se enteraba de mi pequeño drama; no estaba segura de si Gigi me ayudaría, y la Space estaba completamente descartada de servir como ayuda, claro. ¿Cómo me iba a ayudar una marika negra, muda por gusto y que no paraba de bailar danza moderna? ¿EH?

¿Tendría valor de ir a la policía, contarle todo y poner una denuncia? ¡Cómo no lo iba a tener! ¡Yo, la Dolly! ¡Aquella que pisoteó a unas cuantas mamarrachas tontas para entrar al último concierto de Fangoria! ¡Menuda era yo! ¡Sí! ¡Iría ala policía!, y quizá hasta me asignaran un escolta (de unos 35… de edad y tamaño de rabo), para que me protegiera y me echara polvos como a la Whitney Houston en “El Guarda Espaldas”, ¡hasta que se me pusieran los ojos patrás y se me desenroscara el pelo!

And IIIIiiiiiiiiiiIIIIIiiiiiiii...
Will always...
Love you, UUHH oohh...

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