martes, diciembre 27, 2005

~5~ 2ª Temporada

En el capítulo anterior…

Sí, nenas, íbamos a morir… o como dirían las putas éstas que creen en el Karma: "íbamos a transformarnos ¡¡¡EN JABONES!!!", porque ya me dirás: doble valla electrificada, puerta de seguridad de entras y no sales más, chulazo de seguridad y mega perro de los que te ladran y te cagas encima del susto. ¡HORRIBLE!

-¡Nos van a convertir en jabones, Gigi!
-¡Tía, estoy demasiado asustada como para oírte! ¡Déjame gritar en paz, PLEASE!

Y berreamos histéricas de los nervios, porque nos había tocado la lotería del autobús a 160 kilómetros por hora, que se estrella contra lo primero que encuentra; gracias a Dior, no hicimos el ridículo para nada, porque todo kiski en el bus, se puso a chillar como si el mismísimo King Kong les hubiera metido el pulgar por el culo a todos ellos. ¡Un griterío de escándalo, neeenaaa!

Yo, que iba de osada, no entendía por qué aquella chica que parecía tan inocente, la Olivia de la Takami Corp., sonreía de forma tan sádica, hasta que me dio por mirar hacia atrás (osada que es una), y entre la niebla, tras nosotros, vi que no era un camino de tierra por donde iba el bus… sino… ¡¡¡unos raíles!!!

-¡¡¡GIGI, vamos en el TREN DE LA BRUJA, neeenaaa!!!
-AAAAGGGG –me dijo ella, que yo lo entendí como que estaba demasiado histérica para entenderme en aquel preciso momento.

El bus pegó un giro del carajo hacia la derecha, y después otro, y otro más, y yo miré mi ZEN, ¡que no sé dónde narices había ido a parar!, pero en el que seguro que todos los cantantes que caben en 6 gigas, se estaban gomitando los unos a los otros, mientras que la Kylie Minogue se remangaba la faldita cursi, se sujetaba el sombrerito de cucurucho con la otra mano, y saltaba de emepetrés en emepetrés en sus tacones de aguja, librándose de los gómitos.

-¡Dolly! –me chilló la Gigi con cara de aterrada perdida-. ¡Quiero que sepas, que te he puesto como heredera legítima de todas mis cosas!
-¿¿¿Y para qué coño quiero yo tus camisas lolailo??? ¡¡¡So loca!!!
-¡¡¡AAAAGGGGHHHHHH!!! –chillamos las dos a la vez, porque el bus-tren pegó otro giro inesperado.
-¡Desagradecida! –me digo cuando recobró el aliento.
-Si no tuvieras tan ¡mal gusto, neeenaaa…!

Y entonces sonó un ¡CLAK!, y el autobús deceleró (sí, nenas, deceleró, que no es lo mismo que frenar). Deceleró a lo Harry Potter, y se deslizó como si flotara en el aire hasta que llegó a donde tenía que llegar, y se detuvo, suave como una lanzadera de Star Trek.

El resto de los ganadores, tan histéricos como yo, tardaron en reaccionar cuando Olivia, súper cool ella, tomó el micrófono y dijo por megafonía:

-Acaban de disfrutar de la primera experiencia de aventura en El Valle Takami

Y se puso a aplaudirnos, como si le hicieran efecto los tripis que desayunó esa mañana, mientras en los monitores del bus, una tía súper guay vestida de exploradora, nos contaba que nuestro autobús, ¡no era un autobús normal, nooo! Porque con todo ese rollo de preservar al naturaleza y al mapache de turno que vivía por allí, se había instalado unos carriles de titanio, para que el bus, al entrar por el portón, se acoplara a un cepo-vagón, y bajáramos cuesta abajo a 230 kilómetros por hora, en plan montaña rusa... ¡¡¡Pero sin que nadie te avisara de que ibas a montarte en una montaña rusa, en una caída de 45 grados a 230 kilómetros por hora!!!

-¡VENÍAMOS A 230 KILÓMETROS, TÍA! –chilló la Gigi emocionada.
-Pues a mí no me hace puta gracia, ¡porque de la velocidad, se me han quedado las orejas en la nuca y parezco la Dori, de Buscando al Memo ése!
-¡Los chinos sí que saben divertirse, Dolly!
-Dirás los japoneses, nena… anda, mira a ver si te responden las piernas, porque yo estoy que no me sostengo.
-Si me acompañan –dijo Olivia por megafonía-, iremos primero al lobby para tomar un refrigerio, antes de ubicarles en sus cabañas.
-¡Tía, que nos van a ubicar! –dijo Gigi.
-Gigi, vale ya, que me ha dao un calambre en el pié derecho y duele horrores.
-Vale… ¿te ayudo con tus cosas?
-Pues sí, gracias…

Y la muy puta cogió su mochila y mi ZEN. ¡Anda que no es lista!

-¡Qué haría yo sin ti!, a parte de quedarme sin música, claro –me incorporé como pude, mientras todos se apeaban del bus, en aquella neblinosa mañana del Valle Takami.

Cuando salí, a parte de sentir la fría y húmeda niebla, y ver a los demás cómo se dirigían por un senderito que engullía la susodicha niebla, Gigi parecía más feliz que nunca. ¡Nos ha jodido, con mi Zen! ¡No es para menos!

-Dolly, tía, ¿a que no sabes quién soy? –me dijo, antes de salir corriendo hacia la niebla y desaparecer en ella. Se hizo como invisible la tía.
-¿Gigi? –la llamé, pero sólo vi niebla y más niebla, hasta que una forma de otro mundo, se formó y apareció la Gigi, con cara de marika de Los 4400. Una Retornada trastornada, o similar, con rictus serio, hasta que me buscó con sus ojos y sonrió.
-¿A que no sabes quién soy?
-¿La abducida TONTA que aún no ha salido en Los 4400?
-¡No, tía! -dijo entre risas-. ¡Soy la Niña de Silent Hill!
-Vamos… tira pallá, que nos vamos a perder… la niña del Silent Hill, dice…
-Se están retrasando –dijo tras de mi la voz de Olivia.
-Anda, mira qué bien, contigo quería hablar yo –le dije a ella-. Olivia, ¿verdad? –y ella asintió varias veces como esos perritos que asienten, que van pegados en la parte trasera de los coches de los horteras que no tienen perdón de Dior-. ¿Puedes decirme si tengo algo aquí? –y levanté la barbilla, para que me viera mi cuello de cisne.
-¿Qué debería ver? Porque no veo nada -dijo Olivia.
-Pues qué raro, porque mis gónadas, normalmente están aquí –y me cogí el paquete, también conocida por entrepierna-. Pero no sé por qué, han desaparecido. Ah, sí, espera. ¿Puede que desaparecieran en ese Tren de la Bruja loca en el que nos habéis metido antes? ¡¿Te parece eso normal, neeenaaaa?!
-Lo impredecible es siempre el comienzo de una aventura.
-Siempre y cuando no termines muerta en tu aventura, y mira que sólo estamos por el Capítulo 5, nena.
-Takami Corp. ha preparado varias aventuras similares, para que su estancia aquí sea la mejor que hayan tenido en cualquier parque de atracciones.
-Pero la filosofía de los japoneses estos es el relax, no matar a sus clientes de un susto a 230 kilómetros por hora.
-Tacami Corp. ha descubierto que los altos índices de adrenalina, son el regenerador más sano y natural para nuestros cuerpos.
-Qué lista –dijo Gigi y me miró-. Es que tiene respuestas para todo, ¡la tía!
-Pues mi adrenalina y triglicéridos están ideales, y no hace falta que ninguna locura japonesa los revolucione. Así que si hay más putadas como esta, mejor será que nos avises, porque la Gigi es muy de tener impresiones fuertes.
-Sí, soy impresionista –dijo Gigi.

Pero Olivia ya se había puesto a andar, y nosotras no tuvimos más remedio que seguirla a donde fuera, allí, perdida entre la niebla, hasta que se formó una niebla más gris de lo normal, como con ojos, que no era otra cosa que la cabaña Lobby central del complejo, enorme y súper cool, que parecía estar construida con troncos de verdad, no con chapas de madera cutres.

-¿Dolly, que buena pinta tiene, no? –dijo Gigi.
-La verdad es que sí. Muy glamorosa, sí, pero no nos obnubilemos, a ver si la cabaña que nos toca, va y es como de retrete de peli del Oeste.
-Pues a ti te mola mucho lo del Oeste.
-Claro, nena, pero del Oeste cool, con vaqueros y demás, no de Oeste del tercer mundo, donde sólo nieva, y los vaqueros son barbudos y feos como el culo de una mona pakistaní. Ese Oeste no mola nada, no. No es nada cool.
-Y mira que yo pensaba que todo el Oeste es igual.
-Pues no, nena. Está el Oeste cool, que es el que sale en las pelis de Dolly Parton, y el Oeste Tercermundista, que es el que sale en las películas de Clint Eastwood.
-Pues a mi me gusta Clint Eastwood.
-Y a mi las momias, y me voy a verlas al museo pagando, pero ésto es un regalo, y los regalos tienen que ser cools. ¡Anda entra ya! Que con tanta humedad se me va a dilatar el pito y me lo piso. Y devuélveme el ZEN, warra.
-¡Pero si ni me ha dado tiempo a encenderlo!
-¡Ni falta que hace, que se me gastan las pilas!
-¿Lleva pilas?
-No, batería, peor es lo mismo, una pila a la que le han dado un taconazo.
-Ah. Entonces es una pila como la de los teléfonos móviles ¿no?
-¡GIGI!
-¡Vale, me callo!

El interior de la cabaña lobby fue lo más ¡casi!, y leedlo bien, ¡CASI! Tan cool como nuestras nuevas mochilas de regalo por ser ganadoras; el interior era enorme, tipo barracón militar, pero con estilo… aunque no hubiera estado mal unos cuantos militares sin camiseta ultra vitaminados, pero no, nada de chulazos. Estábamos los que estábamos en el bus, mas tres personas del “servicio”. Sí, nenas, teníamos servicio y todo.

-Gigi, a partir de hoy llámame Escarlata.
-¿Y eso?
-¡Porque me siento más sureña que nunca!

La cogí del brazo y nos fuimos hacia donde se estaba repartiendo el refrigerio, que era tipo buffet (sí, nenas, con doble te), y alargado como un dildo de las pelis de masocas. Esas que siempre echan en el Lether.

-Gigi, nena, esto huele que alimenta… y yo trayendo comida para el viaje.
-Pues mira, para esta noche, por si nos entran ganas de picar.
-Pues sí… -dije, y me estuve muy atenta de no ponerme cerca de La Rata Gustavo, que no dejaba de mirarnos en todo momento.

Los ganadores, como nosotras, ya habían cogido sus bandejitas con algo de comida y bebida, que servía una señora oronda, pero de cara súper maternal, como la que tiene la taiwanesa que sale en mi bote de salsa de ostras, que tengo en la nevera y a la que Gigi rebautizó como "La Japi-Japa", porque se la ve muy feliz cocinando, aunque como ya he dicho, no es japa, sino taiwanesa; la cocineta (no la de la salsa de ostras, sino la de la Takami), llevaba una camisa que era un horror de narices. Como las de Agata Ruiz de la Prada, pero sin alambres ni ruedas.

-Hola –dijo ella súper agradable-. ¿Qué les apetece? –se refería a todo lo que había para hincarle el diente, claro, porque lo que había eran montones y más montones de comida.
-A mí me apetece de todo –dijo la Gigi, que es muy ella.
-Pues a mí lo que usted me diga –dije yo, súper educada-. Porque como es la cocinera, seguro que sabrá qué es lo que está más rico, y engorda menos.
-Si me dejan que les aconseje –y se inclinó sobre nosotros en plan L.A. Confidencial-. Yo comería más bien poco, no porque esté malo, no, sino porque en dos horas se va a hacer la barbacoa, en la que hay hasta carne de arce.
-¡Ves! ¿Qué te dije? ¿Qué te dije, Gigi? –y le di una palmada en el pecho-. ¡Aquí fijo que hay mapaches! –y me volví a la señora, que tenía una chapita con su nombre-. Pues mire, Jacinta, pónganos lo que usted crea conveniente, que seguro que está riquísimo.
-Piñata.
-Y pal niño una piñata –y al mirar hacia abajo me di un susto del copón, con la cara del enano, que ni os lo podéis imaginar.
-¿Qué se te ha olvidado, tesoro? –preguntó Jacinta al niñopiñata.
-Piñata –dijo él, alargando su vaso vacío de limonada.
-Es de ideas fijas –dije yo.
-Ya me he dado cuenta –dijo Jacinta.
-Piñata –repitió, cuando Jacinta rellenó su vaso vacío con más limonada, y a éste se le alargó la cara para los lados como si fuera un globo a punto de explotar-. ¡Piñataaa!
-Piñata de limón –dijo Gigi-. Pues yo también quiero Piñata.
-Piñata –se fue diciendo el niñopiñata, más feliz que un jubilado tras recorrerse arriba y abajo la calle Montera de Madrid (calle llena de lumis, para que me entiendan aquellos que no son de Madrid; de putas, coño, que parecéis perdidos).

Cogimos un poquito de aquí y otro poquito de allá, recomendaciones culinarias de Jacinta, y buscamos una mesa donde sentarnos, porque todas las mesas eran como para cuatro personas, y súper cools decoradas, estilo La Casa de la Pradera; terminamos sentándonos en la más alejada, cerca del niñopiñata y de su mamá, la señora gorda, que tenía aún cara de seguir bajando la pendiente a 230 kilómetros por hora.

-Hola –dijo auto presentándose-. Me llamo Gloria, auque mis amigas me llaman “Meri”, y éste es mi hijo Yeyo.
-Piñata -dijo el niño.
-¡Hola, Yeyo Piñata! –dijo la Gigi de lo más natural, y a mí se me fue el pan alemán por el camino viejo, claro que monté el numerito para que se dieran cuenta de que me estaba ahogando viva, y alguien me dio una palmada en la espalda, hasta que las migas marrones de pan me salieron por las narices como dos proyectiles.
-Gracias –dije… y descubrí que era el pijo, que venía con su novia la pija en el bus, y que además, visto de cerca, marcaba más paquete que de lejos. Y no era un efecto óptico de ahogamiento con pan alemán, no. Marcaba, y marcaba.

Pese a todo lo que ocurría a mí alrededor, me fijé en muchas cosas, como que:

A) La Rata Gustavo nos daba la espalda, y tenía a tiro a su acompañante, que bajo aquella luz, estaba más mono y todo y…

B) Olivia, que parecía todo simpatía, le reprochaba algo a Jacinta, la cocinera del buffete, que no conseguí oír, pero que parecía disgustar mucho a Jacinta, y que tenía que ver con algo de la camisa que llevaba puesta, en lugar de el uniforme de la Corporación que debería tener puesto.

14 comentarios:

Peibols dijo...

Pobre Jacinta, que seguro que tenía que ir de Rural-Armani!

El niñopiñata se podía morir ya porque me pone unas tripas que para que. No soporto a ese tipo de niños. La gente debería esterilizarse más! No piensan nada en los viajes al campo...

Lo Kylie me ha llegado al alma, aun se haya la lagrimilla en el borde mi ojuelo

lotuyonotienenombre dijo...

sí que da miedo la takami corp., sobre todo por la autómata de la azafata, pero yo creo que si fuera una trampa no tendrían tren de la bruja, onliyu. claro que eso onlidolly lo sabe.
y que conste que yo en exo no es en lo único que pienso... y hablando de exo, el que cae fijo es el de la rata.

Frank Palacios dijo...

Peibols, un poco JEBY, nena, el comentario del niñopiñata, puede que no sea lo que te imagines, que las apariencias engañan y aquí más. Dale tiempo a Mariano Picazzo.

Onliyu, mira, con tanto glamour, he olvidado llamar a Bruno, por lo menos para decirle que hemos llegado vivas (por los pelos), y que le intentaré ser fiel (JAjeJIjoJU).

Lotuyo, nena, tú es que debes ser algo bruja, porque yo pensaba lo mismo. Si sueltan en el Valle Takami al Jason de Viernes 13, fijo que caía la Rata Gustavo con un hachado entre los ojos, y después yo consolaría a su acompañante ¡y echaríamos un Country Dust, neeenaa!

Hidroboy dijo...

Dolly, yo quiero foto del pijo. Que a mí los pijos estos con novia me ponen mucho. Pero mucho mucho. Hay uno que viene a comprar a al tienda y que está buenorro que te cagas, pero viene con la novia y con la madre y eso me quita el morbo. ¡Pero estan todos muy buenos!

Si no te lías tú, al menos que lo haga la Gigi y que nos lo cuente.

Y qué miedo da el Takami este nena. Es como Jurassic Park y Twin Peaks... y encima metes Silent Hill. Anda nena que como te salga la Dalhia Gillespie aquella y te empiece a comer el buyuyu... ¡te vas a quedar muetta!

Frank Palacios dijo...

¡¡¡LA GITAAANAAAAAA!!!

Frank Palacios dijo...

Pauli, nena, lo de los cullots, se venderán como rosquillas, pero en VERANO, porque ahora con eso puesto, sales a la calle y la endiñas por confelación (quería decir congelación) antes de llegar a un bareto de osos que te den calor.

Empecemos con los Peluches pa Reyes.

Hidroboy dijo...

¡¡¡QUIERO UN DOLLY HOLLY MANOLIS!!!

Frank Palacios dijo...

¡Ideales!
Le aprietas la tripita o le coges la manita ¡y se ponen de parlanchinas ellas! ¡Que ríete tú de los furbies!

Peibols dijo...

yo quiero uno, admitis corticoles como forma de pago?

Anónimo dijo...

seguro que Paypal, es que aqui son muy refinados.
yo quiero el peluche Holy Manolys, asi rosa, como la vida misma.
camisetas yaaaa neeeenaaaa.

Frank Palacios dijo...

¡Sí, neeenaaa! Camisetas a lo Jack&Jones, que son como de super puta y marcas pezón que le gusta a Peibols.

Peibols dijo...

Pero solo me gustan los pezones tornado o los de galleta maría

Hidroboy dijo...

Yo conozco los galleta maría, pero no los tornado ¿me los enseñáis?

Frank Palacios dijo...

Anda que no pierde tiempo la Hidro, neeenaaa!!!

Aunque he de decirte que los pezones Tornado son más conocidos en Madrid, que la "dientes-dientes" de la Ana Belén, cantando lo de La Puerta de3 Alcalá.

http://whitetornado.blogspot.com/2005/12/este-domingo-volv-montarla-en-space-en.html