lunes, agosto 07, 2006

~1~ 3ª Temporada

Obviamente, no me fui de vacaciones a Torrelodones... ¡Para eso me quedaba en mi casa, neeenaaasss! Pero sí que me fui unos días (reales) a Torremolinos, a follar como un torbellino. ¿Envidia? ¡Pues os jodéis! Porque como dijo aquel filósofo polaco austrohúngaro y portugués que hablaba en francés: “Living la vida: ¡LOOOOKAAA!”.

Pero volviendo allí, donde había dejado ese Epílogo-Go!, dejándoos a todas con la miel en los labios (fructosa para las marikas diabéticas), estaba a punto de mandar a tomar por saco a Gigi con sus histerias y suposiciones, y me iba andando sin saber dónde, bueno, claro que lo sabía, me iba al “Ricks”, porque ya que estaba en la plaza de Vázquez de Mella y El Paso estaba petadísimo, me dije a mi misma: Dolly, tienes que ir a tomarte un copazo al “Ricks”, que aunque no sea un bar gay, hay tanta heterosexuala que va de moderna, que seguro que a lo tonto a lo tonto, van y también se comen una polla... ¡o me la como yo! Que para eso sigo soltera.

Tranquilas, nenas, que no os voy a hacer un resumen para contaros cuan tremenda y veloz es mi vida sexual, porque en esos temas he de confesar que soy más rápida que Fernando Alonso dando las gracias con esa mandíbula desencajada que tiene. Animalito de Dior.

-¡Dolly! –oí cómo me llamaba Gigi.
-Gigi, nena –y me volví-. Creí que eras mi amiga, pero eres una súper mal pensada, nena.
-Sí, tía, pero de eso ya han pasado muchos días, Dolly –y se puso en jarras-. ¡Pensé que ya se te había pasado el cabreo, tía!
-¡Ah, pues también es verdad! –porque era cierto lo que decía la Gigi, que se puso a andar hacia mí en ese momento, con las manos en jarras y muy graciosa ella.
-Bueno, qué, tía. ¿Llevamos esto a la policía?

Y agitó aquel librito casposo delante de mis narices, en el que se podía leer “El Diario Secreto de Agapita González”.

-¿Es una pregunta con trampa? –le pregunté y la miré fijamente al entrecejo, que es la forma de mirar que pone súper nerviosa a la gente-. ¿Mmmm?
-No, tía.
-Pues discúlpate por siquiera... insinuar maliciosamente... que yo iba a entregar el diario de esa asesina a la poli, para intentar recuperar a Bruno.
-Oka, tía. Perdón.
-Oka, nena. Perdonada –y me dio el diario.
-¿Y entonces qué hacemos?
-Pues lo que habíamos dicho. Se lo vamos a entregar a la poli para que lo investiguen... ¡pero con eso no quiero decir que se lo entreguemos inmediatamente!
-¿Ah, no?
-Pues no, nena...

Y con la música del CSI en mi cabeza, y la cara de merluza de la Gigi, que no entendía a dónde coño íbamos a meternos a esas horas de la noche en una tenda de chinos, ¡nos metimos en una tienda de chinos! Y compré unos guantes de plástico para lavar los platos...

Mientras Gigi hablaba de un Fist Fucking, que asoció con una leyenda urbana de una mujer que sacó a cagar al perro y se le volvió del revés, el perro, claro, al hacer fuerza... se le abrió el culo y adiós perro, encontramos un local de fotocopias que había las 24h y entramos.

Como ya habrás imaginado, fotocopié de arriba abajo todas las páginas del “Diario Secreto de Agapita González”, bajo la mirada atenta de una empleada con más acné que una paella valenciana torrada al horno, y que no paraba de masticar un chicle que apestaba a chicle (es que apestaba a chicle todo el local), como si se quitara con el mascado los restos de comida atrapados en aquella dentadura imposible que tenía. En realidad no era una dentadura: ¡¡¡Era el Guernica!!!

-¿Sabe que está prohibido fotocopiar libros? –dijo con una voz nasal que pedía a gritos que le metieran dos tarros de Vic Vaporub con cerbatanas.
-Vamos a ver, Niña-Shrek... esto es un diario personal, no es un libro con ISBN, así que deja de darme la brasa y ponle un canutillo para leerlo como Dior manda –y le entregué el tocho, que parecía aquello el guión de la trilogía completa de El Señor de los Anillos, versión extendida y tomas falsas de hobbits dándose por el horto tras fumarse unos porros de esos que se fumaban.

La dependienta, hizo un globo tan grande como el culo de un babuino, y se fue a ponerle un canutillo a las fotocopias, mientras que Gigi, me miraba con cara de flipe.

-Dolly, tía, te has pasado.
-¡Anda, y que le den! A las groseras se las trata como lo que son. Unas groseras. Y a ver lo que nos va a cobrar por las fotocopias, cuando me he fotocopiado todo el diario yo solita, ¡sin ayuda!
-Doce con diez... –dijo cuando regresó con la fotocopia con canutillo.
-¡Y eso que no cobráis la mano de obra, claro! –y saqué la cartera y le di un codazo a Gigi-. Ea, a pagar a escote, que seguro que tú también te lo quieres leer.
-Yo no leo en el baño –dijo Gigi.
-Pero querrás que te lo lea, ¿no?
-Ah, pues sí, tía.
-¡Pues a pagar!, nena.
-¿Y también les vas a cobrar a las maricas que lean tu blog, tía?
-Pues claro que sí, nena. Les insertaré a todas un dildo-decodificador en el culo como el Canal Satélite y si no pagan, no leen –y sostuve su mirada-. ¿Tú es que te has levantado hoy con la cabeza tonta o qué, Gigi?

Entre las dos pagamos a aquella “cosa-chicle”, también llamada dependienta de fotocopiadora, y cuando le pedí una bolsa que me la cobró a cinco céntimos, dijo.

-Muchas gracias, maricón.
-De nada –dije al coger la bolsa con mi mejor sonrisa-. Y gracias por el cumplido del que me siento súper orgullosísima... cosa que no te ocurrirá a ti a diario, cuando pones un pié en la calle con... ¡¡¡CON ESA CARA DE ADEFESIO!!!
-¡Dolly! –chilló Gigi.
-¡MARICÓN! –chilló la dependienta-Shrek.
-¡ESPANTA NIÑOS! -y me marché súper digna, con la cabeza bien alta y cimbreando las caderas como si fuera la prima de Jennifer López con dos copas de más.

La siguiente parada fue una comisaría de policía, tras tirar los guantes de plástico en una papelera cercana, y dejar a Gigi fuera con la bolsa del diario fotocopiado. O eso creí, porque la Gigi me siguió.

-¿Dónde vas, Gigi?
-Contigo.
-Gigi, nena, voy a entregar el diario. Y no pueden vernos a las dos. A mí con el original y a ti con el fotocopiado. ¿Y si está en comisaría una loca de esas de la SGAE y nos hace pagar el canon de no se qué no se cuantos y yo me llevo un tanto?
-¿Y si entras, y no sales?
-Nena, no seas ceniza, que he salido con vida de las dos temporadas anteriores y acabo de empezar esta tercera, nena.
-¡Por si las moscas, tía!
-Por si las moscas, por si las moscas... ¡Anda, tira padentro! Pero que no vean que llevas una fotocopia... –le dije y entramos las dos, hasta llegar al puesto de información donde un poli de unos 40 años y con 40 kilos de más, nos miraba desde que pusimos un pié en la comisaría-. Buenas noches.
-Buenas noches –dijo por cortesía y punto.
-Mire –comencé yo-. Hemos encontrado este diario que creemos que es de una asesina en serie.
-Agapita González –apuntó Gigi.
-Eso es; gracias, Gigi; pues como le decía –y le di el diario-. Creemos que es el diario de una psicópata.
-En serie –apuntó Gigi.
-Gracias, Gi-gi.
-¿Dónde lo han encontrado? –peguntó el policía del puesto de información.
-En el Epílogo-GO! De la temporada anterior –respondió Gigi.
-Discúlpela, hace poco que llegó de Londres y aún no se desenvuelve bien con el español... –y centré todo mi poder de patrullera X con aquel policía gordo que comenzaba a mosquearse con nosotras-. Mire, tenemos a una amiga que estaba en la plaza de Vásquez de Mella, cotilleando muebles tirados en un contenedor y también había libros, ¿sabe? Pues eso, que a mí que la gente tire los libros me da mucho coraje, ¿A que sí, Gigi?
-Sí, tía: te da mucho coraje -y miró al poli-. Es verdad, señor policía, le da mucho corage.
-Y entonces, vi este que me pareció como súper raro y miré algunas páginas y en fins, que la dueña de este diario o estaba loca del coño, o era una psicópata asesina mutiladora de cuerpos humanos y loca del coño –y dejé el diario sobre el mostrador de información-. Si cuando los del CSI lo revisen... y aparecen huellas, puede que salgan también las de nosotras dos, pero la otra huella, la tercera que aparezca, FIJO que es de la loca maníaca asesina en serie que lo escribió.

3 comentarios:

Frank Palacios dijo...

¡¡¡NEEENAAA!!! ¡Pues mira tú que no había pensando en eso! (y Gigi, menos, claro.)

¡Anyway, nena! Veremos qué pasa en el Capítulo 2...

PD: Da gusto volver y descubrir que te han echado de menos.
Kisses en las narices!

Hidroboy dijo...

Pues yo no te he echado de menos, porque me has tenido amargada por otras vías de comunicación durante tus vacaciones en donde coño que sea, pero que me he reído mucho con el nuevo capítulo porque la Gigi es lo más y sigo enamorada de ella hasta el tuétano.
Y que yo también hice una vez fotocopias. Habérmelo dicho que tengo una tarjeta de esas de copistería con 10 euros de crédito de hace 4 años. Que con los intereses ahora te da para fotocopiar la biblioteca de Alejandría entera ¡neeeeeeena!

Naxo dijo...

Neeeeeeena, no podía faltar a este primer capítulo!!! Así que aquí estoy, dando el toque de glamour con este comment, como si de una Keira Knightley con zapatos de superputa sobre la alfombra roja se tratara...
Ten cuidado con el policía hetero-obeso: suelen tenernos envidia por nuestras cinturitas de avispa y nuestras cazadoras de marca... No creo que sea de fiar!
Venga, ánimo con la temporada, que pinta muy bien ;)