domingo, diciembre 04, 2005

~32~ 1ª Temporada

En el capítulo anterior…

Descubrí que no debes darle la espalda a alguien, cuando te apunta con un arma. No nenas, no se debe hacer; estaba súper emocionada por ir por la vida en plan… salvadora de lesbis y marikas, pero ¿y a mí? ¿Quién coño me salvaba a mí?

EL MAL ABSOLUTO entró en el montacargas enorme aquel, y se dio la vuelta para apuntar hacia mí sus gafitas negras de cristal grueso, y sonrió. Sí, podría ser un adorable viejecito, de no más de un metro cincuenta, vestido en plan inglés, con una chaqueta de tweed que le quedaba holgada, y unos zapatos muy brillantes, también de color marrón. Lo único que no era marrón en él, era aquellos extraños pelos de científico loco a lo Eduard Punset, y su fino bigotillo, ambos pelirrojos. ¡Con lo que me gustaban a mí los pelirrojos! Pero no este tipod e pelirrojos, desde luego.

¡Anda que... si era cierto lo que le había dicho la Rubia a la Space, cuando la llamó hermano, y hablaban de Padre… menuda familia, neeenaaas…! Tenían de todos los colores y complementos, en aquella extraña familia de malos y villanos.

-¡Tráelo de una vez, hijo! –se refería a mí, claro, cuando metió la mano en el bolsillo de la chaqueta y sacó algo parecido a una cajetilla de tabaco negra, con un botón rojo.
-¡Muévete, Dolly!
-¿Sin música? –dije y pude volver a oír mi voz, porque ya no me tapaba la boca.
-¡A prisa, a prisa! –le increpó EL MAL ABSOLUTO.
-¿¡Qué es ese cacharrito!? –le pregunté, cuando el viejo pulsó el botón rojo y este se puso a parpadear.
-¿Esto? –dijo de forma siniestra y sonrió, desnudando una dentadura marrón, de dientes separados.

PIP… PIP… PIP… PIP…

La Space me empujó hacia el fondo del montacargas, y sin dejar de apuntarme con la pistola, cerró la puerta de madera, haciéndola bajar desde arriba, cuando una turba de lesbianas súper cabreadas, se oyeron venir chillando y corriendo, segundos antes de que pudiera verlas. ¡Estaba salvada! ¡Aunque a saber! Porque parecían súper cabreadas y podrían tomarme por una de las malas, así que me pegué más a la pared del fondo del montacargas.

-¡Atrás o disparo! –chilló la Space.

Las lesbianas seguían igual de cabreadas, e intentaban levantar la cancela de madera para meterse dentro.

PIP… PIP… PIP… PIP…

-¡¡¡Rebeca, tía!!! –grité varias veces. Vi decenas de caras de chicas, aplastadas contra la madera de la puerta, pero ninguna de ellas era la de Rebeca.
-¡Atrás, atrás! –gritó la Space y pegó dos tiros al techo, fuera del montacargas, y todas las nenas se tiraron al suelo, y dejaron de gritar súper asustadas.
-¡¡¡Llamad a la policía, que vamos a volar todas!!! –les chillé cuando la Space me arreó una bofetada a remanguillé (o sea, con la parte de los nudillos), provocando que mis labios latieran de dolor -¡Ey! ¡Eso ha dolido!

EL MAL ABSOLUTO pulsó el primer botón del panel (que no tenía ni una indicación de piso), y el motor trasteó sobre nuestras cabezas y comenzamos a elevarnos.

PIP… PIP… PIP… PIP…

-Estáis como dos putas cabras locas –les dije limpiándome la sangre del labio-. Y tú –refiriéndome a la Space-, eres una enferma… ¡y bailas como el culo!

Aquello no le hizo ninguna gracia, y amartilló el arma en mi entrecejo.

-O te callas, o termino con tu mariconeo, ¡imbécil!
-¡Sus ojos! ¡Recuerda dejar intactos sus ojos!
-¿Mis ojos? ¡Por mí, como si se los mete por el culo, vieja momia! Viste como una anacrónica, y mis ojos no le quedarán bien nunca, ABUELA!

PIP… PIP… PIP… PIP…

La Space me arreó otro guantazo con el cañón de la pistola, y caí de culos al suelo; EL MAL ABSOLUTO entonces, se quitó aquellas gafas ortopédicas, e inclinándose sobre mí, sonrió al asustarme con aquellos globos oculares que tenía. Uno más grande que el otro, y con el iris de distinto color. Uno de un marrón miel, y el otro de un azul níveo.

-¿Quién es tu padre, marika? –dije a la Space, sabiendo que me cascaría otra vez-. ¿La abuela de David Bowie o de Marilyn Manson?
-¡No! –dijo EL MAL ABSOLUTO para detener a la Space, que me iba a cascar otra vez-. No quiero que sufran las córneas.
-¡Qué detalle! ¿Y no le gusta más mi cazadora de súper puta? ¡Se modernizaría un poco, abueeelaaaa!

La Space me arreó un puntapié en las costillas y rió.

-Ríe, ríe mientras puedas, porque esas lesbianas han llamado a la policía desde hace buen rato, y cuando salgamos a la superficie, estarán esperándonos Los Hombres de Harrelson, y os van a inflar a hostias- y escupí a un lado, porque tenía sangre en la saliva. Claro que, yo como marika de pro, no sé escupir como las heteroxesualas, y se me quedó ese hilillo asqueroso colgando. ¡Qué ajko, neeenaaa!
-Donde estamos, no hay cobertura, Dolly… no hay cobertura en varios kilómetros a la redonda.
-¿¿¿Qué??? –chillé súper cabreada-. ¡Pues por las tarifas que nos cobran, le podrían haber puesto una antena repetidora en el culo de tu padre!

Entonces no fue la Space quién me pegó, sino el mismísimo MAL ABSOLUTO, con aquella mano huesuda con anillo de oro enorme, cosa, que me dolió más.

PIP… PIP… PIP… PIP…

El montacargas se detuvo de una sacudida, y EL MAL ABSOLUTO salió delante de nosotros con su cajita negra de botón rojo que no paraba de “piar”, y la Space tuvo el detalle de recogerme, tirando del cuello de mi cazadora y ponerme en pié y empujarme hacia el frente; una vez fuera, me encontraba en una nave enorme. Nada de marcianos, nenas, era una nave industrial con techo abovedado metálico súper altísimo, perfecta para abrirse y dejar salir o entrar zeppelines de la segunda guerra mundial…

EL MAL ABSOLUTO levantó la manita derecha, donde llevaba aquella cajita negra de botón rojo que piaba, y pulsó el botón; la explosión que se produjo detrás de mí, me empujó hacia delante en una oleada de aire caliente. Pude ver horrorizada durante unas milésimas de segundo, cómo una bola en llamas desaparecía por el hueco del montacargas. ¡MENUDA LOCA! ¡Había hecho saltar en pedazos el montacargas! Y abajo, estarían todas las lesbis y las marikas, si las lesbis ya las habían rescatado del encierro… y ¡¡¡GIGI!

-¡¡¡GIGI!!! –chillé en dirección del montacargas, y la Space me empujó.
-No hay tiempo para eso –dijo la Space en su papel de súper villana.
-¡Hijadelagranputa! ¡Estáis completamente desquiciadas! ¡Tú y la abuela sacacórneas esa! –y me volvió a golpear con la pistola por detrás de la cabeza-. ¡Para ya de pegarme, coño! Si me vas a matar, mátame de una vez, nena, ¡que soy alérgica al dolor!
-¡Mueve el culo!

Al volver a mirar hacia el frente, la nave industrial se me antojó más grande, debido a los vehículos, como furgonetas de reparto, donde varios tipos, cargaban cajas, arrancaban los motores y salían en ellas al exterior.

-Deshazte del engendro –dijo EL MAL ABSOLUTO, volviéndose hacia mí-. Sólo con pensar en las aberraciones que ha visto con esos ojos verdes, me dan ganas de vomitar –y después lanzó un grito, que no entendí, pero que sonaba como a “In-sen-jans”, o similar.

EL MAL ABSOLUTO, con lo esmirriado y pequeño que era, se puso a hablar a voces, dando órdenes en plan generala loca, en un idioma que no entendí. Debería tener muchísimo poder sobre aquellos hombres, porque todos acataban sus órdenes sin rechistar.

-Alto aquí –dijo la Space.
-¿Aquí, precisamente? ¿Seguro que quieres que me detenga aquí, o aquí –dije tras moverme un paso hacia la derecha.
-Está muy graciosa la niña hoy –dijo al volverme a encañonar, y bizqueé.
-Vamos a ver nena, te conozco desde hace… ¿cuanto? Como dos años, ¿no? –sostuvo mi mirada, pero no respondió, así que seguí-. Y sé que tú no eres así, Space. ¿A qué viene todo esto? ¿Quién es ese hombre y por qué estás de su parte? Lo otro ya lo sé… eso de volvernos heterosexuales vale, muy bizarro, pero hasta puedo entenderlo, pero ¿por qué?
-Retrocede un paso, Dolly.
-No, tía, si me vas a matar, hazlo ya y acabamos con la historia, ¿vale? Pero si esto se alarga un poco, o me sueltas una explicación que me convenza, como suele ocurrir al final de todas las pelis, o… o… o dejaré de hablarte –y me crucé de brazos.
-Retrocede… un… paso. No te lo repetiré.
-Vale, está bien… -y retrocedí un paso, topándome con algo duro a la espalda. Un poste, supongo, que soportaba el peso del techo.

La Space sacó un rollo de cinta de embalar, y con mucho arte, porque no dejó ni por un instante de apuntarme con la pistola, desenrolló parte y comenzó a atarme a aquella columna, poste o lo que fuera.

-Hoy terminará todo. Esta noche.
-¿Sí?, dime algo que no sepa, nena.

Mientras la Space me decía ésto, algunos de aquellos hombres que aún no se habían ido en esas furgonetas, extendían rollos de cable por el suelo que… no hay que ser demasiado lista, significaban que pretendían pirarse de allí y hacer saltar por los aires la construcción entera, conmigo dentro, y con cincuenta personas más, varios pisos bajo tierra, entre lesbianas y marikas; la Space terminó de atarme, y ni se molestó en cortar la cinta de embalar del rollo.

-Tu madre estará contenta de tener una hija como tú –dije y la Space me atravesó con la mirada. ¡Coño! Parecía que le había dado en su punto débil, y no iba a dejar escapar mi oportunidad.

9 comentarios:

Peibols dijo...

Que sinvivir!
No hay cobertura? Pues será para las de Amena (como yo) porque Movistar y Vodafoné siempre hay wherever, whenever.

De todas formas, la Space me parece una pasivorra obediente. Ajquerosa ella!

Frank Palacios dijo...

¡Neeenaaa!!! Que están a no se cuantos pisos bajo tierra!

Por cierto, que en muchos lugares de España, Amena (la nuestra), funciona muchísimo mejor que Timofónica.

Y la Space sí, es un poco rusa. Una "Espasiva", porque claro, es la mano derecha de EL MAL ABSOLUTO!

lotuyonotienenombre dijo...

y luego sigue esto con una versión de the eye en la que al mal absoluto en vez de zombis se le aparecen chulazos en bolas por las esquinas???
y lo del repetidor en el culo es muy fuerte de weno nena, pero que muy fuerte.

Frank Palacios dijo...

Neeenaaas!!!
¡Que aunque no lo parezca, ya estamos a 3 Capítulos del KONIEK!!!!

Sí, parece coña, pero las cosas llegan a su FIN, y no siempre acaban igual que las pelis de cine.

Eso es lo que diferencia la ficción de estos acontecimientos REALES, que me llevaron a esa serie de Catastróficas Desdichas... y a convertirme en una auténtica Desperate Housegays.

Lotuyo: mola eso de los zombies, pero no sé no sé, ¿superaría un megacomplot como este? Porque el listón está muy alto.

Onliyu: tranquila que te podrás ir a USA sabiendo cómo acaba la historia. Y sí, lo de sufrir se me da fatal. ¿A quién no?

Hidro: Nena! ¡Que no se te el chirli por aquí! Claro que entre tus historias con la ADSL, y tus plegarias para que te pasen cosas para-anormales (vente a pasar un finde conmigo), supongo que estarás súper liada...

Y esta tarde, el Capítulo 33... que podría titularse: "Las Muertas Hablan, pero son Cortas de Oído".

Peibols dijo...

Que fuerrrrrrrrrrte
no sé si aguantaré hasta la tarde!

Yo es que pensé que como habíais subido con el elevador explotado pues que estabais ya a un nivel normal, pero esto es más profundo que la garganta de Natalia Estrada!

Tía que internacional eres! Te leerán desde Italia, te leen desde Nueva Pork, te leeran desde los YuEsEi y te leen desde Huesconsin.
Solo te falta alguna lectora desde Cuenca y ya serás como Eurovision

Frank Palacios dijo...

¡Peibols!
No me has dicho si por fin te bajaste ese MUSICAL titulado "THE DRAGQUEENS VS THE DEVIL WORE ALIEN
SHE-QUEEN"


JARL!
¡Imprescindible en cualquier casa de petarda que se precie!

Hidroboy dijo...

nenaaaaaaaaaaaa

Ayer intenté leer tu vida pero no puedo con ella y mi internet tampoco y no me cargaba el blog. Lo leo ahora después de la paja matutina que me voy a la ducha escuchando a la Madonna. Y os estaréis preguntando ¿a mí qué?
Pues que estoy muy emocionada por que ya queda menos para que acabe tu vida... digo! tu blog (Qué de PUerto Hurraco me ha quedado eso) y soy feliz.
Pero estoy preocupado porque estás en una situación muy complicada que a ver cómo sales de esa Dolly.
¡Encuentra tu luz Dolly!

Peibols dijo...

Bajado, por supuesto.
Destaco el Let the sunshine!

Tampoco tú me has dicho si te has bajado Vainica Doble.

Aunque te informo que las Girls Aloud están ocupando mi winamp una y otra vez.

Frank Palacios dijo...

A las Vainica las tengo en CD (no la discofrafía completa, no sea que me salga un glaucoma o similar), pero tengo sus "mejores momentos".

¡Qué ideal era la Elena Santonja... y La Otra!

Y las Girls Aloud estas, van como de un poco petarderas festivaleras de Lan-Don, pero mola ese toque de Rockeras del Estradivarius (entiéndase por las tiendas de ropa Pussy-Pijas).