viernes, octubre 07, 2005

~13~ 1ª Temporada

En el capítulo anterior…

La historia se había puesto negra, como pelo de coño; ahora mi problema no era el de encontrar a mi desaparecida amiga Sayuri. ¡Que le den a la Sayuri! ¡El problema ahora era YO! Que estaba perseguida por un chulazo de escándalo, con ideas de forense hacia mí…


Andando a toda pastilla, pero con el paso tan apretado que podría llevar perfectamente un vibrador entre las rodillas, y andar de Madrid a Cuenca sin que se me cayera, me fui a la comisaría de la calle Luna. Esa que parece tan mona por fuera pero que cuando entras, recuerda a un decorado de serie de TV; en fins, que me metí “padento”, y había un chulazo en ese mostrador tan cursi estilo dependienta de cosméticos de El Corte Inglés, y como estaba solo y parecía aburrido, fui directo a él.

-Buenos días, venía a…
-Subiendo la escalera en la puerta de la derecha.

¡Coño! ¡Encima de estar bueno era telépata! Y claro, cuando alguien en plan X-Men te dice eso, tú que vas de buena, le haces caso y subes… encontrándote con unas colas de marear (ni en las rebajas de Springfield las he visto así de largas), donde gente de lo más variopinta, arreglaban sus pasaportes y sus DNI. ¡Este chulazo me la ha colado! Me dije y volví a bajar las escaleras, descubriendo que los vaqueros que llevaba puestos eran los del tipo zorra, y no los de ir a trabajar. Y es que hasta yo misma me asusté de lo que marcaba, así que puse una cara del tipo “casual”, como si la cosa no fuera conmigo… claro que las dos chicas que subieron, casi me bajan la bragueta con las pestañas del susto que se llevaron.

-Disculpa… -dije al poli chulazo de información.
-Subiendo la escalera en la puerta de la derecha.
-Pues no –y sin darme cuenta, me puse una mano en la cintura e inmediatamente eliminé aquella pose súper gay con un carraspeo-. No vengo a renovar el pasaporte ni el DNI –y cogí aire-. Vengo a presentar una denuncia.
-En ese caso, suba al segundo piso por la escalera y en la puerta de la derecha.
-Gracias, otra vez.

Y me puse OTRA VEZ a subir las dichosas escaleras, porque en esta comisaría parecía que todo lo que buscaras estaba en la puerta de la derecha, un piso más arriba o un piso más abajo. Y como te amenizan la escalada, con posters de los terroristas más buscados, imaginarás que el ambientazo que hay allí, es como para ponerte unos tacones y bailar a lo folklórico, antes de arrojarte por una ventana en plan suicida japonesa.

Tras perderme en unos mini despachos, y afirmarme en mi idea de que, un hombre cualquiera puede pasar la línea del “no te mira ni Dios” a la de follable al 100%, sólo radicaba en ponerse un uniforme y listo. ¡Madre bendita! ¡Qué pedazos de policía tenemos! ¡Viva el CUERPO de policía! ¡Vivan los productos del país! ¡La Morcilla de Burgos y los culitos turgentes! ¿A que sería capaz de dejar de salir de copas por ambientes gays, y me pasaría las tardes paseando como una loca de comisaría en comisaría? ¡Qué delirio!; creo que se me notó el calentón, porque una poli, muy maja, pero que parecía un hombre con coleta, salió en mi auxilio, o quizá me salió simplemente porque alguien dijo ¿quién esa petarda que va mirando paquetes y anda como Pedro por su casa?

-¿Puedo ayudarte en algo?
-Pues sí, mira, quería presentar una denuncia.
-Muy bien, sígueme.

Y me llevó por no se cuantos sitios más, hasta otro mostrador, mientas no sé por qué, yo me puse a pensar en Buscando a Nemo, cuando el papá de Nemo iba detrás de Dori que no paraba de decir ¡Sígueme! ¡Sigueme!; si lo llego a saber, no habría venido con zapatos, sino con unas bambas para ir más cómoda, porque anduve más que el puñetero lunático al que le da por hacer el Camino de Santiago; al final la policía llamó a una puerta, habló con alguien (que no vi), y me invitó a pasar, cosa que hice, cuando volví a oír a la Houston cantándome a pleno pulmón el…

And IIIIiiiiiiiiiiIIIIIiiiiiiii... Will always... Love you, UUHH oohh...

Aquello que había detrás de la mesa, se levantó y me invitó a sentarme. Cosa que hice de inmediato, porque de lo contrario me caería de culo, nenas. ¡Qué hombre! ¡Por Dios!; no sé si mi madre en los 60 se infló a LSD, a lentejas (que hacía todas las condenadas semanas), o a los programas de Iñigo, pero la verdad, es que le ha salido un hijo, al que le gustan todos los tipos de hombre… no obstante, el tío que tenía delante de mis narices, ¡¡¡había dejado este mundo de los seres humanos, en cuanto se puso aquel uniforme de policía, para entrar directamente al Primer Puesto del Olimpo Gay!!!

-Hola… -me dijo muy resuelto, y yo sonreí como una estúpida drogada, a la que una pareja de japoneses le pregunta dónde está el Museo del Prado. Así que para no torturarle más, recogí mi lengua y mis babas, intenté parecer normal (cosa imposible, porque hasta mi tía lo intentó, y sólo consiguió dormirme con sus charlas sobre las Llaves (hombres) y las Cerraduras (mujeres), y con sus vasos de leche con cola-cao y galletas María Fontaneda. Sí, un trauma, nenas. Engordé hasta ser cilíndrico (claro que sólo tenía 10 añitos), pero ni con esas, mi tía consiguió matar con sus "llaves" y "cerraduras" a la futura marika (en plan Alien el Octavo Pasajero) que ya incubaba dentro de mí.

-¡Hola! –dije en plan pizpireta. Aún estaba colocada con el after shave del poli-. Verás… quería poner una denuncia, pero es que creo que va a ser un pelín más complicada que las denuncias normales que suele poner la gente –y como estaba nerviosa, me puse a numerar tonterías con cada dedo de la mano-. No es por un problema de comunidad, ni por un vecino plasta que pone el equipo de música a todo meter a las cuatro de la mañana, ni porque me hayan intentado estafar con una compra, ni…
-Terminamos antes si empezamos desde el principio.
-¡JUARZ! –dije-. Es que el principio es muy rocambolesco, y tardaría un día y pico en contarlo.
-Pero se podrá resumir, ¿no?
-Bueno, vamos a ver si puedo –tomé aire, me coloqué más con su alter shave e intenté contener a la marika que llevo dentro, que poco a poco me poseía-. Todo comenzó cuando desapareció una amiga mía, un amigo –corregí de inmediato.
-¿Desapareció una amiga o un amigo?

Así que tuve que omitir el nombre de Sayuri, o Chirli, como también se la conocía, y di su nombre real y entonces, el poli me miró con cara extraña, como si estuviera súper interesado en lo que le contaba. Pero súper-súper, y me miraba directamente a los ojos. Tremendo, nenas. Y yo haciendo esfuerzos para que no me entrara un parraque eréctil, con aquel megapoli que estaba súper interesado en lo que le contaba.

-… tras su desaparición, otro amigo y yo, nos pusimos a hacer preguntas en… -¡coño, yo misma me había encerrado en mi relato!-, “bares de ambiente” –terminé confesando, y me quité como 5 kilos de encima-. Bares de ambiente gay, quiero decir.
-Ajá… -dijo el poli y asintió sin escandalizarse; ¡qué moderno era! ¡Seguro que es Socialista y amigo de Pedro Zerolo, que se acaba de casar con una flor en el traje, casi tan grande como esa permanente TAN horrorosa que lleva!
-Le buscamos... pero, no encontramos a mi amigo en ninguna parte. Su compañero de piso hace días que no sabe nada de él, y tras ir a varios bares, lo mismo, ni rastro de él, ¡Pero! –y me incliné hacia delante, hacia su mesa súper pulcra, sobre la que se apoyaban los codos de aquellos dos enormes brazos del policía-, nos enteramos, mi amigo y yo, que un rubio, de unos cuarenta y tantos, andaba por ahí haciendo preguntas de mi amigo, y desapareció con él.
-¿Desapareció? –preguntó preocupado.
-Sí.
-¿Y no podrían estar… ya sabes… unos días fuera... juntos?
-¿Follando? –dije disparada-. No lo creo, la Sayuri no es de repetir plato.
-¿De repetir plato?
-Sí, bueno, montárselo más de una vez con el mismo.
-Ajá…
-Pero lo peor no queda ahí, porque, ahora resulta que el rubio cachas que la gente vio con Sayuri, esta mañana fue al vídeo club, porque yo trabajo en un vídeo club, ¡a preguntar por mí, nene! ¿Te lo puedes creer?
-¿Pero hizo algo, dijo algo?
-Sí, preguntó por mí, pero yo estaba encerrada en el retrete que tenemos en el vídeo club. El tío, al que no le he visto la cara, esa es otra, me metió por debajo de la puerta esta nota -y puse la nota sobre la mesa-. Si vais a investigar las huellas en plan CSI, tienes que saber que la he tocado mucho, porque estaba súper histérica y casi me da algo. El poli cogió la nota.
-Deja de preguntar, o te sucederá lo mismo -leyó en voz alta, y la nota ya no me pareció tan amenazadora, dicha por el bombón del poli, claro. Volvió a mirarme, dejó la nota y me dijo mientras marcaba una extensión en su teléfono-. Creo que estás metido en un buen lío, amigo…
-¿¿¿QUÉ???

3 comentarios:

Hidroboy dijo...

¡¡¡QUÉ TENSIOOOOOON!!!

Nena explica de una puta vez ya lo que le pasó a la Sayuri que esto se alarga más que una menstruación en LOST.

Frank Palacios dijo...

Sí, nena, se alarga, pero míralo por el lado bueno, hay sexo (o MUCHA tensión sexual), maromos para adobarlos en aceite Baby Johnson, drogas (que por ahora no han salido, pero que las habrá "Tómate la pastilla azul, Makame"), personajes siniestros, mucho déja vù...
¡Y canciones de DOLLY PARTON!

A ver si te metes unas cuantas de La PARTON en tu "aipó", NEEEEEEEEEEEEEENAAAAAAAAAAAAAAAA!

PD: ¡Te recomiendo la de "Nine to Five" para cuando vayas al work! ¡Que te entrará un rollito vaquero urbanita de vizzio!

Peibols dijo...

Estoy mitad de mi curso Photoshop y no puedo dejar de leer ni de sonreir.
Llevo desde el 7 sin parar, nena!

Eres Grande!
y eso que no has salido EN BOLAS AUN!