viernes, diciembre 16, 2005

~1~ 2ª Temporada

-No puedo.
-¿Cómo que no puedes?
-De verdad que no puedo, Dolly.
-¡Pero Bruno! ¿Cómo que no puedes, con todo lo que hemos pasado?
-Dolly, seguimos en la investigación, y no puedo ¡irme una semana al campo!
-Pero yo esperaba que…
-Ya, pero me es imposible. Ahora tenemos muchísimo más trabajo que antes.
-Y yo un medio novio missing, que es pior –y me dio un beso, para cerrarme el pico o supongo que para contentarme.
-¿Por qué no vas con Gigi?
-¡Encima! Es que Gigi estaba en casa cuando me regalaron esta semana en el campo, y se emocionó más que King Kong cuando encontró a la rubia por las calles de New Pork, y encima le dije: “Gigi, no vas, porque me voy con Bruno”.
-Y se lo habrá tomado mal, claro.
-Peor que eso, se fue a su casa y me dijo que si aparecía muerta, su fantasma vendría a visitarme todas las noches, y que cada vez que pusiera un disco de Dolly Parton, ella, como fantasma, apagaría el equipo. ¡Y ahora me dices que no vas a venir conmigo?
-Dolly…
-Ya, vale. No vienes, pero por lo menos dame otro beso de esos, que me ha sabido a poco –y me lo dio, además de un achuchón de esos de oso que él puede dar, porque está súper cachas el nene.
-Cuando vuelvas, te lo compensaré –dijo mirándome con ojos golosos.
-¡Y un cuerno, nene! Si me compensas que sea ahora, no sea que salga de esta aventura descuartizada y dentro de una bolsa de basura.

Bruno sonrió, y me quitó la camiseta.


Esa tarde-noche, Bruno se quedó en casa; anda que menuda elipsis me he hecho, pasa saltar el polvazo que me echó, y que no contaré para haceros trinar de envidia; antes de irse Bruno, dejándome en la cama, porque mí Bruno va a trabajar súper temprano, volvió a darme un beso de despedida (porque no podría quedarse el viernes por la noche en casa), y me susurró.

-Te llamaré todos los días.
-Más te vale… -dije muy en plan Ultimátum a la Tierra, y se fue.

¡A ver cómo tranquilizo yo a Gigi!, que hace dos días que no me coge el teléfono, y seguro que debe estar en casa, con la puerta atrincherada como en una película de zombies por si aparece la Space, que debe estar a estas alturas en Nueva Zelanda, comiendo kiwis y vendiendo fotos del mono-rata de Sumatra.


Llamé a la puerta de su casa con los nudillos… pero no me respondió.

-Gigi, venga, nena, no te hagas la remolona. Abre la puerta, que soy Dolly –y volvía llamar… y nada-. Gigi… -me aburrí y me senté en el descansillo, antes de volver a llamar a la puerta-. Gigi, vamos, abre. Me he puesto unos pantalones súper ideales, y no sé cuándo fue la última vez que fregaron éstas escaleras.
-¡Ojalá se te manchen con una de esas manchas... que no se van ni a mano, ni a máquina! –me chilló desde el interior.
-¡Qué cerda! –protesté bien alto, y me puse a pisar con garbo el primer escalón de madera, al tiempo que decía-. ¡Oh, Dios! ¡Nos ha encontrado! ¡ES LA SPACE, GIGI! ¡Está subiendo por las escaleras… y trae un… un … ¡coño!
-¿Un coño?
-¡No, coño! ¡Un cuchillo de esos largos, como para cortar el follaje de la selva!
-¿Un machete?
-¿Un machete? Si te refieres al machete de Viernes 13, no es de ese tipo de machetes.
-¡Lo de Viernes 13 es un hacha!
-¡Lo que tú digas, nena! ¡Está subiendo las escaleras de diez en diez, como una loca sin medicar! –y zapateé más-. ¡Y viene a matarme, Gigi!

Y en ese momento se abrió la puerta, y Gigi me pilló haciendo las falsas pisadas de la Space, y torció los morros.

-Eres lo pior, tía.
-Y tú una rencorosa-osa… -dije levantándome y sacudiéndome los bolsillos traseros.
-Me ha llamado Bruno hace como una hora.
-¡Anda! Pues que sepas que yo no se lo pedí, porque estoy aquí para disculparme, y para pedirte que te vengas conmigo al campo –no respondió-. Gigi, nena, tú hubieras hecho lo mismo, ¿o no?
-Supongo… supongo que sí.
-Entonces dime, por favor, por favor, porfi… que me perdonas, y que te vendrás conmigo al campo… anda Gigi… que tú nunca has ido al campo a vivir una semana en una cabaña.
-¡Anda! ¡Y tú tampoco, wappa!
-¡Ya lo sé, petarda! Venga, dime que me perdonas y que te vendrás conmigo al campo.

Y Gigi bajó la cabeza y se cruzó de brazos.

-¡¡¡Gigi, por Dior!!!
-¡Vale! ¡Te perdono y me iré contigo al campo!
-¡¡¡Yupiii!!! –chillé y le di un abrazo-. ¡Pero no dejaré que te lleves tus camisas Lolailo!
-¡Ya empezamos!

Gigi recogió algunas cosas de su casa, cerró todo con llave, y nos pasamos primero por la comisaría, para darle la copia de mis llaves a Bruno, para que se pasara de cuando en cuando, a echarle agua y comida a la Furcia, que como se pasa todo el día durmiendo (como hacen el 100% de los hámsters), seguro que no me echa de menos, pero tú, querido lector, no dejes de darle un toque a Furcia, para que haga un poco de rueda, ¿vale?

Ya por la noche, más o menos a esta hora, teníamos preparadas nuestras bolsas de viaje, la ropa súper dobladita y la bolsita del aseo, además de la bolsita de las chuches, con mi nuevo ZEN Micro, con toda la discografía de Dolly Parton, Madonna, la Kilie Minogue, Belén Arjona (que es súper cool y súper mona), y muchísima más música, porque ¡ya me dirás!, en 6 gigas metimos de todo la Gigi y yo, y nos tomamos un descanso, y nos preparamos un ginlemon (con limón natural recién exprimido), porque nos lo merecíamos, y porque nos íbamos al día siguiente a pasar una semana en el campo, en una cabaña súper cool de la muerte.

Hacer las maletas, fue poco menos que jugar al Tetris en su fase de Nivel Experto, para que todo encajara, y tuve que meter mi cámara fotográfica Canon Power Shot A60 en la maleta de Gigi, porque a mí no me cabía en la maleta, ni un pelo del culo de una mona pakistaní; también tuve que ayudarla a hacer su maleta, porque la Gigi es muy mala haciendo bolsas de viajes… simplemente… ¡Porque nunca ha salido de viaje a ninguna parte! Y es que la historia de Gigi, aunque no lo parezca, es… súper triste. Y lo digo muy en serio, nenas. Una especie de Oliver Twist y Annie, pero sin canciones ni felicidad, ni nada de eso.

Gigi nunca conoció a su familia, porque su madre, que debería ser un chichi travieso donde los haya, le dio en adopción. ¡Sí, nenas! Lo dejó tirado en la puerta de una comisaría de policía, con una nota que decía: “No puedo arruinar mí vida, por un pequeño incidente”. Y el incidente, claro, era Gigi; así que la policía que le encontró (y que además en éste caso fue una mujer), lo llevó a un orfanato, por mucho que Gigi siga diciendo “orfelinato”, porque donde le metieron fue en un orfanato, y parece que en aquel tiempo (años 70 o así), la gente no estaba con muchas ganas de adoptar, y nadie le adoptó... nunca.

-Jo, tía, dicho por ti suena súper triste.
-Es que es triste, Gigi.
-¿Y por qué lo cuentas en tu blog?
-Pues porque tú no tienes blog, wappa, y mira que te he dicho cienes de veces que te hagas un blog.
-Pero es que no sé cómo se hace.
-¡Pues ya está! Lo cuento yo en éste y listo, ¿vale, nena?
-Vale…

Y te estarás preguntando: ¿cómo coño se ha metido Gigi en el relato? Pues porque mientras escribo, la tengo detrás, con la barbilla sobre mi hombro derecho, leyendo lo que escribo en voz alta, como si fuera el LORO de una marika pirata.

Volvamos con la Gigi’s Story.

Nadie le adoptó, y pasó por varios orfanatos y reformatorios, aunque ella nunca hizo nada malo. Pero nada, nada, porque es un pedazo de pan, y es la mejor amiga que os podáis imaginar.

-Dolly, tía.
-¡Qué, pesada! ¡Así no puedo escribir, Gigi!
-¡Pero... es que vas a hacerme llorar!
-¡Coño, pues no lo leas!, y tómate el ginlemon, o ve a la cama, que mañana tenemos que salir súper temprano a coger el bus en Plaza Castilla.

Continuemos con la Gigi’s Story, y esta vez sin interrupciones.

Cuando Gigi cumplió los 16 años, le largaron del centro donde estaba. Sí, nenas. Le pusieron de patitas en la calle, a éste pobre chico, súper “traumado” con todas esas palizas que le daban. Gracias a Dios, nadie se propasó con él. Y ya sabéis a lo que me refiero, pero sí se llevó palizas gratis, una tras otra... simplemente por ser gay… y eso que ya estábamos en los años 80, pero en fins… en este mundo hay más gentuza, que buena gente, como Gigi.

Tras sobrevivir en la calle, con trabajos sin contrato, currando como una perra aquí y allá… un buen día, va y le toca un décimo de navidad. El premio GORDO, nenas. Súper jeby, nenas. Forrada hasta arriba, y más sola que la una en éste mundo… pero pese a todo lo que había pasado, no se volvió loca ni nada por el estilo con ese saco de millones (cuando existían las pesetas), sino que por fin alquiló un piso decente, guardó todo en el banco y se puso a buscar un trabajo más decente aún. No tenía por que trabajar, claro, porque estaba súper forrada, pero ella lo hacía.

Y de ahí saltamos a los años 90, que fue cuando yo la conocí… de una forma súper divertida. Más que nada, porque en esos momentos no tenía esa puta manía que tiene ahora por las camisas lolailo; Gigi, a principios de los 90, era un jovencito súper guapetón, que nunca me dirigió la palabra, pero al que le veía en cualquier bar que yo frecuentaba, y guardando las distancias, no dejaba de observarme, como si fuera un animal de estudio (como si YO fuera su animal de estudio)… para coger apuntes y así, poder socializarse (ella) con los demás.

El día de su estreno (que ojo, ella iba de por libre), fue a poner en práctica todos los recursos que me había copiado, nada más y nada menos que con La Vader (a quien ya conocéis), pero le salió mal, y La Vader se puso súper borde con él, hasta… hasta que entré yo en acción y la rescaté.

Esa noche que hablamos y nos conocimos más (sin sexo, ojito, porque nunca lo hemos hecho la Gigi y yo), fue una de las noches más divertidas de toda mi vida. Algún día la contaré, pero ahora no… porque es súper tarde, y mañana debemos despertarnos prontito para ir a coger ese bus, que nos llevará al Valle Takami, que suena súper Zen, como mi Zen de 6 gigas.

-Tía, que va a empezar el ¿Dónde estás Corazón? Con el Jaime Cantimpalo, que está de luxe –me chilló Gigi desde el salón.
-¡Ya voy! ¡Qué nervios! ¡Y qué pena de que Bruno no venga! Saldré esta noche a la ventana, que hay una luna llena monísima de la muerte, y cantaré súper apenada el Moon River...



¡Coño! No he llamado a Arturito al vídeo club!
¡JARL!
¡¡¡Con tanta aventura... me voy a quedar en el paro, neeenaaassss!!!

6 comentarios:

lotuyonotienenombre dijo...

dolly, tú mira a ver si en el campo tienen conexión. aunque claro que sí que tendrás, porque tú serás country pero moderna.
y gigi dirá que soy idiota, y con razón, pero a mí me parece que los reformatorios tienen su morbo. culpa de genet que se los recorrió todos y guarreó un montón y luego lo contó todo, como sólo él podía hacerlo. sin elipsis dolly, sin elipsis. y qué emoción tener aventura nueva.

Frank Palacios dijo...

Lotuyo, nene, sí que tenemos conexión, porque he llamado y me han dicho que en la cabaña lobby, tienen de todo.

Los reformatorios tendrán su morbo en pelis, o en literatura erótica, pero lo que pasó Gigi, créeme, no fue nada divertido, y por eso su conducta es tan... asins, de tímida y eso. Que no está muy bien del disco duro, para que nos entendamos, nena.

Y tranquilo por el sexo, porque en esta lo habrá y sin elipsis, pero tenía que contar muchas cosas en este arranque de: La 2ª Temporada de Desperate Housegays, y no olvidemos que un blog, lo puede leer cualquiera (me refiero a menores)...

Aunque supongo que cualquier hétero menor de edad que llegue hasta aquí, al ver la portada y el título súper clarito, deducirá el contenido de este blog.

Peibols dijo...

Que emoción!
La verdad es que lo de Gigi es una pena, pero estoy con Lotuyo que tiene su aquel lo del reformatorio...
No hay uno que se llama Reformatorio bel Ami? Me han dicho que la gente allí es muy pícara.

Jaime Cantimpalo me pone el palo contento. Ea!

Aquí también he cambiado el ogo, f'jate

Hidroboy dijo...

Dolly!!!

Qué alegría ver que te vas tan pronto al campo. Yo pensaba que harías como los de la isla y hasta dentro de tres o cuatro meses no nos contarías nada, y así me darías tiempo a contar lo mío con la Piluca ¡QUE NO VEAS NENA!
Aprovecho este espacio para hacer publicidad de mi historia que, ahora mismo (y con perdón de la Gigi), es mucho más interesante que lo de tu visita al campo porque ¡nos ha vetado nenaaaa!
Me voy a contarlo a su sitio y te dejo aquí.

Por cierto, a mí Annie me da MUCHA RABIA. Pero la Gigi no, que me cae bien. Dale mi número. ¡Puta!

Frank Palacios dijo...

Es que tú estás llena de CAMBIOS, Peibols, como yo cuando me aburro, que muevo los muebles de sitio, pero ahora no, que está Gigi aquí, y el otro día casi le arranco un dedo del pié.

¡Mira que eres mala, Hidro!

Haciendo publicidad descarada de KILL PILI, ¡so-oportunista! A ver si la Piluka (en KILL PILI, no lo olviden, niños y niñas), te arrancha las cuatro plumas que te quedan y se hace con ellas un peinepachuminos, neeenaaa!!!

Hidroboy dijo...

Oye nena, eso sí que no. Toíto te lo consiento menos ponerte del lado de Piluca. ¡¡¡QUE NOS HA VETADO!!!

Aún no lo he explicado porque primero tenía que explicar la afrenta del fashion-phone (así se conocerá en los libros de historia).

Pero no voy a hablar más de mi libro, que no me parece bien. A partir de ahora no haré más publicidad de lo mío.


KILLPILI.BLOGSPOT.COM


Bueno vale, a partir de AHORA.