miércoles, septiembre 14, 2005

~5~ 1ª Temporada

En el capítulo anterior…

Gigi y yo chillábamos como desquiciadas en la excéntrica y rosa habitación de Sayuri, cuando encontramos bajo su cama una muerta, un librito y ¡una PISTOLA!


La Space entró en la habitación de Sayuri al oír nuestros berridos (que chillábamos más y mejor que Dakota Fanning en La Guarra de los Mundos) y al mirar donde mirábamos nosotras, puso una cara de horror máximo, hizo algo que a mí me pareció una de esas coreografías raras de Danza Moderna y se desmayó entera. Y creedme, que ver como un pedazo de negro de dos metros, vestido como Jennifer Beals (la de Flashdance) se escoña en el suelo, es todo un espectáculo.

Gigi y yo permanecimos abrazadas mirando de hito en hito a la Space, y a lo que encontramos bajo el colchón de Sayuri: la muerta, el librito y la pistola, hasta que se me ocurrió decir…

-¡Un momento! ¡Eso no es una muerta, es un maniquí!
-¿El qué, el qué, el qué? –chilló súper nerviosa la Gigi.
-¡Abre los ojos, Gigi, y mira! ¡Es un maniquí!
-¿Seguro?
-¿Quieres abrir los ojos y mirar, so-histérica? ¡Es un maniquí!
-¡Holly Manolis! –dijo cuando los abrió y miró, señalando después los otros dos objetos-. ¡Pero eso sigue siendo una pistola, Dolly!
-Sí, y ni se te ocurra tocarla. No tenemos que dejar nuestro ADN en otro sitio que no sea las cabinas del Lether, no sea que vengan los del CSI a pasar bastoncillos de las orejas por todas partes.
-Dolly, ¡estoy súper aterrorizada! ¡En qué historia estaría metida Sayuri para tener una pistola en casa!
-No lo sé, Gigi, pero lo averiguaremos; ayuda a la Space a levantarse del suelo, que va a coger frío –le dije para que dejara de abrazarse a mí, y dejara de clavarme las uñas en la espalda, miré alrededor, vi una cajita de kleenex y cogí dos de ellos.

El maniquí, que era lo que más abultaba, estaba bajo el somier de la cama, más tieso que una mojama, sin brazos, sin piernas… ¡y sin paquete! ¡Qué horror! Además el pobre tenía una pinta de andrógino, que de no ser porque no tenía tetas, podrías quedarte con la duda si aquello pertenecía a un tío o a una tía; en el somier seguía aquel extraño librito y la pistola; con mucho cuidado (y protegida por los kleenex), cogí el librito y le eché un vistazo.

-¡Vaya! –se me escapó al mirar por encima el contenido de las páginas; Gigi ya había levantado a la Space y parecía que se estaba recuperando tras el susto-. Esto parece a un… bueno, es…
-¿Qué es?
-Es como una agenda… con nombres, direcciones ¡lugares de trabajo! Horarios… bares que frecuenta cada uno de ellos… ¡Madre mía! ¡Es como eso que hacen los estos!
-¿Qué estos?
-Coño, tía, los estos ¡LA POLICÍA!

Y las tres, porque la Space ya estaba súper despejada del guarrazo que se había dado, nos quedamos en silencio. Aunque no dijéramos nada, fijo que las tres estábamos pensando en lo mismo. ¿Saruyi era una confidente de la policía? ¿Y si era una confidente, qué coño les contaba? ¿Y para qué les contaba eso? ¿O por qué nuestra amiga “UNDERCOVER” Sayuri, tenía súper controlado a las marikas del ambiente gay, sus costumbres y folklore, como si fuera una “etnólogay”? Una etnóloga gay, ¡vamos!

No diré que no me sentí traicionada y violada en mi intimidad, cuando la conocí hace años y le abrí las puertas de mi casa, para mostrarle el maravilloso mundo de Dolly Parton, con sus películas y sus discos country, para que ahora la muy mamarracha, me saliera hecha un topo de la policía. ¿Un topo de la policía…?

-¿Sayuri era una policía infiltrada? –preguntó Gigi, y mis elucubraciones dieron un giro de 180º. ¿Y si Sayuri iba en plan Angeles de Charlie? ¿Y si era una policía, en lugar de un topo de la misma?
-Nenas, ¡esto se está complicando más que una película de Win Wenders!
-¿De quién? –preguntó Gigi.
-Una directora de cine alemán súper complicada como tú –cerré el librito y tamborileé con los dedos sobre la tapa-. Necesitamos investigar esto… necesitamos centrarnos… ¡y necesito un Frenadol!

La desaparición de Sayuri se iba complicando cada vez más, y nosotras no éramos policías, pero sí que éramos tres marikas con mucho tiempo libre para investigar qué coño estaba pasando... además de ser unas súper cotillas metomentodo.

En el ambiente gay, Sayuri era la Nº1… bien como confidente de la policía, o como policía misma, porque se conocía todos los baretos y a todo kiski que los frecuentaba, pero ahora estaba desaparecida, y la segunda en mi lista mental (pese a que mi gripe que no me dejaba pensar con claridad… aunque cuando no tengo gripe, tampoco pienso con mucha claridad, que digamos), como decía, la segunda en mi lista era La Vader… la marika más siniestra, gótica y asmática... y la guía perfecta para todos y cada uno de Los Cuartos Oscuros del ambiente gay.

La Vader sabría las respuestas, sí.
Ella nos ayudaría, aunque con eso cayéramos en El Cuarto Oscuro, porque la Vader tiene un gran poder de persuasión para arrastrarte hacia él… pero nosotras ya estábamos bien aprendidas y curadas de espanto, y además nos habíamos visto las seis películas de La Guerra de las Galaxias.
Próxima parada… la casa de la Vader.

3 comentarios:

Rafa Delgado dijo...

La Vader, eh...

Frank Palacios dijo...

La marika más mala, retorcita y asmática de toda la Galaxia... pinkpollo.

Rafa Delgado dijo...

xDD