lunes, diciembre 19, 2005

~2~ 2ª Temporada

En el capítulo anterior…

Súper apenada porque Bruno no podía acompañarme a esa semana cabañera y GRATIS, no lo olvidemos, al final opté por llevarme a Gigi, porque también estaba sola en el world de Windows XP, he hicimos las maletas y nos hicimos las muertas (o sea, nos dormimos) viendo al Jaime Cantimpalo de ¿Dónde estás Corazón?

A las 5:30 am, que quiere decir, antes de que los gallos se pongan a cantar como energúmenos, se disparó mi despertador, con la deliciosa voz cantarina del Ángel, supongo, de ese megatema de los años 80 de Real Life, titulado Send Me An Angel (versión extendida), que es el tema que toda Desperate Housegays, debería oír por las mañanas para recordarse a sí misma, que le hace falta un ÁNGEL en su vida.

-¡Gigi, arriba! ¡Que se nos va el Bus!
-¿El bus? Pero si ya no lo echan en Antena 3 -dijo medio dormida.
-Ese bus, no, nena: ¡el bus de nuestra Semana Fantástica cabañil! ¡Mueve el culo o no llegamos!

Yo salté de la cama en el más puro estilo “Nadia Comanechi” y casi me dejo los dientes contra el cristal de la ventana. Y digo casi, porque mi nariz llegó antes al cristal.

-¡Vamos, Gigi, arriba!

5:33 am
Pasé por el teletrasportador (la ducha), y salí con los pezones en punta como un vitorino, por darme en los últimos segundos con agua helada, para terminar de despertarme, cuando entró Gigi en el baño, y ni se enteró de que yo salía medio desnuda envuelta en una toalla a lo “Puti Guoman”, hacia el dormitorio a vestirme.

5:44 am
-Neeenaaa! –le grité a Gigi mientras hacía el café Olé.
-¡Tía! ¡No me pongas nerviosa que se me mete el jabón en los ojos!
-¡En los pulmones se te va a meter, como no termines de una vez y te vistas!

5:55 am
Coño, acabo de darme cuenta que mi línea temporal transcurre de diez en diez minutos.
¡Qué jeby!

-Tenemos que acordarnos de cerrar el agua y cortar la luz –dijo Gigi bebiéndose el cola-cao.
-Sí, y también acordarnos de poner unas cuantas cajas de TNT y volar la casa, y así ya nos quedamos tranquilas de que no pase nada, porque la casa será un solar y no habrá nada de qué preocuparse -dije yo, y la miré-. ¿Pero tú estás tonta o qué? Bruno tiene las llaves y vendrá a darle de comer a Furcia.
-¡Ah, es verdad! ¡Anda qué botas más chulas!
-¿A que son ideales? Con lo que me costaron, que estuve un mes comiendo pan con mantequilla y azúcar, anda que no van a ser monas; Gigi, ¿qué pasa? ¿Aún estás dormida?
-Es que el cola-cao no me ha hecho efecto aún.
-Eso lo arreglo yo.
PLAFF!!!
-¡Dolly, tía! ¿¡Por qué me pegas!?
-Porque como lleguemos tarde y perdamos el bus, soy capaz de cortarte la cabeza y atarla al parachoques de Fernando Alonso, para que te pasee por toda Asturias y pedanías.

6:05 am
-¿Lo tienes todo? –le pregunté a Gigi, y se palpó.
-Que yo sepa sí… pero será mejor que antes de coger el metro, nos pasemos por un cajero para llevar dinero en cash.
-¡Mírala a ella!, en eso no había pensado. Porque no creo que haya 4B en el bosque ése de los Takami, y no creo que metiéndole la tarjeta de crédito por el culo a un mapache, nos dé dinero.
-Supongo que no.
-¡Aysss qué nervios, neeenaaa! –y me volví para ver mi casita antes de irme-. ¡Adiós Furcia!
-¡Adiós Furcia! –repitió Gigi mirando a mi hámster fucsia.
-Cuando venga Bruno a darte de comer, dile que le quiero mucho.
-¿Cómo se lo va a decir? Dolly, por Dior, es una hámster.
-Ya… pero mira qué carita pone y cómo nos mira –dije súper compungida-. Parece que lo entienda todo.
-Esa lo que entiende es que la has despertado al decirle adiós, y le has zarandeado la jaula, so burra.

6:15 am
-¡ESTO NO ME PUEDE PASAR A MI! –chillé yo.
-Tranquilízate, Dolly, ya verás que encontraremos un cajero con dinero –dijo Gigi.
-¿Pero es que anoche salió todo Madrid de copas? –dije de forma retórica.
-A la quinta va la vencida… -salió la Gigi, con sus refranes.
-A la quinta me tiro a la Gran Vía, ¡y que me atropelle un taxista! –dije sin un ápice de optimismo-. Como el Sabadell me diga que no tiene pelas, ¡es que me cago en el Estatut!
-Tranquilízate, Dolly, a ver si vas a meter mal la clave, y lo empeoras.
-Me da que tú aún sigues medio dormida, o no te ha hecho efecto el cola-cao.
-Estoy en ello.
-¡¡¡Sííí!!! ¡Hay dinero! -chillé-. ¡Cómo se nota que son catalanes los del Sabadell, a los que nunca le falta la pela, neeenaaa!

Saqué como 100€, por si las moscas (aunque Gigi también llevaba otros 100€), y si nos quedábamos sin pasta, ya buscaríamos a un mapache al que meterle la tarjeta de crédito por el orto, a ver qué pasaba.

6:25 am
El viaje en metro, directas a Paza Castilla desde Gran Vía, fue de lo más cool, porque había puesto el adaptador para dos auriculares en mi ZEN, para Gigi y para mí, y puse a todo meter el tema de Robert Palmer, Simply Irresistable, que nos dio como súper poderes entre todos los jovenzuelos y demás gente que iba en el metro, en plan post resaca de viernes noche.

Gigi y yo chillamos el estribillo, cuando era el estribillo, claro, y la gente nos miraba, pero tampoco se alarmaba mucho, cuando hacíamos esas fintas, cual espadachinas a lo Zorro, que se oyen en el tema, súper cool y petardísimo del Palmer… para ser un tema cantado por un heterosexual, claro, era de lo más gay. Creo que los pasajeros del metro nos vieron como si fuéramos una alucinación más, tras una noche de juerga y copas.

Y es que claro, dos tíos hechos y derechos, con cazadoras de súper putas, gorro, bufanda y guantes a juego del Springfield, y con las maletas de la señorita pepis, desentonábamos tanto como dos go-gos en la discoteca de un Hotel de Benidorm, poblada de yayos que viajan a mitad de precio con el IMSERSO.

Lo peor fue que el siguiente tema era de Erasure, A Little Respect, y claro, ya nos desmarikonamos vivas hasta los tobillos, y nos movíamos vagón arriba, vagón abajo, como si desfiláramos por la Pasarela de París (arrastrando nuestras maletas, que tenía su gracia), y la peña ya debió pensar que lo nuestro no-era-normal, y que nos dedicábamos al espectáculo, así que cuando me quité mi gorra de Springfield porque me sudaba el flequillo, algunos pasajeros nos echaron monedas de 50 céntimos y todo. Y la Gigi, flipada en country colors, y yo dando las gracias a todo el mundo, súper educada (como me enseñó mi mamá), y pensándome en montar un grupo a lo Bananarama con la Gigi.

6:58 am
-¡CAAAGARSE! ¡Qué frío nena! –chillé cuando salimos a la superficie en Plaza Castilla, porque hacía “un frío de la fregada”, expresión mexicana que oí una vez, y me hizo muchísima gracia, porque no sabía qué coño tenía que ver el frío con fregar, a no ser, que fregaras en Alaska y Fangoria. Deben ser los jalapeños que tienen trastornadas a las mexicanas.
-¿Dónde estará la caseta del Teriyaki ese? –preguntó Gigi.
-Coño, nena, aquí, en Plaza Castilla.
-¿Ya, tía, pero qué hacemos? Nos corremos toda la plaza en busca de la caseta o nos subimos a las Torres Kio y oteamos el horizonte, o nos vamos a un ciber café y la buscamos por el Google Hearth?
-Me da a mí que tú me engañas muchas veces, y te haces pasar por tonta, Gigi.
-¿Yo? ¿Qué he dicho ahora?

Mi recopilatorio ochenteno había saltado al tema de The J. Geils Band, Centerfold, que podría ser la abuela del tema de los créditos iniciales de Shrek (porque se parece mogollón) y con ese ritmillo súper hooliganesco, nos pusimos a andar cual muñecas de famosa a punto de morir congeladas, en busca de la caseta de Takami Corp., pero yo, que me creía más lista, no sólo buscaba la caseta, sino un enorme autobús con el logo de la empresa, y con más gente esperando a subirse en él.

-¡El autobús de Takami! –chilló la Gigi por encima del estribillo de Centerfold.
-¡Genial! ¡Vamos a la aventura! –grité, y cruzamos el paso de peatones hacia el bus.

No eran ni las siete y diez, y ya había gente guardando cola en la caseta de Takami Corp., con su folleto en la mano, y empezaban a subir al bus. La verdad es que éramos pocos, porque claro, era un megapremio que sólo podían disfrutarlo unos pocos, y por esa razón éramos pocos.

Junto a la caseta, donde les atendía la misma chica que me entregó mí premio, llamada Olivia, con su uniforme rosa de Takami Corp., había una pareja de chicos, de nuestra edad, y tras ellos, una madre y un hijo, que no tendría más de 6 años, ambos gorditos. En ese momento saltó mi Zen al siguiente tema de mi recopilatorio casero de los años 80’s, y Gigi me miró abriendo la boca.

-¡El FUKI-taaaaaaau! –dijo.

Bueno, era exactamente el tema Funkytown, de Lipps Inc., pero como era Gigi, se lo perdoné y seguí fijándome en nuestros compañeros de aventuras; tras la madre y el hijo, había dos viejecitas, que se parecían muchísimo, pero que no eran gemelas, así que supuse que eran hermanas o así; luego había una parejita que no dejaba de besarse para entrar en calor. Ella con pinta de pija cool y un poco Spice Girl, y él con pinta de follable al 100% y repetir la experiencia, reviviendo los mejores momentos. De escándalo, nenas, y marcaba un culo debajo de aquellos caberos, que daban ganas de comérselo como una manzana reineta ¡CRAK! Así de crujiente tenía que estar. ¡A mí hasta se me fue el frío y todo, del calentón hormonal que me dio!

Tras la parejita cool, había otra parejita, pero sin nada de cool ni por asomo. Supuse que eran del Greenpeace, porque sólo la gente del Greenpeace es capaz de vestir tan mal, y llevar aquellos pelos y barbas. Bueno, barba sólo él, pero ella tenía una melena pelirroja, ¡que seguro que no había visto el agua y el jabón en meses! ¡Claro, como hay que ahorrar agua por eso del agujero de la capa de ozono! ¡WAAAAAAARRAAAAAAAAA! Le grité mentalmente a la parejita del Greenpeace; Gigi se quitó los auriculares y me quitó el mío para susurrarme a la oreja.

-Tía, que nos toca detrás de los “jediondos”.
-Calla… a ver si llega alguien más, y dejamos que se ponga detrás de las “Marranas sin Fronteras” y después nosotras…

Pero la cola avanzó y nadie más llegó, así que muy a nuestro pesar, y temiendo que de alguna de aquellas cabelleras saltaran una horda de piojos, excitados y atraídos por la fragancia de nuestros champuses, nos tuvimos que poner tras las marranas del Greenpeace, pero dejando un metro de separación entre ellos y nosotras. Que los piojos saltarán mucho, pero de hacerlo, los veríamos a tiempo y podríamos echar a correr y salvarnos de la invasión, ¡neeenaaa!

6 comentarios:

Peibols dijo...

La que ganó el Bus era de Huesca.
Eso sí que es fuerte!

Y soys las únicas gays de todo el viaje?
Que fuerte me parece todo, maritú.

Frank Palacios dijo...

JajeJIjoJU!

Ya quisiéramos, nena, porque nuestra pesadilla estaba a punto de comenzar, ¡y nosotras sin saberlo, neeenaaa!

Y yo el BUS me negué a verlo, con imaginarme el olor a patas sudadas y a culo, sin hablar de las gomitonas, es que me ponía verde y cambiaba de canal!

Peibols dijo...

a mi me encanta que hayas empezado de cero porque así es más fácil ganar adeptos. Cuando tienes un blog desde el inicio de los anales de los tiempos es dificil que la gente te siga.

Pero tú.. tu! hasta puedes escribir un libro y haces una gira por Soria y forras, hija de la gran puta! PACA!

Y en breves deberías sacar el merchandaising de HOLLY MANOLIS y Gigi Lolailo para poner sobre el televisor

No te funde!

Hidroboy dijo...

Visca l'ESTATUUUUUT!

Frank Palacios dijo...

¡Neeenaaas! Me da a mi que alguien ha tenido una sobredosis de anuncios de Antena 3, ¡o no me lo explico!

Onliyu, dale saludos a la Boston y a la Ana de mis partes, y ponte la rebequita de macramé pal frío, que hace mucho biruji por la costa Este y Aquel.

Peibols! Lo del merchandisi, fijo que lo haré, en cuanto solucione los problemas de sonido para que mis muñecas lancen su Dollygritodeguerra, y será el furor de las ferias de pueblo.
¡Abajo los perritos piloto!

Hidro, nena, qué suerte tú con lo del bilingüismo, cosa que me recuerda a aquella vez que me tiré a un islandés, que no sé qué carajo decía, pero que lo decía con tal pasión, resultó súper exótico.

Tras las experiencia, me hice más fans de Björk. ¡Qué cosas, neeenaaa!

Anónimo dijo...

oyes, y en ese del merchandaisin tambien podrían haber unas bragas estilo cullote con las siglas DP muy grandes por la parte del chichi, no??