domingo, octubre 09, 2005

~14~ 1ª Temporada

En el capítulo anterior…

De pequeña, mis familiares al verme con mis ricitos rubios (¡ande andarán!), solían decir de mí: “Este niño de mayor va a ser un artista”; sí, sí, una artista perseguida, detenida y MUERTA, por esa vena cotilla mía de querer saberlo todo, como era el paradero de mi amiga Sayuri.

¡Holaaaa! Sabes que no tienes mucho tiempo; si llamas para algo importante, deja un mensaje y te llamaré, pero como me llames para historias raras, y pidas consejo de psiquiatra argentina rollazo, llámalas a ellas y a mí déjame en paz.
PIIIIIIIIIII…


-¡Gigi! ¡No me digas que no estás en casa! ¡Gigi, puta, no me hagas esto! ¡Es mi única llamada, y estoy hablando con el puto contestador automático de una marika que viste peor que los de Rumba Tres! ¡Hijadelagranputa! En cuanto oigas esto, ven a la comisaría de la calle Luna. ¿Lo has anotado bien? Comisaría de la calle Luna. ¡Y ponte algo decente, so puta, no vengas como una marika mamarracha que no ha follado en todo el fin de semana. ¡ES URGENTE! ¡ESTOY DETENIDA!

Si llego a ser diabética, seguro que el azúcar me hubiera subido hasta salirme por las orejas; en ese momento el mega maromo poli que me había acojonado minutos antes con su frase de “creo que estás metido en un buen lío, amigo”, volvió al despacho (que supongo era su despacho), tras dejarme sola “para que hiciera una llamada”.

-No estás detenido.
-¿Ah, no? –solté sin creerle, y sin terminar de tranquilizarme-. Pues debes saber que soy un ciudadano modelo, y que jamás he robado nada en El Corte Inglés, como hizo la Manoli, con el mango de su sartén de diseño, que se le rompió y robó uno nuevecito.

El poli se sonrió y volvió a sentarse. Había vuelto con una carpeta hasta arriba de folios, que claro, pensé que serían los que deberían rellenar con mi nombre, para cuando me encerraran en mí celdita de 2X2, con un maromo homófobo, que después de apalizarme hasta dejarme la cara como el catálogo de la nueva temporada de Margaret Astor, me violaría viva contra las rejas.

-Esta información es clasificada…
-¿Clasificada? ¿Cómo un expediente X? –pregunté cuando abrió la carpeta y sacó fichas, con fotos de tíos monísimos arriba a la izquierda, y con mucho texto apretado de máquina de escribir.
-No es un expediente X, es real; te enseñaré unas fotos y me dirás si les conoces de los bares o no.
-Ah, vale… Esto puedo hacerlo, porque primero me fijo en las caras y luego... en el resto.

Fue enseñándome fotos y fotos. Todas ellas eran de chicos guapos, tirando a guapísimos, pero claro, eran fotos de esas tipo carnet, donde siempre sales como después de resaca, pero como yo tengo imaginación, les veía en su mejor momento, y claro, todos me parecieron muy guapos; dos de ellos, me sonaban sus caras, y se lo dije, agregando que eran dos marikas muy chics, que no se relacionaban con nadie, y que eran más inaccesibles que las bragas de Ana Botella; También me quedé con otro detalle, palabra para ser exactos: DESAPARECIDO. ¿Todos aquellos chicos estaban desaparecidos? Fue lo primero que me salió.

-Eso es… el primero fue hace seis meses… y por ahora, han desaparecido treinta y seis. El último fue el agente Fernández de homicidios.
-¡¡¡La Sayuri!!! –chillé al reconocerla en la foto. Qué mona estaba la hija de puta, de camisa y corbata-. ¡Espera, espera, espera! ¿Me estás diciendo que todos estos chicos, son gays y que han desaparecido, y que la Fernández era como un agente encubierto?
-Más o menos. Fernández se ofreció voluntario. Vivía por la zona centro, era guapo, gay… reunía todos los requisitos.
-¿Y le habéis enviado de virgen al sacrificio, a quienes quiera que están matando marikas?
-No sabemos si los matan o no, simplemente desaparecen.
-¿Pero tú te estás oyendo, criatura de dios? ¡La has enviado a un suicidio seguro!
-Se prestó voluntario.
-Ya, ya… ¿viniendo de la Sayuri? Eso es completamente imposible. Escúchame bien: para la Sayuri lo más importante en su vida era Cristo, y después Chanel… y después ella, claro. Jamás hubiera arriesgado un pelo, ¡qué digo un pelo!, una pestaña en una cosa así. No es de ese tipo.
-Le dije que no lo hiciera repetidas veces, pero ya sabes cómo es…

Aquel tonillo de “ya sabes cómo es”, me sonó algo extraño, para qué te voy a engañar, y como estaba nerviosa y ya no se puede fumar ni en tu propia casa, me busqué en los bolsillos y encontré un caramelo Solano perdido, sabor cappuccino, que me metí en la boca sin rechistar.

-Te hubiera invitado, pero sólo tenía uno… -y me crucé de brazos-. Así que tú eres el jefe de la Sayuri, ¿y la enviaste en misión de espiar a los marikitas para ver por qué desaparecían?
-No, exactamente. Como ya te he dicho, Alex, se ofreció.
-¿Alex? ¡Ah, coño, Alejandrito! La Sayuri.
-En realidad iba a ir yo, pero Alex ya vivía allí y… yo no suelo frecuentar los bares de ambiente, porque me aburren.

¡CASI me trago el jodido caramelo Solano!, cuando dijo aquello ¿Este megamacho era gay? ¡No me lo puedo creer, Dios Existe y me ha enfocado con su linterna celestial! Casi me meo de la risa mientras hacía muecas grotescas para no ahogarme con el dichoso caramelo.

-No que digas que, tú… tú…
-Alex es mi pareja.

Lo dicho, nenas, que me tragué el caramelo, y vi las estrellitas durante unos segundos, si no fuera porque el poli megamacho, saltó en plan marine o similar, me rodeó (desde atrás) con sus enormes brazos, y me apretó en plan abrazo de oso de las pelis letheronas, hasta que el caramelo salió disparado contra la pared de enfrente. En ese momento tan próximo, reviví gracias a su ayuda y a su alter shave súper potente que me estaba colocando viva.

-¿Mejor?
-Supongo… con dos costillas menos como La Cher, pero sigo viva. Gracias…
-Ernesto –respondió él.

Las marikas tontas y capitalistas, hubieran asociado el nombre de Ernesto a “Banesto”, pero yo, que soy de las pocas marikas que leo (incluso en el retrete), lo asocié inmediatamente a Oscar Wilde (otra nena de nuestro gremio), y a todo ese tiempo que llevaba sin follar de forma decente, (desde que mandé a la mierda a Gregorio), tras ese achuchón que me había dado Ernesto para salvarme la vida del mortal caramelo Solano.

-Ahora es cuando empieza tu cooperación –me dijo-. Los dos estamos en el mismo caso, y tú serás mi guía.
-¿Yo? ¡Pero si yo como guía soy un desastre! Cada vez que voy a cualquier sitio en metro, siempre salgo por la boca de metro más lejana a la calle donde me dirijo.
-Me instalaré en tu casa –dijo sacando unos papeles para que yo los firmara-. Frecuentaremos bares de ambiente, y me presentarás a tus amigos.
-¿Estás de guasa? Si te presento a mis amigas ¡me tirarán piedras de envidia por estar un chulazo como tú, nene!
-Pues tendrás que arriesgarte.
-¿Pero esto es normal? Digo, yo... ¿el ir a la policía y acabar con UNO metido en casa?
-No olvides que el mismo que se ha llevado a Alex, y a los otros treinta y cinco, ahora va a por ti.

Al decir aquello, el culo se me encogió hasta tener el tamaño de un garbanzo. Ahora era confidente de la policía. ¡Vaya cambio de profesión, nena! ¡Y encima me llevaba a casa a un tío de ESCÁNDALO! ¡¡¡A mí casa!!! ¡¡¡Y debería aparentar que es mi novio y que nos queremos mucho!!! Eso quiere decir, que hay que simular que somos pareja en público… ¡¡¡Y QUE PODRÍA SOBARLE LO QUE ME DIERA LA GANA!!!

-¿¿¿Dónde hay que firmar??? –chillé súper histérica de gusto.

4 comentarios:

Hidroboy dijo...

Te voy a decir lo primero que se me ha salido de la boca al terminar de leer lo del Ernesto:

QUÉ PUTA ERES DOLLY

Frank Palacios dijo...

Como diría la auténtica Dolly Parton:

No hay potro salvaje, sino, JENETES EXPERTOS, NENA!

Hidroboy dijo...

Pues eso, una puta.

Hidroboy dijo...

No es un cabrón. ¡Es una puta! Por cierto, me he bajado la canción de la Dolly y es maravillosa. ¿Qué más me recomiendas de la tetona esta?