sábado, diciembre 24, 2005

~4~ 2ª Temporada

En el capítulo anterior…

Encerradas en el bus (y no en el de Antena 3, que olía a culo, patas sudadas y chumino Loewe), conocimos a una petarda en potencia que podría hundirnos nuestra semana de vacaciones GRATIS, en las cabañas de Takami Corp.: La Rata Gustavo, como la rebautizamos Gigi y yo, tras dos minutos de cháchara con la susodicha.

En los monitores del bus, seguían pasando el publireportaje de la Takami Corp., que ya empezaba a ser cargante, porque nosotras esperábamos ver a chulazos disfrutando de la naturaleza (leñadores, pastores, guardabosques, dos marikas culturistas follando contra un pino con las nikes puestas), y lo que vimos fueron: paisajes, animalitos, más paisajes, más animalitos, cabañas por fuera, más animalitos, una tía en bañador mojándose el chumino en un río o algo parecido, otro puto animalito corriendo por otro paisaje, cabañas por dentro, con la chuminomojado del bañador, pero ahora vestida y súper cool leyendo un libro, más paisajes con puesta de sol, un animalito durmiéndose, una luna llena, cabañas desde fuera con las luces encendidas…

-¡Qué bonito! –dijo Gigi.
-Te juro nena, que como vea un animalito cuando baje de éste bus, le voy a dar tal patada en el culo, que va salir volando sin puente aéreo a Valencia. ¡Qué estrés y cuanto bicho hay fuera de las pajarerías, no! ¿Estarán todos vacunados, supongo?
-Es el campo, Dolly.
-Sí, coño, pero ni en La Casa de la Pradera salía tanto animalito, ¡jopelines!, a mí me da que había algún inserto de animales de otros países, porque me pareció ver un koala.
-Quizá se han traído animales exóticos.
-Ya, ya, como la mona de Estallido y el Bigfoot. ¡Nena que me estoy estresando!

Y como de forma telepática… las dos bajamos la vista del monitor, levantamos nuestros culitos de los cómodos asientos y miramos en dirección de La Rata Gustavo y su extraño acompañante, pero no nos estaban mirando, porque estaban súper pendientes del vídeo promoción, con aquellos visitantes que cantaban bajo las estrellas alrededor de una hoguera. Pero el niño gordo, sí nos estaba mirando, sacando su cabecita por el lateral del asiento, y nos dijo: “Piñata”; apretamos nuestros culos y volvimos a sentarnos.

-Se me han puesto de punta, los pelillos de las tetillas –dijo Gigi.
-A mí me da que ése niño ha visto El Resplandor, unas cuantas veces… seguidas.
-En el “orfelinato”.
-Orfanato, Gigi –la corregí yo.
-En el “ORFANATO, GIGI” –dijo Gigi la muy puta y con retintín-, había un niño que se le parecía, al que todo el mundo apodaba “Manolito pelotas”.
-Un futuro futbolista o exhibicionista, supongo.
-Y un cuerno, tía, un guarro de puñetas –dijo Gigi-. Tenía a una pandilla que te agarraba y te tumbaba al suelo, y él se bajaba los pantalones, te pasaba las pelotas por la cara y se tiraba pedos en tu cara.
-¡Neeenaaa! ¡Qué asko, con el Manolito pelotas!
-¡Holaaa…! –dijo la Rata Gustavo delante de nuestras narices y nos hizo chillar histéricas.

Ni que decir tiene, que todo el autobús se volvió hacia atrás, a ver qué cuernos les pasaba ahora a esas dos taradas que estaban al fondo del bus.

-Tenemos que llevarnos súper bien, porque soy tu súper Fan Número Uno, Dolly –y miró a Gigi con asco-. De ti no soy tan fan, porque aunque eres divertida, pareces una pusilánime.

Gigi y yo no pudimos responder, porque aún estábamos shockeadas por el susto que nos había dado la hijadelagranputa, de La Rata Gustavo.

-Hay una cosa que nunca has contado en tu blog, Dolly –y me puso un puño cerrado delante de los morros, como si sostuviera o sostuviese un micrófono imaginario-, una cosa que seguro que tus fans y seguidores estarían locos por saber: ¿Eres Activa o Pasiva?
-¿Y tú eres Puta o Hija de Puta, wappa? –pregunté antes de arrearle un guantazo con la mano abierta, que la envió disparada hacia la izquierda contra la ventanilla, hizo ¡CLONG!, y rebotó hacia la derecha para espatarrarse en el pasillo.

Miramos al frente y nadie lo vio. Nadie, excepto la carita del niño gordo que surgía de uno de los asientos hacia el pasillo.

-Piñata.
-¡Piñata, tú! –le chilló Gigi, pero sin decir palabra, sólo moviendo la boca, y a mi me pareció que le salieron unos subtítulos de respuesta.
-Piñata –dijo otra vez el niño gordo, que seguro que vio los subtítulos de Gigi.

La Rata Gustavo se levantó del pasillo, y el odio le encendió la mirada como si fuera el neón de un bar de putas de carretera o la hermana freak del Antorcha, de Los 4 Fantásticos.

-No puedes hacerle ESTO a tu fan número uno –dijo entre dientes.
-¿Ah, no? Acércate medio metro más, wappa, y verás de lo que soy capaz de hacer.
-Soy tu Fan Número Uno –dijo súper reivindicativa.
-¡Que te largues, coño! –le chillé, porque ya me estaba sacando de mis Iker Casillas.

Y ahora sí, todo el mundo nos estaba mirando, aunque el niñopiñata ya nos estaba mirando desde el principio; lo jeby, es que todo el mundo me miraba a mí, y seguro que estarían pensando: “ése chaval debe estar mal de la azotea”, mientras que la trastornada Fan Número Uno que tenía, La Rata Gustavo, iba de víctima; La Rata Gustavo me sonrió con ojillos vidriosos y se estiró en toda su altura como si se fuera a poner a bailar flamenco.

-Soy tu Fan Número Uno, lo quieras o no, ne-na.
-¡Gustavo! –gritó al fondo una voz varonil, que era la del acompañante de La Rata Gustavo.

La Rata Gustavo se alisó los laterales de su cazadora, como si fuera una saltadora olímpica de trampolines antes de hacer un triple mortal, giró sobre sus tacones y regresó a su asiento con paso de modelo de pasarela. Ya sabéis, torciendo las piernas en un paso imposible, y pisando tan fuerte que dejaba impresa las suelas de sus tenis en la alfombrilla del pasillo.

-Piñata –dijo el niño.
-Gigi –le dije a Gigi-, prométeme que no te acercarás a semejante zumbada.
-¿Me tomas por una chiflada? ¡Antes soy capaz de tragarme toda las temporada de Walker en dividí! –dijo muy asustada-. ¿Quién coño ha sido el notario que ha dado los premios estos de las cabañas? ¿El director de casting de Gran Hermano 7? –y se cogió de mi brazo-. Sólo falta que esas dos viejas que parecen adorables ancianitas, lleven las cabezas de sus maridos momificados dentro del bolso.
-¿Sabes lo que te digo? Que las actividades en grupo que nos tienen previstas, la va a hacer el Takami y su tía Michico. Nosotras hemos venido a relajarnos, y eso es lo que vamos a hacer, relajarnos hasta que se nos duerman los espermatozoides de los huevos del aburrimiento.
-¡Di que sí!
-¡Qué jeby, nena! Para un premio que me gano en mi vida y… ¡No hay cobertura, neeenaaaa! –chillé al ver que no tenía ni un puntito de cobertura en mi mega cool Siemens SL 65.
-¡Anda pues es verdad! –dijo Gigi al comprobarlo en su teléfono móvil-. ¡Sin cobertura y a merced de que nos mate esa puta de La Rata Gustavo!
-Tranquilicémonos, nena, que quizá estamos en una zona de sombra.
-¿Sombra? ¿A estas horas y en campo abierto?
-Es un tecnicismo, Gigi.
-Ah, bueno, si es un tecnicismo, eso lo explica todo.
-Probaré a llamar a Bruno más tarde.
-¿Y yo a quien llamo para ver si el mío funciona? Porque no te voy a llamar a ti, que te tengo sentada al lado.
-Mira, llama a los pelochos. Por ejemplo.
-¡Ah, pues sí! A ver si me regalan los pelochos para colgar en el árbol.

El autobús ya circulaba por un paisaje campestre, que amenazaba tormenta, porque el cielo era gris, pero gris, gris. Se suponía que el complejo estaba a veinte minutos de Madrid, pero si era así, eran los veinte minutos se estaban convirtiendo en los veinte minutos más largos de mi vida, nena…

Pese a que estábamos más inquietas que un marinerito de Querelle en una casa de putas, Gigi y yo conseguimos hacernos las muertas (dormir un poquito); no sé cuanto tiempo estuvimos haciéndonos las muertas, pero lo que sí sé, es que un bache nos hizo chocarnos y nos despertó.

-¿Ya hemos llegado? -preguntó Gigi.
-¿Niebla? –dije y me froté los ojos-. ¿Eso de ahí fuera es niebla?
-Ay, tía, no me asustes… coño, sí que es niebla. Pero niebla de la de las pelis de terror, como La Niebla. No se ve un carajo, tía.

Al otro lado de la ventana, no sólo era blanco, sino que ese fantasmagórico blanco se movía, creando volutas y nubecillas, con formas raras. No eran formas como suelen tener las nubes, ya sabes de conejitos, de rascacielos, de ovnis, genarios o de Tetris y cosas así… porque tenían formas siniestras, como ojos de esqueleto o bocas con colmillos.

-¡Nena! ¡A ver si no es niebla y es humo de un incendio! ¡Vamos a morir incineradas dentro del bus!
-Es niebla –gijo Gigi y me lo confirmó cuando pasó el dedo por la ventanilla, donde el vapor creado por el calor de interior del bus se condensaba.

La niebla fantasmagórica se abrió y vimos una forma de cartel tan pegada a la ventanilla, que no tuvimos que esforzarnos para leerlo: HIGH VOLTAGE.

-¿Dónde coño nos llevan, nena? –pregunté yo a Gigi, pero bajito para no crear pánico entre los demás, aunque a mí los demás me importaban un pimiento de piquillo, de los que no pican.

El cartel estaba colgando de una valla que no podría decir si era súper alta o simplemente alta, por culpa de la niebla. Pero sí parecía, que estábamos entrando con un camino recto y muy largo, con vallas electrificadas a ambos lados.

-¿Ves eso? –dijo Gigi, y yo salí de mis pensamientos-. Hay dos, ¿lo ves?
-¿Dos qué?
-Dos rejas electrificadas, como en La Lista de “Fincher”.
-¿La lista de quién? ¡Ah coño, la de Spielberg! -miré hacia la valla y efectivamente, como a medio metro por detrás, había otra valla más-. Está claro que los japoneses éstos, lo de la seguridad lo tienen ultraseguro.

Y en ése momento, la valla que estaba detrás de la valla que estaba pegada a nuestra ventanilla, chisporroteó cuando algo se estrelló en ella, y de inmediato se prendió fuego, como en las películas de vampiros, cuando les da el sol y hacen FLUS, y se prenden en llamas al estilo valenciano. Lo que se electrificó hasta la incineración fue un pajarito, espatarrado con sus alitas en llamas a lo 4 Fantásticos.

-¿Han visto eso? –se oyó preguntar a varias voces masculinas en la parte delantera del autobús.

Al poco, pasamos por una zona metálica de varios metros, un túnel o algo así, porque en el interior del bus se hizo de noche y las luces del techo se encendieron, antes de salir otra vez a la niebla, y ya no volvimos a ver la doble valla electrificada, siniestra de narices. El autobús cogió velocidad, meciéndose como un bote y pareció bajar una pendiente.

Gigi y yo nos dimos la vuelta rápidamente, para ver por el cristal trasero aquello por donde habíamos pasado, pero la niebla aunque era muy, pero que muy espesa, y sólo pudimos ver el portón metálico de color marrón oscuro, que se cerraba de forma electrónica y al lado de este, una casetilla como de vigilancia, con un hombre por fuera que llevaba una escopeta a la espalda (no tipo carcaj de elfa puta) y un perro pastor alemán o así, que le seguía.

-Gigi –dije tras tragar en seco-. No quiero asustarte, pero: ¡¡¡VAN A HACER JABONES CON NOSOTRAS, NEEENAAA!!!

Mi grito quedó eclipsado con una espectacular fanfarria a todo volumen.

-¡Bienvenidos al Valle Takami! –dijo una voz pregrabada en varios idiomas.

Nuestros estómagos subieron hasta las cuerdas vocales, cuando el bus cogió velocidad de forma repentina al bajar una pendiente de más de noventa grados, y tanto Gigi, como yo, cagadas de la impresión, tensamos los brazos contra el asiento delantero para no salir volando por los aires, como esas muñecas horrorosas que utilizan de crash test dummies.

6 comentarios:

Peibols dijo...

Os veo muy en Parque Jurásico!
Nenaaaaaa

La rata Gustavo me parece un impertinente y el niño Piñata tiene la clave de todo, ya verás, ya...

Eso te pasa por no conformarte con los premios de la Venca, como todo Cristo Dior.

Feliz Navidad! (8ª?)

Frank Palacios dijo...

¡A mí me lo vas a decir, neeenaaa!

Además de tétrico, pasar esa semana GRATIS con esa petarda grosera de La Rata Gustavo pegada al culo, ¡es lo pior!

Y mira, si recogiera todos los COCHES que he ganado con la Venca, montaría un CONCESIONARIO!

Feliz Navidad (9ª!!!)

lotuyonotienenombre dijo...

pero el del perro estaba bueno por lo menos?? porque además tú no tienes la culpa de que bruno no fuera contigo, digo yo.
felices cosas!!

Peibols dijo...

Eres una cizañera!!!
Eres como las abuelas de Aqui no hay quien viva, Lotuyo, dejalo, que sea fiel! A no ser que tengan una relación abierta, claro.
Pero vamos, que digo yo, que la Gigi también se merece echar un casquete de vez en cuando.
Igual lleva camisas tan feas porque no f*lla...

Frank Palacios dijo...

Claro, porque unas cardan la lana, o otras nos llevamos TURRONES LA FAMA!
¡Este chico, siempre pensando EN LO ÚNICO!

Y no te creas Peibols, que la Gigi también tiene mucho éxito, entre las marikas daltónicas de "Zebiya".

Es como la Maria José (antes muerta, que en "Zebiya"), oye unas palmas y allá va que se mata a zapatear como una coneja duracell.

Frank Palacios dijo...

Tenía que preguntarlo, ¡la Boston y Ana!

¡Anda bonita, que a tí te lo voy a decir! Que una es puta, pero no una ordinaria como La Rata Gustavo.

Y esta noche...
¡¡¡El Capítulo 5!!!
ojo con las rimas, nenas)

Tened a mano los prozaks, y no pongáis más post, ¡putas!, que si no, nadie los leerá, porque se quedarán En el capítulo anterior.

¡¡¡Os aguantáis al Capítulo 5, neeenaaas!!!